Desde la encomienda de Barcelona hemos querido recuperar esta historia que la podríamos catalogar como “Una experiencia increíblemente maravillosa”. Lo hacemos porque estos días atrás se le ha dado muchísima importancia -por no decir publicitado- a la decisión de un pastor protestante con escasos feligreses, que contaminado por el Maligno, decidió obrar como un hombre errado.
La siguiente historia que a continuación reproducimos de la página forumlibertas, nos aclara cómo Jesús actúa en las personas y como éstas cuando sienten no sólo su llamada, sino también su presencia, no dudan en ponerse en sus manos.
El buen cristiano es aquel que no cuestiona el Poder del Padre y el de su Hijo, y no sólo eso, sino que trabaja por el bien de la humanidad. Estoy convencido de que si todos los que nos llamamos cristianos, trabajásemos constantemente bajo ese puro y noble ideal que nos legó Jesucristo, el resto de confesiones religiosas, más tarde o más temprano, acabarían convirtiéndose a la verdadera fe.
Este texto es sin duda un buen ejemplo del tema que estamos tratando. Deseamos que su lectura os haga reflexionar tanto como a nosotros.
De lama reencarnado a seminarista: testimonio de un budista español
Nací en una familia católica pero no practicante. A los 5 años me apuntaron a hacer artes marciales. Cuanto tenía 7 años, sin saber nada del budismo, me sentaba y meditaba al estilo budista, por las noches, sin que me viesen mis padres. Me salía como una cosa muy natural. Una noche hice ruido. Mi madre se percató y me vio sentado en la postura del loto. Yo estaba recitando una oración, el sutra del corazón. Mi madre se asustó; ¡incluso pensaron en llevarme a un psicólogo!
Cuando yo tenía 8 años llegó a casa un lama tibetano. Nos dijo que había tenido unos sueños o visiones y que pensaba que quizá yo era la reencarnación de un lama tibetano. Mis padres no sabían casi nada del budismo, sólo conocían algo que habían leído en los libros de Lobsang Rampa. Sabían que era una religión limpia, no una religión oscura. El lama les inspiró confianza y decidieron darme una formación paralela.
Por las mañanas yo iba al colegio como un niño normal, a los salesianos. Por las tardes, tenía clase con dos tutores budistas tibetanos que vinieron a España, de la tradición Nygma-Pa. Completaba mi formación con artes marciales. Mi educación estaba orientada clarísimamente a ser lama, es decir, maestro, y no un simple monje. Incluía meditación y enseñanzas budistas. He de precisar que mi maestro de artes marciales no era budista, sino sacerdote taoísta. Para mí fue como un tutor, un segundo padre (después de mis padres, claro). Con él practicaba tai-chi, kung-fu, aikido. Me enseñó un taoísmo filosófico, pero no como religión, porque mi religión era la budista.
Durante todo esto, mis padres sólo pidieron discreción. Mi caso fue por eso muy diferente al de Osel Torres, el niño-lama de Granada que salía en todos los medios de comunicación. Nadie en mi colegio conocía mi formación budista.
Lama a los 15 años
Fui nombrado lama oficialmente con 15 años. Para mis maestros, yo era la reencarnación de Tan-ñon-Gon-Chen-Tulku-Rimpoché, un lama ermitaño tibetano del siglo IV d.C. Ese lama estaba especializado en sanaciones espirituales, en las enseñanza más chamánicas del budismo. Se considera que cuando un lama vuelve a nacer, va a seguir desarrollando las mismas actividades que en su otra vida. Por eso se le da una educación y unas responsabilidades superiores a las que por edad corresponderían. El budismo mantiene un registro bastante estricto de la sucesión de lama a lama desde hace siglos, sus funciones, enseñanzas... Por eso yo atendía muchos casos de dolencias espirituales, me traían enfermos, hacía rituales de sanación.
A los 21 años, vivía en Barcelona. Llegó un matrimonio hindú, de
Por lo general, en los casos de dolencia espiritual grave, yo siempre pedía varios informes: uno médico, otro neurológico y otro psiquiátrico. Ellos estaban tan desesperados que habían venido de
13 horas de ritual... y algo asombroso
Llevábamos ya 13 horas de ritual y no conseguía nada. La niña se agitaba con fuerza sobrehumana, hablaba mezclando idiomas, se ponía en trance... Yo no conseguía ninguna mejora. Y entonces la madre, que no sabía español, dijo en castellano: "En el nombre de Jesús libera a mi hija". Y en ese momento la madre y la hija cayeron inconscientes. Cuando se despertaron la niña estaba curada y la madre no recordaba haber dicho nada.
