Desde la encomienda de Barcelona, queremos compartir con todos nuestros lectores, la noticia destacada este fin de semana en la provincia de Barcelona: La beatificación de un sacerdote barcelonés, Josep Samsó i Elias.
El día 19 de julio de 1936, (dos días después del levantamiento militar por parte del bando nacional) a las tres de la mañana, unos policías del régimen republicano, registraron la rectoría de Santa María con la escusa de buscar armas, a lo cual el sacerdote no se opuso.
Aunque no encontraron armas, lo detuvieron el 30 de julio, y lo encarcelaron en la prisión de Mataró. Allí, permaneció un mes. El 1 de septiembre de 1936, lo llevaron hasta el cementerio donde fue fusilado por un pelotón de ejecución.
El sacerdote Josep Samsó, antes de ser ejecutado les dijo: “Yo no soy un criminal, quiero morir mirando de cara a Mataró y a las Santas que tanto he amado”. Acto seguido extendió ambos brazos hacia los lados, en forma de cruz, antes de que las balas atravesasen su cuerpo.
Hoy, la Iglesia, no sólo reconoce la trayectoria de este valeroso hombre de Cristo, sino que también ha querido beatificarle en el lugar donde tantas buenas obras realizó para sus vecinos. Paradójicamente, la defensa del evangelio de la vida y del amor, le acabó costando la muerte.
El siguiente texto lo hemos extraído del diario La Razón. Esperamos sea de vuestro agrado.
Diario La Razón 23/01/2010
La basílica de Santa María de Mataró (Barcelona) se quedó pequeña ayer para acoger la ceremonia de beatificación del doctor y sacerdote Josep Samsó (1887–1936). Más de 2.000 personas asistieron al acto, oficiado por el arzobispo de la archidiócesis de Barcelona, Lluís Martínez Sistach. Una pantalla gigante situada en la puerta de la iglesia permitió seguir la beatificación en directo. Quedaron pocas sillas vacías.
Además de Martínez Sistach, encabezó la ceremonia el prefecto de la Congregación por la Causa de los Santos, y enviado por orden del Papa desde el Vaticano, el cardenal Angelo Amato. Sobre Samsó, destacó que «no lo mataron porque se hubiera manchado de delitos, sino sencillamente porque era sacerdote, porque creía en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque rezaba, porque proclamaba el Evangelio de Jesús, porque enseñaba la bondad y la verdad al pueblo de Dios, sobre todo a los jóvenes».
«Caridad y santificación»
Amato añadió que «a los sacerdotes y a los rectores, comprometidos con el apostolado, el beato mártir Josep Samsó les demuestra que al menosprecio se le responde con la caridad, a la ingratitud con la misericordia, a las ofensas con el perdón, a la desesperación con la esperanza, a la descristianización de la sociedad con la propia santificación».
La del doctor Samsó fue la primera ceremonia de beatificación realizada en Cataluña desde el siglo XII. De esta manera, recordó Amato, «con Benedicto XVI se recupera la vieja práctica de beatificar en el mismo lugar relacionado con el homenajeado, y no en Roma, como sucedía en los últimos años».
Josep Samsó i Elias es ahora beato, pero no santo. Ésta última figura tiene un culto, dentro de la Iglesia Católica, ilimitado, mientras que un beato lo tiene limitado a una zona geográfica y eclesiástica dentro de los límites de un orden o congregación».
El acto duró una hora y media y uno de los máximos protagonistas fue el cardenal arzobispo de Martínez Sistach. En su homilía, agradeció al Papa Benedicto XVI que «haya acogido su petición de poder celebrar esta beatificación en el marco del milenario de la parroquia de Santa Maria». «Es una gracia de Dios que la beatificación del doctor Samsó coincida con este año sacerdotal que estamos celebrando por indicación del Papa, y que quiere contribuir a que los sacerdotes puedan vivir con mayor intensidad el don del sacerdocio y el ministerio presbiteral»,añadió.
«Testigos de la fe»
Según Martínez Sistach, los santos y los beatos son los mejores testigos de la fe y, a la vez, son unos grandes benefactores de la humanidad. Nuestro beato Josep Samsó ofrece una aportación muy positiva y muy necesaria para que nuestra sociedad avance por caminos de perdón y reconciliación».
Al acto asistieron, entre otras autoridades, el presidente de la Generalitat, José Montilla, el ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que acudió junto a su esposa Marta Ferrusola, el diputado del PP y vicepresidente tercero del Congreso de los Diputados, Jorge Fernández Díaz, la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez–Camacho, y el alcalde de Mataró, Joan Antoni Baron.
La ceremonia levantó fuertes emociones entre el público, especialmente en la gente de más edad, que aún recuerdan la trayectoria de la figura del doctor beatificado.
«Era un mártir del municipio»
En Mataró, los más viejos del lugar recuerdan con gran emoción la persona del doctor Josep Samsó i Elias. Es aún muy querido entre los feligreses, que le consideran un mártir. Samsó nació en otra población, Castellbisbal, pero fue rector de la parroquia de Mataró y se le relaciona con este municipio. El doctor y sacerdote murió a los 49 años, justo al inicio de la Guerra Civil, en 1936. Fue fusilado por un pelotón anarquista, durante la persecución que sufrió la Iglesia en esos años. Anteriormente, había sido encarcelado. Samsó fue sacerdote y arcipreste de la basílica de Santa Maria de Mataró, y fue coherente hasta el final: quiso abrazar a los que lo fusilaron.
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