Nuevamente nos encontramos con un simbolismo esotérico, donde el significado principal de la estrella que se revela en la noche, es el de la luz de la esperanza en mitad de la oscuridad.
No es de extrañar que diversas culturas a lo largo de la historia de la humanidad. Veían en los sucesos astrológicos, cierta magia divina. Tampoco nos debería parecer raro, que existieran sabios que se dedicaran a investigar la relación existente entre los sucesos importantes y los movimientos celestes.
Así pues, Mateo es el único de los evangelistas que habla sobre “los reyes magos de Oriente”; y los cuales han calado profundamente en el cristianismo y mucha gente, todavía los siguen venerando como los “sabios” que supieron encontrar al Mesías, con ayuda de una estrella, pocas horas después de su alumbramiento.
Así queda recogido en Mateo 2, 9-11:
“Los sabios se fueron. Y la estrella que habían visto salir iba delante de ellos, hasta que por fin se detuvo sobre el lugar donde se hallaba el niño. Al ver la estrella, los sabios se llenaron de alegría. Luego entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre. Y arrodillándose, lo adoraron”.
Aquí la estrella no sólo simboliza la esperanza; sino que también nos sirve de guía para encontrar la verdad. En un mundo de tinieblas, ¿qué mejor que encontrar la estela luminosa que alumbre nuestro camino?
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