La
marca España se mantiene al alza gracias a nuestros admirados deportistas. Esta
vez ha sido el fútbol quien nos ha dado ánimos para continuar luchando día a
día para vencer a la crisis. Que la “roja” haya vuelto a ser campeona de
Europa, si lo pensamos fríamente, deberíamos llegar a la conclusión de que tan
solo se trata de un juego, un deporte que entretiene por unos instantes y hace
que las personas desconecten de sus preocupaciones mientras dura el evento
deportivo. Pero ¡no!, el deporte se ha convertido en un sentimiento
comunitario. Necesitamos héroes de “carne y hueso”, personas de las que
sentirnos orgullosos y que formen parte de nuestro entorno más cercano.
Tras
la penosa y bochornosa conducta diaria de nuestros mandatarios (no se salva
ninguno, elijan las siglas de cualquier partido político y no se equivocarán) a
la hora de afrontar los distintos problemas que nos rodean, hacen lo que no
deberían, culpar al que tienen delante con tal de no asumir sus errores. No
piensan en unir esfuerzos para lograr el éxito común (paradójicamente han sido
elegidos para eso), sino que buscan el desgaste de sus colegas, intentando
aprovechar cualquier debilidad para sacar rédito electoralista. El objetivo no
es otro que apoderarse del aparato gubernamental y perpetuarse en el
tiempo con sus respectivos “sueldazos”,
dietas y coches oficiales.
Si
el sistema financiero tampoco funciona correctamente, ¡no pasa nada! Pedimos
(el Estado español, o lo que es lo mismo, todos los españolitos) un crédito
multimillonario (a ser posible el Banco Central Europeo, porque sale más
barato) para tapar el enorme agujero que ha producido la especulación de los
diferentes consejos de administración de Cajas y Bancos plagados de personajes
fraudulentos de dudosa formación en materia económica y sobradamente preparados
para disfrutar de la dolce vita –para
los que no saben italiano “dulce vida”-; mientras que la gran mayoría de
españoles, bajo sobresaltos, luchan
estoicamente para no “amargarse” en el intento de llegar a final de mes.
Pues
bien, los deportistas españoles: los hermanos Gasol, Fernando Alonso, Jorge
Lorenzo, Rafael Nadal, Andrés Iniesta, Iker Casillas y otros tantos excelentes
deportistas, nos han enseñado el camino a seguir: compromiso, esfuerzo, talento
y unidad.
¿Serán
capaces nuestros gobernantes de elegir este camino? ¿Tienen nuestros
representantes estas cuatro cualidades mencionadas anteriormente? ¿Es nuestra
estructura estatal el mejor “recinto de juego”? ¿Son nuestros juristas los
mejores “árbitros”? Mucho me temo que nuestra sociedad deberá esforzarse para
crear virtuosos no sólo en el deporte, sino en otros ámbitos de nuestra
sociedad.
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