Desde la encomienda de Barcelona, continuamos nuevamente sobre la visión que nos ofrece la historiadora y especialista en
Para ello hemos seleccionado un texto de su libro “The knights Templar”, donde de manera sencilla y agradable, nos facilita una serie de datos importantes para poder seguir la estela de los pobres caballeros de Cristo.
Desde Temple Barcelona, deseamos que su contenido lo encontréis fascinante.
Después de que las fuerzas de la primera cruzada conquistaran la ciudad de Jerusalén el viernes, 16 de julio de 1099, y derrotaran a las tropas de refuerzo egipcias que llegaron demasiado tarde para evitar la caída de la ciudad, la mayoría de los cruzados regresó a Europa, llevando con ellos historias de privaciones y peligros, milagros y victorias; hubo quien llevó consigo reliquias santas adquiridas en los viajes, aunque fueron pocos los que obtuvieron alguna riqueza. En el territorio recién conquistado sólo tuvieron alguna riqueza. En el territorio recién conquistado sólo quedó una pequeña parte del ejército, no suficiente para dominar la región. El clérigo Foucher de Chartres, en su calidad de miembro de la primera generación de colonos, escribió que en 1100 únicamente quedaron trescientos caballeros y trescientos soldados de a pie en las proximidades de Jerusalén. Era demasiado poco para proteger el país.
Los cruzados consideraban sus conquistas una parte de
Como ciudad en la que Cristo había debatido en el Templo y en la que había predicado, había sido condenado a muerte y había resucitado entre los muertos, Jerusalén era también centro de peregrinación de los cristianos. En 326 la emperatriz Elena, madre de Constantino el Grande (emperador único entre 324 y 337), llegó a Jerusalén en peregrinación y descubrió los restos de la “Vera Cruz”. El Imperio Romano estaba gobernado por aquel entonces por una dinastía cristiana, después de que Constantino se hubiera convertido en 312. En Jerusalén fueron erigidos impresionantes santuarios cristianos en los lugares significativos de la pasión, muerte, sepultura y resurrección de Cristo, con una gran rotonda, la anastasis, en el emplazamiento de la supuesta tumba vacía, la iglesia del Santo Sepulcro. Estos lugares estaban emplazados en sus orígenes fuera de la ciudad antigua, pero, tras la revuelta de los judíos contra Roma en 66 d.C., Jerusalén fue destruida en 70 d.C. por los conquistadores romanos. Cuando fue reconstruida, esos lugres formaron el núcleo de la nueva ciudad. Los peregrinos cristianos viajaban a Jerusalén para visitar los Santos Lugares o para asentarse allí de forma permanente. Eso fue relativamente fácil mientras Jerusalén siguió formando parte del Imperio Romano. […]
[…] Cuando el califa musulmán Omar I ibn al-Khattab (634-644) llegó a Jerusalén en 638, quedó asombrado por el estado que presentaba el Monte del Templo. Para los musulmanes, es el emplazamiento desde el cual el profeta Mahoma ascendió a los cielos en su “viaje nocturno”, y constituye el tercer lugar más sagrado del mundo después de La Meca y Medina en Arabia. Se procedió a su limpieza, y entre 688 y 692 el décimo califa, ‘Abd al-Malik ibn Maruan, construyó
Los cristianos continuaron peregrinando a Jerusalén durante el dominio de los musulmanes, cuyos caudillos, en su mayoría, siguiendo las instrucciones del profeta, no tenían ningún inconveniente de su raza y credo. Pero surgieron algunos problemas: en 1009 el califa al-Hakim Bi-amr Allah (996-1021) destruyó la iglesia del Santo Sepulcro y persiguió a los no musulmanes. El centro de culto fue reconstruido, y las peregrinaciones siguieron durante todo el siglo XI, pero el viaje a Oriente resultaba cada vez más difícil debido al avance hacia Occidente desde Asia central de los turcos selyúcidas. Hasta entonces buena parte del viaje a Jerusalén podía realizarse por tierra sin abandonar territorio cristiano, pero tras las derrotas sufridas por el Imperio bizantino a manos de los turcos selyúcidas, los peregrinos se verían obligados a recorrer territorios fronterizos. Se hizo indispensable viajar con armas. Ese tipo de problemas fue uno de los factores que impulsaron en 1095 al papa Urbano II a hacer un llamamiento a los soldados europeos de Occidente, lo que daría lugar a la primera cruzada.
Los cruzados reclamaban Jerusalén para
No hay comentarios:
Publicar un comentario