Aquello me impactó. Para mí, Jesús sólo había sido un hombre sabio que ayudaba a la gente. Yo nunca había reflexionado sobre Jesús. Lo conocía sobre todo por la asignatura de religión con los salesianos, pero para mí lo que me habían contado de Jesús era sólo como un cuento.
Salí a pasear, a reflexionar sobre lo que había pasado. Me encontré un mendigo, que me hizo señas para que me acercase. Yo iba vestido de monje, con la túnica azafrán y la cabeza rapada. Supuse que mi aspecto le había hecho gracia y querría decirme algo. Pero él sacó un libro y me dijo: "ábrelo". Era
Buscando la voluntad de Dios
Mi maestro budista me dejó marchar. Dijo que siguiera mi corazón. El budismo enseña que la mente a menudo es tramposa, pero el corazón no miente. Dijo que si Jesús estaba en mi corazón, que lo siguiera. Ellos pensaban -y siguen pensando- que volveré al budismo.
Así que volví "al mundo". Incluso estuve saliendo con algunas chicas y me saqué una novia un tiempo. Visité a los capuchinos, que me enseñaron el cristianismo. Me hice terciario capuchino, su rama laica. Pero me parecía que Dios me pedía más.
Me dediqué a conocer las órdenes monásticas, los movimientos católicos, y también los ambientes protestantes, ortodoxos, el islam sufí... Buscaba entender lo que Dios me pedía.
Hice los Ejercicios Espirituales de los jesuitas. Ellos me recomendaron ir de voluntario una temporada con los enfermos del Cottolengo. Estuve en el Cottolengo unos 20 días, y en los enfermos Cristo se me mostró.
Un sacerdote egipcio, copto católico, misionero, me contó su experiencia de vida, como sacerdote y misionero. Al oírle hablar, me parecía ver el camino recto de Jesús abierto...
Me hablaron de un seminario que parecía serio. Un médico amigo mío, diácono permanente, me preparó una cita con el obispo. Hablé con él después de la misa, y vimos que Cristo me había tocado. ¿Mi vocación es diocesana o monástica? No lo sé, pero en el seminario, en silencio y estudio se irá descubriendo.
Impactado por Dios Padre y el coraje de Cristo
De Jesús me impactó su Dios, el Padre que nos quiere, que nos ha creado a su imagen y semejanza. También me impresiona el testimonio de Jesús, su coraje de morir por nosotros. Es impresionante cómo lucha con todos en contra. Hay muchos maestros espirituales, pero sólo Él ha muerto por los hombres. Me impresiona
Después de mucha reflexión pienso que Dios es como la cima de una montaña. Cima solo hay una. Caminos hay muchos. Ojo, unos son de piedra, otros de fango, no son todos iguales. Pero hay un camino recto, el de Cristo.
Sin renunciar a lo bueno
Del budismo mantengo cosas valiosas. La disciplina del budismo, la práctica de la meditación, es muy valiosa. El adiestramiento de la mente, el cuerpo y del espíritu. La ascética es un esfuerzo del hombre, un método, no está mal. Pero la mística es la acción del Espíritu, Dios que actúa y te rompe hasta el método.
Mantengo mi disciplina de meditación en la oración privada. Meditación entendida como lectura y reflexión de
El voto de pobreza y el de castidad no me resultan difíciles. El de obediencia, el concepto de jerarquía, son cosas que me resultan más novedosas. En ello estamos.
(La historia de Juan apareció en un formato resumido por razones de espacio en el diario
Interesante! Saludos
ResponderEliminarEs lo que hace Cristo y el Espiritu Santo en los corazones, pero como consejo, siempre guiate por la palabra de Dios, que es la biblia, las religiones se equivocan a menudo porque ven lo suyo propio, pero lo unico que nos guia en el camino que es Cristo, es su palabra y el Espiritu que arde en nuestro interior.
ResponderEliminarCuidate, muchas bendiciones.