Desde la encomienda de Barcelona
continuamos con el apartado pensado para conocer mejor la historia de la Orden
del Temple. Para ello hemos elegido un nuevo texto del catedrático en historia,
Alain Demurger, de su obra “Vie et mort de l’ordre du Temple”, donde nos
explica algunas creencias –a veces acertadas y otras equivocadas- sobre la
arquitectura de las iglesias vinculadas a los templarios.
Desde Temple Barcelona os deseamos que
su lectura os sea de ayuda.
Fotografía aérea del Anástasis del
Santo Sepulcro de Jerusalén.
Sean castillos o simples casas fortificadas o granjas, todas
las encomiendas disponen de un lugar de culto, una capilla dentro del mismo
edificio o, con mayor frecuencia, una dedicación autónoma situada en las
proximidades del convento. Esas capillas no deben confundirse con las iglesias
parroquiales destinadas a las necesidades espirituales de los miembros de la
orden, celebrando en ellas el culto los hermanos capellanes. Pero los
templarios abren fácilmente sus puertas a los vecinos con gran perjuicio para
los párrocos, que ven alejarse así a los feligreses, con los recursos que éstos
les proporcionan. Un elemento entre otros del litigio entre el clero secular y
las órdenes monásticas.
En ocasiones, ocurre sin embargo que esas capillas
constituyen el núcleo de nuevas parroquias. Aunque llegadas con retraso a la
vida rural, las órdenes militares contribuyeron a modificar la red parroquial.
En la diócesis de Limoges, ciertas zonas poco pobladas, como la meseta de
Millevaches, estaban sub-equipadas y poco servidas en materia religiosa. Unas
treinta parroquias tuvieron su origen en torno a una capilla templaria u
hospitalaria. En 1282, un acuerdo entre el obispo de Limoges y el preceptor del
Temple de Limoges menciona diecisiete capillas. Doce de ellas se convirtieron
en iglesias parroquiales. En España, en las regiones recién conquistadas, el
Temple y el Hospital se encargan de la defensa, pero también de la organización
de los fieles, en espera del establecimiento de estructuras regulares.
Las imaginaciones fértiles multiplicaron las iglesias del
Temple, de la misma forma que multiplicaron los castillos. Los aficionados al
esoterismo se lanzaron sobre las capillas como los cazadores de tesoros lo
hicieron sobre los castillos. Viollet-le-Duc dio nacimiento a un mito sin
ningún fundamento, aunque no fuera más que estadístico. Según él, los
templarios construyeron iglesias en rotonda conforme al modelo del templo de
Salomón, a menos que fuese conforme al del Santo Sepulcro, partiendo de la
misteriosa alquimia de los números.
Élie Lambert destruyó ese mito en un artículo pionero. Los
estudios sistemáticos emprendidos después permitieron aclarar las cosas. Por
una parte, las iglesias de plano central (en rotonda o poligonal) son la
excepción entre las construcciones religiosas del Temple; por otra parte, éste
no tiene la exclusividad de ellas. Los pocos ejemplos conocidos se refieren a
edificios construidos con cuidado, pertenecientes a encomiendas importantes. En
oriente, sólo la capilla de doce lados de la poderosa fortaleza de
Châteaux-Pèlerin pertenece a este tipo. En Francia, la primera iglesia del
Temple de París tenía la forma de una rotonda, con una cúpula sostenida por
seis columnas. Es la única de su género, puesto que la de Metz no pertenece en
modo alguno a los templarios. En Laon, la capilla del Temple forma un octógono,
con altar en hornacina frente al pórtico de entrada.
Por consiguiente, dos formas: rotonda circular y polígono de
ocho o doce lados. La primera tomó por modelo la Anástasis del Santo Sepulcro.
Pero no se trata de ninguna novedad, ya que la capilla palatina de Aquisgrán se
inspiraba también en ella. En el siglo XI, se construyeron iglesias ad instar Dominici Sepulchri:
Neuvy-Saint-Sepulcre, que data de 1042, Selestat (1094), Paderborn, Bolonia. Si
bien sólo sabemos de un ejemplo de este tipo que sea obra de los templarios en
Francia, conocemos varios en Inglaterra: Old Temple en Londres, Temple Bruer,
Douvres, Bristol, Garway. También allí otros utilizaron el modelo, además de
los templarios, por ejemplo en las iglesias del Santo Sepulcro de Cambridge o
de Nort-hampton. La voluntad de imitar la Anástasis se une a una “traición
anglonormanda”, según la expresión de Élie Lambert, más generalmente a una
antigua tradición celta, ocultada en otras partes. No obstante, las dos
realizaciones más bellas de este tipo se encuentran una en Portugal, en el
castillo de Tomar, la otra en Segovia. Esta última alberga una reliquia
insigne, un fragmento de la Verdadera Cruz.
Por lo tanto, las capillas en forma de rotonda no tuvieron
en la orden del Temple más que una difusión restringida, aunque precisa. Se
relacionan con una tradición de capilla palatina cuyo modelo debió de ser la de
Aquisgrán.
En cuanto a las iglesias de forma poligonal, no tienen nada
en común con el Santo Sepulcro, que las capillas precedentes imitaban de manera
más o menos consciente. Ciertos autores han creído poder relacionarlas con el
templo del Señor en Jerusalén, la Cúpula de la Roca, que, como se sabe, tienen
la forma de un octógono. En realidad, existe en Occidente una tradición de
capilla octogonal que se expresa sobre todo en las capillas de los cementerios.
Tal es el caso del octógono que se expresa sobre todo en las capillas de los cementerios.
Tal es el caso del octógono de Montmorillon, durante mucho tiempo atribuido
erróneamente a los templarios. La capilla templaria de Laon corresponde a este
tipo: ocho lados, sin deambulatorio anular y cobertura en forma de linterna.
