La Veracruz o la Cruz donde Jesucristo fue crucificado. La que la cristiandad consideró auténtica fue encontrada por la madre del emperador Constantino allá por el año 326. Según la Leyenda dorada de Santiago de la Vorágine, cuando la emperatriz —que entonces tenía ochenta años— llegó a Jerusalén, hizo someter a interrogatorio los judíos más sabios del país para que confesaran cuanto supieran del lugar en el que Cristo había sido crucificado. Después de conseguir esta información, la llevaron hasta el supuesto monte de la calavera (el Gólgota), donde el emperador Adriano, 200 años antes, había mandado erigir un templo dedicado a la diosa Venus. Se cree que en realidad el monte Gólgota era una antigua cantera abandonada donde un macizo rocoso, poco útil para la construcción quedó sin utilizar y constituyó posteriormente el patíbulo donde colocaban las cruces los romanos. Esta cantera estaba fuera de la muralla , pero cercana a ella.
Santa Helena ordenó derribar el templo y excavar en aquel lugar, en donde según la leyenda encontró tres cruces: la de Jesús y la de los dos ladrones. Como era imposible saber cuál de las 3 cruces era la de Jesús, la leyenda cuenta que Helena hizo traer un hombre muerto, el cual, al entrar en contacto con la cruz de Jesucristo, la Vera Cruz, resucitó.
En el año 1187, la Veracruz fue perdida tras la derrota cristiana en manos de Saladino en la batalla de Hattin, durante la tercera cruzada. Existen bastantes dudas de su autenticidad, dado que las astillas supuestamente sacadas de ésta son tan numerosas que hacen pensar que con ellas se podrían construir muchas cruces; Juan Calvino, teólogo protestante francés, fue posiblemente el primero que hizo esta especulación, diciendo que si se juntaran todas, llenarían un barco.
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