Hemos encontrado un interesante artículo del escritor granadino-catalán Jesús Ávila Granados, publicado en su libro "La Mitología Templaria", el cual habla de uno de los santos venerados por la Orden del Temple, San Juan Bautista. Deseamos publicarlo hoy ya que como sabéis se conmemora dicha festividad. Esperamos que os guste.
Después de la Virgen María, san Juan Bautista es, sin duda, la figura más representada por el arte sacro. Hijo de Zacarías y de Isabel, murió decapitado, como cuenta la Biblia, tras bautizar al Señor con las sagradas aguas del Jordán. Goza de una proyección universal en todo el ámbito cristiano y tiene su fiesta el 24 de junio, tras el solsticio de verano, fecha que se atribuye a su nacimiento, mientras que el 29 de agosto, que vuelve a aparecer en el santoral cristiano, se conmemora su degollación. […]
San Juan Bautista se corresponde con Jano, primer rey legendario del Lacio, protegido por Saturno, la divinidad romana vinculada con la paz y los cultos solares, cuya imagen de doble rostro tenía la capacidad de mirar simultáneamente al pasado y al futuro; era, por tanto, la imagen simbólica del destino. En medio de ambos rostros, un tercero, relacionado con lo desconocido: el presente. También Jano se considera el dios guardián de las puertas del Cielo y del Infierno, Janua Coeli y Janua Inferni, que no son otra cosa que los accesos solsticiales: la puerta del verano –vinculada con san Juan Bautista- como antesala de la muerte del sol, y la segunda –relacionada con san Juan Evangelista- como la resurrección cíclica. La festividad del santo más admirado por los templarios también está vinculada con el fuego, cuando en la noche de San Juan -24 de junio-, desde los siglos medievales, los campesinos de toda Europa encendían hogueras en las calles y plazas de los pueblos no sólo para celebrar la llegada del verano, sino también para rendir culto a la fertilidad y pedir al cielo que las cosechas fueran abundantes, tradición que se ha mantenido hasta nuestros días. […]
Las hogueras de San Juan
En Brías, en el centro meridional de la provincia de Soria, exactamente 13 kilómetros al sur de Berlanga de Duero, se encuentra la iglesia de Santa María del Camino, o de la Calzada. Examinando en los archivos parroquiales, descubrimos que el verdadero nombre de esta iglesia románica, de comienzos del siglo XIII, era de San Juan Bautista; la Iglesia, en el siglo XVII, decidió cambiar el nombre de la misma, al alzar una parroquia de mayores dimensiones –casi catedralicias- en el centro de esta modesta aldea de las parameras sorianas. Y se da la circunstancia de que una cruz templaria bendice la deteriorada iglesia, que carece de techo, desde la parte superior del tejado, en su arco triunfal. Además, en el solsticio de verano, el primer rayo de la mañana atraviesa la saetera del ábside y se proyecta –paradójicamente- sobre el capitel que reproduce una Natividad.
A pocos metros de esta modesta iglesia, se encuentra un manantial de aguas milagrosas, con una fuente romana. Muchas coincidencias…
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