Pero su modelo no se halla en Oriente, sino en el mismo Laon, en el cementerio
de la abadía de Saint-Vincent, donde se construyó una capilla octogonal antes
de la llegada de los templarios a la ciudad.
Tradiciones occidentales diversas y la voluntad e imitar el
Santo Sepulcro, y exclusivamente éste, explican el desarrollo de este tipo de
construcción a partir del siglo XI. El Temple, entre otros, hizo levantar
algunas, en forma de rotonda o en forma de polígono. Pero se trata de
excepciones.
¿La regla? Iglesias rectangulares muy sencillas. La mayor
parte de las capillas castrenses de Cataluña, Aragón, Castilla y Tierra Santa
(Tortosa, Châtel-Blanc) pertenecen a este grupo, que se divide en dos
subgrupos.
Se trata en el primer caso de una capilla rectangular de una
sola nave, de quince a veinte metros de largo y de cinco a siete metros de
ancho, con muros espesos y bien construidos, flanqueados de contrafuertes
planos; vanos estrechos, en general en grupos de tres, se inscriben sobre un
presbiterio plano. La iglesia está cubierta por una bóveda de cañón partida,
con arcos perpiaños en toro, que determinan bovedillas en la nave, casi siempre
tres.
En el segundo caso, la iglesia presenta características
idénticas salvo en el punto: el presbiterio es un ábside semicircular, coronado
por una bóveda de cascarón.
En el suroeste francés, J. Gardalles y C. Higounet han
enumerado entre las edificaciones todavía existentes y aquellas de las que se
conservan rastros seguros (el Temple de Burdeos, por ejemplo), diez
establecimientos templarios, tres con presbiterio en ábside, seis con
presbiterio plano y uno cuya forma se ignora. Los establecimientos
hospitalarios son todavía más numerosos, ya que se cuentan veinte con un
presbiterio plano. En ningún caso se trata de una arquitectura típicamente
templaria. Gardelles y Higounet presentan, por lo demás, las capillas
rectangulares con presbiterio en ábside como un modelo corriente, que aparece
de Comminges a Bretaña, de Navarra a Borgoña.
Según estos autores, el tipo de bresbiterio plano no tuvo
más que una difusión limitada. Sólo representado en Gironde y en el
Lot-et-Garonne, abunda en cambio en Charente-Maritime (Grand y Petit Mas Deu,
Malleyrand, Angles), en Poitou, en Berry, en Yonne (Saulce d’Island).
Constituye, pues, un tipo regional, propio del centro y el oeste de Francia,
vinculado a las tradiciones locales. Lo mismo que muchos otros, el Temple y el
Hospital se sirvieron de los arquitectos regionales.
Sin embargo, este tipo de construcción parece más extendido
de lo que pensaron J. Gardelles y C. Higounet, puesto que tres capillas de Brie
(Champaña) –Coulommiers, Chevru y Coutran- se ajustan a ese plano, lo mismo que
la capilla de Fontenelle en Borgoña. Se trata de monumentos sencillos,
fácilmente imitables. Eso explicaría su difusión a partir de un centro
aquitano.
La
decoración esculpida de las capillas es rudimentaria y se ha evocado la
influencia del Císter, hostil a toda decoración suntuosa. Conviene mostrarse
prudente, ya que algunas de ellas están pintadas. El problema reside en saber
si esa decoración de color fue querida por los templarios. Los célebres frescos
de la capilla de Cressac, en Charente, se deben a la generosidad del donador,
deseoso de asegurar la perennidad de su recuerdo. Representan caballeros
armados que atacan a los sarracenos. Dichos caballeros no son templarios, sino
cruzados; al fondo, sin embargo, saliendo de una ciudad, se distingue a tres
caballeros del Temple. En cambio, los frescos de la iglesia San Bevignate de
Perusa (Italia), son uno de los raros ejemplos de un decorado querido (¿y
realizado?) por los templarios. Numerosas iglesias del siglo XIII estuvieron
decoradas y se conservan vestigios de esa decoración: en el suroeste de
Francia, Magrigne, La Grave, Montsaunès. La decoración es con frecuencia geométrica,
con una flora estilizada, líneas y ganchos. No hay más que un paso, y se
franqueó, para invocar la influencia árabe, el esoterismo. ¿Y por qué no, en
esa Edad Media en que reina el simbolismo? Pero los templarios no fueron los
únicos en utilizar fórmulas idénticas, y no olvidemos que existen tradiciones
locales vivaces. ¿Por qué los templarios, que demostraron una capacidad de
adaptación tan extraordinaria a las condiciones locales, tanto en la
explotación como en la administración de sus bienes (pensemos, por ejemplo, en
su adaptación a las áreas lingüísticas), no habrían de hacer lo mismo en el
campo de la arquitectura y del arte? No por eso deja de ser cierto que, si bien
no hay una escuela internacional de arte de los templarios, éstos utilizaron
ampliamente, a través de Europa, un tipo de construcción homogénea, sencilla y
práctica. Ellos y los hospitalarios.
Para mi ha sido y es muy interesante todo lo que se conoce acerca de la historia sobre los Templarios. He apreciado tanto su arte que es excepcional y todo gracias a su conservación como una página abierta que permite mirar el pasado de las Órdenes de Templarios y Hospitalarios. Su historia esta llena de maravillas, de secretos y sus legados son sumamente importantes, se sabe que llegaron hasta América.Su arquitectura es especial, de hermosos vitrales, esculturas, pinturas etc que deja una especial huella en el arte que me provoca imaginar a aquellos artístas que se inspiraron tanto para crear tan dichas obras
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