Desde la encomienda de Barcelona, queremos compartir con todos vosotros una noticia del Servicio de Información del Vaticano que nos llegó el pasado lunes 24 de octubre. En ella podemos ver como
Desde Temple Barcelona os seguiremos informando sobre este asunto después de la cumbre del G-20 que está prevista para los días 3 y 4 de noviembre, mientras deseamos que estas líneas os aporten luz.
CIUDAD DEL VATICANO, 24 OCT 2011 (VIS).-Esta mañana, en
El Cardenal Turkson se refirió a la sexta reunión de los Jefes de Gobierno del G-20 que se celebrará los días 3 y 4 de noviembre en Cannes (Francia) para abordar cuestiones relativas a la economía y la financia mundial. "El Santo Padre y
El obispo Toso explicó que la nota del Pontifico Consejo "quiere proponer una reflexión sobre los posibles caminos a recorrer -en línea con el más reciente magisterio social de los pontífices- para alcanzar políticas e instituciones financieras y monetarias eficaces y representativas a nivel mundial, y orientadas a un desarrollo auténticamente humano de todas las personas y pueblos".
Al afrontar la cuestión de la actual crisis del sistema monetario y financiero,
El prelado aseguró que es necesario superar esas ideologías mediante un "nuevo humanismo global, abierto a la trascendencia, (...) una ética de la fraternidad y la solidaridad, así como la subordinación de la economía y la finanza a la política, responsable del bien común".
En cuando a las vías de solución, el Pontificio Consejo propone, retomando el magisterio social de los pontífices, especialmente de Juan XXIII y Benedicto XVI, "que la globalización sea gobernada mediante la constitución de una autoridad pública de competencia universal". Sugiere también reformar las actuales instituciones internacionales, que "deben ser expresión de un acuerdo libre y compartido entre los pueblos; más representativas; más participativas; más legitimadas (...) Deben ser 'súper-partes', al servicio del bien común de todos, capaces de ofrecer una guía eficaz y, al mismo tiempo, de permitir que cada país exprese y persiga el propio bien común, según el principio de subsidiariedad, en el contexto del bien común mundial. Solo así las instituciones internacionales conseguirán favorecer la existencia de sistemas monetarios y financieros eficientes y eficaces, o sea, mercados libres y estables, disciplinados por un adecuado cuadro jurídico, dirigidos al desarrollo sostenible y al progreso social de todos".
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Para que todo ello sea posible, es preciso recuperar "el primado de lo espiritual y de la ética y, con ello, el de la política, responsable del bien común".
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