Desde la encomienda de Barcelona queremos compartir con todos vosotros una noticia que
recibimos del Servicio de Información Vaticana el pasado lunes 4 de junio. La
publicación se refería al acto que tuvo lugar el sábado 2 de junio, donde el papa
Benedicto XVI intimó con algunos fieles que se congregaron en la ciudad
italiana de Milán.
Cabe reseñar la importancia de una de las cuestiones que
allá se dieron y que el Santo Padre no dudó en contestar. La pregunta fue: ¿los
divorciados que vuelven a casarse forman parte de la Iglesia ?
Desde Temple Barcelona aconsejamos su interesante lectura.
Fotografía del Papa en el Encuentro Mundial de las Familias en
Milán.
Ciudad del Vaticano, 2 junio 2012
(VIS).- Casi medio millón de personas ha participado este sábado en la Fiesta de los Testimonios
del VII Encuentro Mundial de las Familias, que ha tenido lugar en el Parque de
Bresso de Milán (Italia). El Santo Padre llegó a las 20.30 para tomar parte en
esta celebración, en la que se alternaron música, intervenciones y las
respuestas del Papa a preguntas formuladas por varias familias. La crisis
económica, la situación de los divorciados en la Iglesia y la
indisolubilidad del matrimonio fueron algunos de los temas afrontados.
Benedicto XVI recordó también su infancia en familia.
Una pareja de novios de Madagascar
que cursa estudios universitarios en Italia manifestó su temor ante el “para
siempre” que implica el matrimonio. El Papa señaló que el enamoramiento, como
sentimiento que es, no permanece para siempre. “El sentimiento del amor ha de
ser purificado, debe recorrer un camino de discernimiento, esto es, deben
entrar en juego también la razón y la voluntad. (…) En el rito del matrimonio, la Iglesia no pregunta:
'¿Estás enamorado'?, sino: '¿Quieres, estás decidido?'. El enamoramiento ha de
transformarse en verdadero amor por medio de la voluntad y la razón, a lo largo
de un camino, el noviazgo, (…) de forma que realmente toda la persona, con
todas sus capacidades, con el discernimiento de la razón y la fuerza de
voluntad, diga: 'Sí, esta es mi vida'”. También son importantes la comunión de
vida con los demás, con los amigos, la Iglesia , la fe, con Dios mismo.
Una familia brasileña planteó el
problema de las parejas de divorciados que se han vuelto a casar y que, a pesar
de que lo desean, no pueden acercarse a los sacramentos. Benedicto XVI afirmó
que “este problema es uno de los grandes sufrimientos de la Iglesia de hoy. Y no
tenemos recetas simples. (…) Es muy importante la prevención, esto es,
profundizar desde el inicio del enamoramiento en una decisión profunda, madura.
Además, (…) es fundamental que las familias no estén nunca solas, sino
realmente acompañadas en su camino. Y respecto a estas personas, debemos decir
que la Iglesia
las ama; deben ver y sentir este amor”. Las parroquias y otras comunidades
católicas “deben hacer realmente lo posible para que se sientan amadas,
aceptadas, que no están 'fuera' a pesar de que no pueden recibir la absolución
ni la Eucaristía.
Deben ver que incluso así viven plenamente en la Iglesia. (…) Se participa
en la Eucaristía
si realmente se entra en comunión con el Cuerpo de Cristo. También sin la
recepción del sacramento podemos estar espiritualmente unidos a Cristo. (…) Es
importante que encuentren la posibilidad de vivir una vida de fe (…) y puedan
ver que su sufrimiento es un don para la Iglesia porque sirven así a todos para defender
la estabilidad del amor y del matrimonio; (…) es un sufrir en la comunidad de la Iglesia por los grandes
valores de nuestra fe”.
Una familia griega preguntó al Papa
qué pueden hacer las familias a las que la crisis económica ha dejado sin
perspectivas para no perder la esperanza. “Las palabras no bastan -ha
respondido Benedicto XVI-. Deberíamos hacer algo concreto, y todos sufrimos
porque no somos capaces de hacerlo. Hablemos primero de la política; creo que
debería crecer el sentido de la responsabilidad de todos los partidos: que no
prometan cosas que no pueden cumplir, que no busquen solamente los votos, sino
que sean responsables por el bien de todos, y que se comprenda que la política
es también responsabilidad humana, moral, ante Dios y ante los hombres”.
Además, cada uno debe hacer lo que está en su mano, “con gran sentido de
responsabilidad y sabiendo que para salir adelante son necesarios sacrificios”.
El Papa también ha propuesto que las familias que pueden ayuden a otra familia,
y que las parroquias y las ciudades hagan lo mismo, apoyándose unas a otras de
manera concreta. Sin olvidarse de rezar siempre.
Cat Tien, una niña de siete años de
origen vietnamita, pidió al Pontífice que contase algo sobre su familia y su
infancia. Benedicto XVI recordó que, para su familia, el domingo era esencial:
“El domingo comenzaba ya el sábado por la tarde. Mi padre nos leía las lecturas
del domingo. (…) Así entrábamos ya en la liturgia, en una atmósfera de alegría.
El día después íbamos a Misa. Yo vivía cerca de Salzburgo, por lo que hemos
podido escuchar mucha música -Mozart, Schubert, Haydn-, y cuando comenzaba el
Kyrie era como si se abriera el Cielo. (...) Éramos un único corazón y alma,
con muchas experiencias comunes. Eran tiempos muy difíciles, porque era la
época de la dictadura, luego vino la guerra, después la pobreza. Pero el amor
recíproco que había entre nosotros, la alegría incluso por cosas simples, eran
fuertes, y así se podían superar y soportar estas situaciones. (…) Y hemos
crecido con la certeza de que es bueno ser persona humana, porque veíamos que
la bondad de Dios se reflejaba en los padres y en los hermanos. (…) Así, en
este contexto de confianza, alegría y amor, éramos felices, y pienso que el
Paraíso debe de ser parecido a los tiempos de mi juventud. En este sentido,
espero ir 'a casa' cuando vaya a 'la otra parte del mundo'”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario