Hoy miércoles, queremos volver a retomar el apartado dedicado a la magia de las velas, según el chamán Jake T. Shine y que hemos recuperado de su libro “Magia práctica con las velas”.
Desde la encomienda de Barcelona, esperamos os entretengáis con el contenido.
La vela amarilla tiene un gran poder y muchas más posibilidades de las que algunos magos se imaginan. La vela amarilla, ya sea amarilla clara o dorada, se ha utilizado principalmente para conseguir favores materiales, suerte, fortuna, bienestar físico, poder, jerarquía, regencia, y, en fin, todo lo que esté más cerca del poder.
Y aunque sea efectiva en estos aspectos, su fuerza no se circunscribe sólo a eso. La flama de la vela amarilla, además, potencia la aspiración espiritual del ser, le ayuda a desprenderse del orgullo y la soberbia; le permite conocer su parte divina; incentiva el orden y la capacidad inventiva y constructiva; y le da un sentido humano incluso a lo que parece más frío o inerte.
La flama de la vela amarilla es un pequeño Sol que brilla sobre la Tierra, y por eso mismo es capaz de dar vida, de otorgar crecimiento, de generar energía, de dar vitalidad, y de potenciar la luz divina que todos llevamos dentro.
Utilizarla sólo en el sentido material es restarle posibilidades. Además, el operador debe recordar que la materia pertenece a este mundo, y que por mucho que la consumamos volverá a su fuente natural: la Tierra, y más tarde o más temprano volveremos a sentir “hambre” de poder y de materia, de lujos y de riqueza, de diversiones y de distracciones, que al final terminarán causándonos más temores, inseguridades y miedos de los que teníamos antes de haberlas probado.
En la salud
La flama de la vela amarilla incide principalmente sobre el corazón, la columna vertebral y el sistema nervioso central. También está relacionada con el estómago y el esófago, y a menudo se relaciona con la autoestima y la seguridad personal.
La vela amarilla es eminentemente masculina, pero eso no le impide dar fuerza y brillo a todo lo femenino que hay sobre la faz de la Tierra, por eso a menudo, además de salud, otorga brillo personal, simpatía, aceptación y atractivo.
La vela amarilla potencia el tono vital en todos los aspectos, y ayuda a superar problemas de vista y oído, así como a rejuvenecer interna y externamente. También da buena disposición de ánimo, ayuda a superar la depresión y las tensiones nerviosas, y otorga seguridad y buen humor.
En el dinero
La flama amarilla es prácticamente capaz de otorgarlo todo en el campo material, desde un ascenso laboral hasta un gran premio en metálico; desde una gran capacidad de ahorro hasta una importante herencia; y desde un puesto directivo hasta un triunfo político. Pero hay que tener mucho cuidado al hacerle peticiones, ya que todo lo material crea lazos demasiado fuertes, y el ser casi nunca está capacitado para soportarlos, y menos si se consiguen por medios mágicos, ya que el simple miedo de volverlos a perder, o de que la magia se desvanezca de la misma manera que vino, causa más angustias y problemas de los que podemos imaginar.
Además, el ser humano es un animal que cada vez quiere más, y cada vez necesita más y más pruebas, hasta tal punto que, una vez conseguido lo deseado olvida el favor recibido y vuelve a pedir más, o a exigir que le sean concedidos nuevos deseos.
Por todo ello, se recomienda no utilizar la vela amarilla de manera egoísta, es decir, no encenderla para uno mismo. En todo caso, hay que encenderla para terceros y no pedirle más de lo que pueda asumir una persona común y corriente.
Gobernantes, políticos, actores, artistas, gerentes, abogados, gestores, funcionarios, encargados, capataces, etc., suelen ser los más favorecidos por la flama de la vela amarilla en el campo económico.
En el amor
La llama de la vela amarilla no es precisamente una flama amorosa, aunque puede incidir positivamente en el amor paternal, o en el amor maternal, sobre todo si la madre está sola y tiene que luchar por sus hijos. También puede favorecer amores especiales o poco comprendidos por el entorno social.
Más que en el amor de pareja, la vela amarilla marca su influencia en la autoestima, es decir, ayuda a dar seguridad personal y que las personas se quieran y se cuiden a sí mismas, recuperando de esta manera su ambición y el sentido positivo de la vida.
No hay que abusar de esta influencia, porque se puede caer fácilmente en el egocentrismo, en la megalomanía, o, simplemente, en el orgullo y el egoísmo mal entendido.
Es cierto que la luz amarilla es capaz de otorgar luz propia tanto al operador como a la persona a quien va dirigida la vela, pero la capacidad de seducción que irradia la vela amarilla no es suficiente para cimentar una relación duradera.
En el plano espiritual
A pesar de su fuerte encaje materialista, la vela amarilla tiene el poder de inclinar a las personas hacia la aspiración divina, ya que a través de su flama se puede encontrar el reflejo de la llama divina que todos llevamos dentro. Es decir, que la vela amarilla se puede usar positivamente en la meditación, siempre y cuando la persona, el moderador o el operador no dirija sus pensamientos sobre sí mismo, sino sobre el cosmos, el Sol, el universo o cualquier otra fuente o centro de poder donde el ego pueda descansar y entregarse.
Efectivamente, la vela amarilla puede ayudarnos a romper los lazos que nos unen con nuestro propio ser para entrar en comunión con la divinidad.
Por supuesto, es preferible que la meditación realizada bajo la influencia de la vela amarilla sea supervisada y dirigida por un moderador, ya que de esta manera evitaremos caer en la tentación de reafirmar el ego en lugar de liberarnos de él.
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