Los orígenes de la música occidental moderna provienen de los trovadores y troveros que pululaban en los siglos XI al XIV por los castillos feudales y palacios. Una obra maestra de este género son las Cantigas de Alfonso X el Sabio. En la antigüedad se creía que los compositores de melodías y aún los buenos intérpretes estaban inspirados por los dioses.
De todo el canto antiguo lo que ha llegado a nosotros con más fidelidad es el canto litúrgico. Se han podido restaurar en su estilo primitivo el canto romano y el ambrosiano de Milán. El estilo mozárabe español ha podido ser descifrado en una docena de piezas.
En el Códice Calixtino de Compostela dedicado al apóstol Santiago, figura la primera pieza conocida para interpretar a tres voces contando entre ellas el tenor. Este género se cultivó en las grandes basílicas sobre todo en Nuestra Señora de París de donde se extendió a toda Europa.
Imagen de la Catedral de Ntra. Señora de París
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