Desde la encomienda de Barcelona, queremos abordar un tema interesante como es el de los símbolos cristianos. Su simbolismo intenso, junto con el legado histórico y religioso que nos muestran, los hacen genuinamente atractivos para aquellas mentes que desean conocer y acercarse más a la tradición cristiana.
Deseamos que disfruten de su lectura.
El crismón más usualmente admitido es la representación del monograma de Cristo XP. Consiste en las letras griegas Χ (ji) y Ρ (ro) (abreviatura de XPΙΣΤΟΣ, Cristo), superpuestas. Según otras versiones, la letra Ρ (ro) se sustituye por la letra Τ (tau) o por una pequeña cruz latina. El crismón puede completarse añadiendo otros elementos como las letras alfa (α) y omega (Ω) que representan el principio y fin de todas las cosas, como lo es también en esta religión Cristo.
El cristograma empezó a aparecer en las monedas romanas después del Edicto de Milán (313) con el que Constantino establecía la libertad de culto para los cristianos.
Las fuentes no se ponen de acuerdo sobre el momento y las razones del emperador Constantino. Los textos principales son de Eusebio de Cesarea y Lactancio. Según la Vida de Constantino de Eusebio, el motivo fue una visión que tuvo antes de la Batalla del Puente Milvio contra Majencio, consistente en el signo del crismón en el cielo junto con el lema «In Hoc Signo vinces» (con este signo vencerás, abreviado IHS, también referido a él como «Iesus Hominum Salvator», Jesús Salvador de los Hombres).
Según Sobre la muerte de los perseguidores de Lactancio, no fue una visión sino un sueño la noche anterior a la batalla.
Poco después de la batalla del Puente Milvio, Constantino entregó al papa Silvestre I un palacio romano que había pertenecido a Diocleciano y anteriormente a la familia patricia de los Plaucios Lateranos, con el encargo de construir una basílica de culto cristiano. El nuevo edificio se construyó sobre los cuarteles de la guardia pretoriana de Majencio, los Equites singulares, convirtiéndose en sede catedralicia bajo la advocación del Salvador, substituida ésta más tarde por la de San Juan. Actualmente se la conoce como Basílica de San Juan de Letrán. En 324 el emperador hizo construir otra basílica en Roma, en el lugar donde según la tradición cristiana martirizaron a San Pedro: la colina del Vaticano, que actualmente acoge a la Basílica de San Pedro.
La iconografía del arco triunfal de Constantino y la numismática tampoco han podido aclarar la simbología.
Los primitivos crismones sufrieron la influencia de los signos de las corrientes místicas anteriores y contemporáneas al nacimiento de la Iglesia Cristiana.
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