Esta vez nuestro
querido amigo D. Jesús Ávila Granados, nos sugiere adentrarnos por una humilde
población, que albergó a la orden del Temple en su término. Para ello hemos
seleccionado un capítulo de su libro “Templarios en las tierras del Ebro”,
donde nos invita a disfrutar de sus paisajes y fiestas populares.
Fotografía
de la torre de Cervelló.
Ribera d’Ebre,
Tarragona
Benissanet,
sobre la ribera derecha del Ebro, en el centro meridional de la comarca, a
medio camino entre Miravet y Ginestar, es una población con una larga historia.
Las primeras referencias se remontan a la antigüedad, con una villa romana,
sobre la cual, después de la conquista árabe del territorio (714), se levantó
una alquería para la explotación agraria, tradición que se ha mantenido hasta
nuestros días. Los primeros pobladores eran gentes bereberes, de la tribu Banu Zanàta, de los cuales deriva el
nombre de la población. Después de la conquista cristiana, los templarios
tomaron posesión, el 1153, de este agradable lugar, que dependía del Bailiazgo
de Miravet, no obstante esto, no alteró la actividad de la comunidad morisca,
que se dedicaba a las tareas agrarias, a la recolección de la miel y a la
alfarería. El viejo torreón de Almucatén –desaparecido lamentablemente- era el
bastión defensivo del interior de la villa.
La
herencia templaria de Benissanet es notable; la iglesia parroquial de Sant Joan
Baptista, que, destruida durante la guerra civil, sirvió de cimiento para la
actual, levantada en 1939. Como pueblo
típicamente islámico, conserva algunos de sus arrabales históricos: de los
Canteros y del Calvario; quedan lienzos de la muralla andalusí, de ladrillo y piedras
de río. También se conserva el grau
(puerto fluvial) del Temple, conocido actualmente como un Embarcadero. La cruz
de término es también templaria, así como el olivo milenario, en el interior
del núcleo urbano. A pocos metros, se encuentra la fuente Grande, decorada con
el escudo de la villa.
El
santuario de la Madre
de Dios del Pilar –antes llamada de Santa Bárbara- se encuentra en poniente del
pueblo; al lado opuesto, la ermita de San Roque. También merece una visita la
balsa Blanca, un paraje natural de gran riqueza ecológica. Pero no abandonéis
Benissanet sin antes ver el interesante museo de instrumentos musicales de
Josep Serra i Castellví, con más de 300 piezas procedente de todo el mundo
(cierra lunes y martes; visitas en grupo concertadas).
La torre de Cervelló
Dentro
del municipio de Benissanet, en la parte llamada de Salvaterres, a 312 metros de altitud,
se alza la torre de Cervelló, a la cual se llega siguiendo la tradicional senda
del camino de la Vall
de la Torre. Las
singulares características de este torreón, de planta rectangular (almenas en
la parte superior y verticales saeteras en los muros), confirman el papel
militar de esta construcción, que tenía como misión el control del camino que,
desde Miravet, enlazaba el poderoso Bailiazgo con Gandesa, Horta de Sant Joan,
Ascó y otras influyentes plazas templarias de la zona.
Aunque
construido por andalusíes, visto que no veíamos piedras sueltas en su
realización, sino que los bloques estaban unidos a conciencia con argamasa –el
cemento medieval-, podríamos decir que esta obra fue utilizada por el Temple,
porque, además, la referencia documental de que se dispone (año 1248) coincide
con el período de mayor esplendor de los templarios en la zona. Tiene 12 metros de altura y 25 m² de superficie, y contó
con cuatro plantas; el grueso de los muros oscila entre 85 y 90 centímetros , y la
puerta de acceso está situada a 3 metros del suelo.
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