Desde la encomienda de Barcelona, volvemos a anunciaros el último capítulo dedicado a esclarecer los mitos que se han ido instalando en nuestra sociedad acerca de los caballeros templarios.
Por ello hemos seleccionado un nuevo texto de la historiadora mrs. Helen Nicholson de su libro “The Knights Templar” que sin duda ayudarán a desmitificar algunas hipótesis.
Desde Temple Barcelona os agradecemos vuestra atención prestada.
Hammer relacionó el mito de los templarios con la leyenda del Santo Grial, sosteniendo que ésta representaba los misterios del gnosticismo. El hecho de que Wolfram von Eschenbach introdujera a los “templarios” en su retado del Grial llevó a Von Hammer y sus seguidores a creer que los caballeros del Temple (que no entendían lo que eran) debían de estar profundamente vinculados con la leyenda del Grial (que tampoco entendían muy bien lo que era). Los templarios aparecen citados por su nombre únicamente en la versión de Wolfram von Eschenbach y sus secuelas, pero su ausencia en otras obras no hizo sino incitar en los estudiosos el deseo de encontrar supuestas influencias ocultas del Temple en toda la saga del Santo Grial. En 1888, Alfred Nutt sugirió que la presencia de la cabeza cortada en el Peredur galés, que algunos especialistas consideraban la versión más próxima al relato original, implicaba la existencia de una relación entre el Grial y los templarios. La cabeza del Grial, sostenía el autor, debía de ser la famosa “cabeza de los templarios”, el ídolo que los hermanos eran acusados de adorar. (Nótese que Nutt no conocía la diferencia entre veneración, que es la acusación de la que fueron objeto los hermanos, y adoración). Ponía asimismo en relación la cabeza del Grial con la cabeza de san Juan Bautista, pero curiosamente no incluía también en su teoría al Hospital de San Juan. Quizá lo disuadiera el hecho de que
La gran especialista en literatura Jessie Weston, de comienzos del siglo XIX, creía que la relación entre las leyendas del Grial y los templarios estaba indudablemente probada, pero no sabía con seguridad cuál era en realidad. Su obra provocó una gran irritación en otros especialistas en la literatura artúrica, especialmente en John Douglas Bruce, pero carecían de suficientes conocimientos acerca de los templarios y el contexto histórico de la leyenda del Grial para refutarla. Las teorías de Jessie Weston siguen siendo muy populares en la actualidad y su obra ha sido reeditada con frecuencia; no obstante, en realidad estaba equivocada en todo lo que se refiere a los templarios y al Grial. […]
[…]
El símbolo de la cruz roja sobre el escudo blanco, que aparece a menudo en los relatos del Grial, era en
[…] Recientemente, el supuesto conocimiento secreto de los templarios se ha asociado con
Los autores han pasado por alto el hecho de que la “cabeza de los templarios” que la orden tenía en su cuartel general era en realidad la cabeza de santa Eufemia, y que el pañero de la orden declaró específicamente que así era: “Nunca ha conocido ni conoce ídolos o cabezas de ídolos en la dicha orden; pero dijo que en la orden está la cabeza de santa Eufemia”.
Los “descubrimientos” modernos acerca de los templarios son en realidad una modalidad de literatura fantástica, con menos fundamento en acontecimientos históricos reales que la mayoría de las novelas históricas. A diferencia de los novelistas del siglo XIX, como Walter Scott y George Macdonald, los creadores de estos mitos modernos afirman que sus obras son verdadera historia y que se basan en una investigación histórica exhaustiva. En este sentido, sus obras se parecen a los relatos y poemas épicos medievales, cuyos autores afirman basarse en manuscritos latinos o incluso griegos encontrados en las bibliotecas de los monasterios, cuando en realidad se lo habían inventado todo. Pero mientras que los especialistas en literatura opinan en general que la sociedad medieval era consciente de que esos relatos y epopeyas eran en realidad invenciones, muchos lectores actuales creen que la moderna literatura fantástica acerca de los templarios es verdad.
Un fruto de esa moderna literatura fantástica acerca de los templarios son los juegos de ordenador en los que aparecen los caballeros del Temple luchando contra el mal o como portadores de conocimientos esotéricos. Para esos juegos, como para las novelas de Alejandro Dumas padre (muerto en 1870), la historia es una percha muy útil en la que colgar una buena idea.
Los templarios han servido también de inspiración para muchos otros productos modernos. Allí donde existiera una encomienda del Temple, la palabra “templario” puede utilizarse para vender cualquier producto local, desde un queso hasta un vino. Esta insistencia en los productos gastronómicos resulta curiosa en una orden que nunca se destacó por su excesiva afición a la comida y la bebida.
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