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lunes, 20 de febrero de 2012

Evangelio Dominical: “Nunca hemos visto nada igual”


Desde la encomienda de Barcelona proseguimos con el apartado dedicado a la meditación del evangelio del día del Señor de ayer 19 de febrero.

Desde Temple Barcelona deseamos que su reflexión nos sea productiva.

Unos días después, Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa.
Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siquiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra.
Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres.
Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico.
Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados".
Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior:
"¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?"
Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: "¿Qué están pensando?
¿Qué es más fácil, decir al paralítico: 'Tus pecados te son perdonados', o 'Levántate, toma tu camilla y camina'?
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados
-dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".
El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: "Nunca hemos visto nada igual". (Mc 2, 1-12)

Reflexión:

Muchas veces creemos que la ciencia y la tecnología humana son capaces de explicar todo lo que nos rodea, pudiéndonos de esa forma olvidar de la Majestuosidad de Dios. En el evangelio de San Marcos se refleja esa grandiosidad de Jesús inexplicable a los ojos de los hombres al poder sanar a personas desahuciadas.

Plegaria:

¡Señor!, muéstranos cada día tu Gracia y sánanos de la ignorancia para que nunca nos alejemos de Ti; porque Tuyo es el Reino, el poder y la Gloria, por los siglos de los siglos (Amén).

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