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miércoles, 3 de noviembre de 2010

Misa Templaria


Desde la encomienda de Barcelona, queremos agradecer la asistencia de todos los hermanos llegados desde diferentes puntos de España a la misa templaria que se celebró el pasado domingo 31 de octubre en la capilla templaria de Barcelona en memoria de todos los hermanos caídos.

También queremos mostrar a la Compañía de Jesús, nuestro agradecimiento por su cálida acogida y haber oficiado la misa a una hora no habitual. Desde aquí nuestras felicitaciones.

Allí reunidos al mediodía, entre familiares y amigos nos encontrábamos envueltos en esa misma capilla que nuestros hermanos mayores construyeron y dedicaron a Ntra. Stma. Virgen María, allá por el año 1246.

A pesar de la mentira, la falsedad y de toda la manipulación que sufrió nuestra estimada Orden a lo largo de los siglos. El tiempo no ha olvidado esa horrible injusticia que sufrió el Temple; y así hoy día, tanto laicos como religiosos, hablamos y reconocemos abiertamente sobre esa bochornosa conspiración hacia los templarios.

¿Qué mejor que en una capilla templaria para honrar a los nuestros? En ese humilde recinto que perteneció al Palacio del Temple de Barcelona, con sus sólidos muros de piedra, cimentados en la esperanza y servidumbre hacia la Reina de los Cielos, Madre de toda esperanza tanto llegada como por llegar, que nuestros hermanos mayores de Barcelona supieron representar en el siglo XIII.

Se da la circunstancia que trece fuimos los caballeros que con sus mantos blancos nos dimos presencia en aquel hermoso lugar que el destino ha querido que sea la Compañía de Jesús la que hoy se encargue de que ese legado tanto cultural, religioso como histórico perdure por siempre. Como también curiosamente un día trece de octubre, los templarios franceses fueron arrestados bajo falsas acusaciones.

Me gustaría acabar recordando que en aquel lugar oraron nuestros hermanos mayores y que en sus paredes se puede notar el eco de sus voces, un triste lamento que merece ser escuchado, honrado y respetado por todos nosotros por los siglos de los siglos.

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