Desde la encomienda de
Barcelona, tras un breve paréntesis, retomamos el apartado dedicado a conocer
mejor la figura de Jesús de Nazaret. Y lo hacemos de la mano del teólogo
protestante J.R. Porter. Para ello hemos extraído un capítulo de su obra “Jesus
Christ”, donde nos habla sobre la expresión relacionada con Jesús: “hijo del
hombre”.
Desde Temple Barcelona
os proponemos su lectura.
Representación
de Jesús como Rey, extrapolándolo a la expresión “ hijo del hombre”.
La
expresión “hijo del hombre” aparece más de sesenta veces en los evangelios,
aunque sólo se encuentra tres veces en el resto del Nuevo Testamento (Act 7,
56; Ap 1, 13; 14, 14) y se utiliza únicamente en dichos atribuidos a Jesús. El
debate sobre el significado de la expresión ha sido, y sigue siendo, muy
amplio. El término griego utilizado por los evangelistas no es correcto desde
el punto de vista idiomático y casi todos los entendidos están de acuerdo en
que se trata de una traducción literal de la frase original en arameo. El
trasfondo semítico no deja lugar a dudas de que “hijo de hombre” significa
básicamente “el hombre” o “un hombre” o también puede ser un pronombre
indefinido, el equivalente a “uno”`.
Asimismo,
también se ha propuesto que el “hijo de hombre” se usaba simplemente como un
circunloquio para “yo”. Existen algunos complicados problemas lingüísticos
relacionados con esta última propuesta, pero parece que poco a poco gana más
aceptación entre los eruditos del Nuevo Testamento. La evidencia aramea sugiere
que un orador podía decir “el hijo del hombre” en lugar de “yo” por modestia o
reserva, loo que podría corresponder en el caso de Jesús, quien con frecuencia
aparece como un hombre cauto en las referencias a sí mismo, como en el caso del
título de Mesías. “Hijo del hombre” también podría haberse empleado para
suavizar una afirmación inaceptable o desagradable. Así, cuando Jesús predijo
su muerte a los discípulos, casi siempre se refiere al destino del “Hijo del
Hombre” (Mc 8, 31, 9, 31, 10, 33 y paralelos; Lc 9, 22).
Según
una hipótesis relativamente reciente, “Hijo de Dios” aparece en tres contextos
diferentes: la actividad y enseñanzas de Jesús durante su ministerio, en
afirmaciones relativas a su muerte y resurrección y en pasajes relativos a su
ascensión y regreso apocalíptico. Aunque aclaradora, esta clasificación no ha
logrado convencer a nadie. Algunos estudiosos continúan dudando de si el propio
Jesús utilizó alguna vez la expresión “hijo del hombre”, mientras que otros
sólo consideran como verdaderas las manifestaciones apocalípticas: jesús
proclamó la llegada del “hijo del hombre”, pero no necesariamente se
identificaba a sí mismo con la figura.
Sin
embargo, el hecho de que la expresión “hijo del hombre” se limite a los evangelios
y a la propia boca de Jesús nos habla nuevamente de que era un concepto
teológico que se desarrolló en el seno de la Iglesia primitiva.
Jesús y el “hijo”
apocalíptico
Incluso
si el término “hijo del hombre” representa una forma coloquial utilizada en
lugar de “yo”, la cuestión sigue siendo si, al emplearlo, Jesús consideraba que
la frase tenía un significado especial. Al ser la descripción que utilizaba más
habitualmente para referirse a sí mismo sugiere que era así.
Con
frecuencia se ha afirmado que el concepto de “hijo del hombre” como figura
apocalíptica existía ya en algunos círculos judíos y que Jesús utilizaba la
expresión como un título mesiánico.
Tanto
si es cierto como no, bastante probable que Jesús afrontara un papel tanto
presente como futuro para sí mismo, y que su visión de tanto presente como
futuro para sí mismo, y que su visión de su papel futuro estuviera influenciada
por la figura del “hijo del hombre” de Daniel 7, 13. La Iglesia primitiva puede
ser responsable de los términos utilizados para las referencias a Jesús en este
pasaje –tanto explícitas (Mc 23, 26; 14, 62 y paralelos) como implícitas (Mc 8,
38 y paralelos) –pero originalmente deben basarse en el punto de vista del
propio Jesús sobre sí mismo como el agente divino venido para el Juicio final.
Existe una analogía con su doctrina sobre el reino de Dios, tanto como realidad
presente como futura.
También
es posible que Jesús fuera consciente del repetido uso de Dios de “hijo del
hombre” para dirigirse al profeta Ezequiel en las Escrituras hebreas, por lo
que la frase contribuyó a concienciar a Jesús de su propio papel como profeta.
Existen considerables evidencias de que el libro de Ezequiel tuvo influencia
sobre el Nuevo Testamento.
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