Desde la encomienda de Barcelona, retomamos el apartado dedicado a los símbolos cristianos. Esta vez le toca el turno a “
Deseamos os guste.
Fotografía de las inquietantes montañas de Montserrat. (Barcelona)
No es extraño que para el cristianismo la montaña sea un símbolo repetido muchísimas veces en los Evangelios. Ya que la montaña simboliza la eternidad, la constancia, la firmeza y la quietud. Es ahí, en su cima, donde está más presente la presencia de Dios. Allá el aire cambia de densidad, y eso repercute también no sólo en el cuerpo, sino en el espíritu de las personas.
Precisamente Jesús, Nuestro Señor, elegía esos lugares para que sus enseñanzas fuesen todavía más claras. Veamos algunos ejemplos:
“Jesús tomó aparte a Pedro y a los hermanos Santiago y Juan y los llevó a un monte alto. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Su rostro resplandecía como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz. En esto, los discípulos vieron a Moisés y a Elías conversando con Él.” (Mateo, 17, 1-3)
“Los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado” (Mateo 28,16)
No deja de ser fascinante cómo las personas buscamos acceder a la montaña, bien sea para pasear por ella haciendo senderismo, para poderlas escalar coronando sus cimas o para buscar el silencio y la tranquilidad que se respira en lo más alto.
¿Qué esconde la montaña que tanto nos atrae? Os invitamos a sentir esa fascinante experiencia si todavía no lo habéis hecho.
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