Desde la encomienda de Barcelona continuamos con el apartado dedicado a la reflexión del evangelio del día del Señor. Esta vez el evangelista San Marcos nos complace con una escena que tenía lugar los sábados, cuando Jesús se dirigía a la sinagoga a predicar.
Desde Temple Barcelona deseamos que su contenido os sea gratificante.
Recreación de Jesús predicando.
“Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos?
¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?". Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo.
Por eso les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa".
Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos.
Y él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.” (Mc 6, 1-6)
Reflexión:
San Marcos nos da a entender que Jesús era un judío comprometido con sus responsabilidades religiosas y que acudía a la sinagoga los sábados. Pero ahí no queda la cosa, pues no sólo asistía sino que también predicaba en la casa de Dios. Parecía obrar como un rabino; pero con una formación religiosa que ellos no podían comprender y una capacidad prodigiosa para sanar a los enfermos.
Plegaria:
¡Señor! Infúndanos tus enseñanzas de manera que podamos comprenderlas y así prepararnos para ir al Padre con la esperanza de ser dignos de Él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario