Como no podía ser de otra forma, ayer 24 de junio celebramos el día de
san Juan Bautista, por tanto los versículos del evangelista Lucas hablan de él.
Desde Temple Barcelona, os pedimos que reflexionéis y meditéis sobre el
mismo.
Representación de Isabel, Zacarías y su hijo
Juan.
“Cuando llegó el tiempo en que Isabel
debía ser madre, dio a luz un hijo.
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".
Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel”. (Lc 1,57-66; 80)
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".
Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel”. (Lc 1,57-66; 80)
Reflexión:
Tanto
Isabel como Zacarías se pusieron de acuerdo con que su hijo, ante todo
pronóstico, se llamase Juan. Esto aparentemente nos puede parecer en los
tiempos actuales un hecho normal. Pero debemos darnos cuenta, que por aquel
entonces en Judea, se hacía casi inevitable que los primogénitos, se llamasen
de igual forma que sus padres. Pero lo que más llama la atención, es como
Zacarías, que estaba mudo, dejó de estarlo al aceptar que su hijo no se
llamaría como él, sino Juan. De esta forma se nos da a entender que las
profecías, redactadas centenarios de años atrás, debían cumplirse, y los
nombres gozaban de una enorme importancia a la hora de cumplirse aquello que
estaba escrito.
Plegaria:
¡Señor! De
igual forma que elegiste a Juan para que predicase la venida del Mesías y
posteriormente lo iniciase en los misterios del Padre. Te pedimos que no nos
abandones y que nos ayudes a continuar con tus enseñanzas para mayor gloria de
todos los hombres.
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