Desde la encomienda de
Barcelona volvemos a escribir sobre la influencia que tuvieron los templarios
en las tierras bañadas por el río Ebro. Para ello hemos seleccionado un nuevo
texto del escritor y periodista español afincado en la provincia de Barcelona,
D. Jesús Ávila Granados, de su libro “Templarios en las Tierras del Ebro”.
Desde Temple Barcelona
deseamos que disfrutéis de este paseo por nuestra historia.
Fotografía
de la ermita de Santa Magdalena de la villa de Garcia.
Garcia, Ribera d’Ebre,
Tarragona
Garcia,
situado en el centro oriental de la comarca sobre la ribera izquierda del Ebro,
es uno de los pueblos más antiguos de la Ribera del Ebro, como lo confirman numerosos
yacimientos arqueológicos catalogados en el municipio. Jordi Castellví
Llebaria, erudito de esta villa, nos habla de tres enclaves considerados
esotéricos en este municipio; uno de ellos, conocido como la Roca de Sol, habría podido
ser un altar (ara) de culto y oración de las culturas prehistóricas, como
piedra sagrada. Esta singular piedra, que presenta forma de timbal, se alza
encima de la vertiente oriental de la carretera y del curso del Ebro, en el
trayecto que discurre entre las poblaciones de Garcia y Vinebre.
A
pocos metros de este enclave sagrado, sobre la fachada meridional de la tierra
del Tormo. Se encuentra una cavidad natural conocida tradicionalmente por la
gente de Garcia como la cova dels Cremats
(de los Quemados), en clara referencia a los colectivos cátaros que, en el
decurso de los siglos XIII y XIV, encontraron cobijo; se cree que también
podría haber pasado por este esotérico enclave Guilhèm Belibasta, el último
prefecto cátaro, en su arriesgado viaje hacia Sant Mateu.
El
nombre de Garcia –que se corresponde con uno de los apellidos más abundantes de
España- es una derivación del árabe clásico (algarjiya), que significa “localidad”. Garceia –como era llamada por los andalusíes- dependió del bailío
de Siurana.
La
conquista cristiana fue protagonizada por Albert de Castellvell, a mediados del
siglo XII, el cual no dudó a librar la plaza a la poderosa familia Entença, de
Mora. No obstante, sabemos que el castillo de Garcia no participó en las
campañas de destrucción llevadas a término por los Entença a las plazas templarias
de las Camposines y Villalba dels Arcs, lo que nos lleva a deducir que los
habitantes, con un sustrato morisco importante, estaban más próximos al
sentimiento de los caballeros del Temple. Es posible que, a cambio, los
colectivos marginales (hispano-musulmanes y judíos) de Garcia recibiesen de los
templarios unas ayudas que asegurasen el clima de diálogo intercultural.
A
pesar de que la historia del Temple fue borrada de los anales de las crónicas
de Garcia, hemos detectado algunas evidencias que confirman la presencia de los
templarios en esta población ribereña. La antigua iglesia parroquial, que se
alza sobre el cerro que domina los techos de Garcia, seguramente fue templaria;
el edificio consta de una nave longitudinal, en la cual se abren ocho capillas
(número de la reencarnación), y un retablo conocido como un altar de las almas,
que parece que procede de la cartuja de Escaladei (Priorat). También en las
capillas laterales se rendía culto a san Juan Bautista, santa María Magdalena,
san Roque, san Sebastián…Lamentablemente, durante la guerra civil se destruyó
el templo, y posteriormente fue restaurado en parte. La iglesia moderna,
construida en 1949 al interior de la población, también está dedicada a la Natividad de la Madre de Dios.
Por
otro lado, a 7
kilómetros de la población se encuentra la ermita de
Santa María Magdalena, en el interior de un santuario rupestre, construido por
los templarios dentro de una gran gruta rocosa, sobre el nacimiento de una
fuente milagrosa; se trata de una enclave de fuerza y energía telúrica, marco
excepcional para la celebración de ritos de iniciación.
Pero
recomendamos que no abandonéis el municipio de Garcia sin haber realizado la
ruta del Puente de l’Ull de l’Asmà, de 10km de longitud, en un recorrido de baja
dificultad que os permitirá descubrir los paradisíacos espacios naturales del
profundo barranco del Siurana. Antes de llegar a Vinebre, en el área de
descanso de la C-230 ,
podrá admirar los restos de un embarcadero íbero (s. III aC); precisamente este
tramo de la citada carretera se corresponde con la legendaria senda medieval
que sigue la ribera izquierda del Ebro, a contra corriente, nombrado Pas de
l’Ase (Paso del Asno), citado en los escritos de Anselmo Turmeda (1352-1432),
fraile franciscano convertido al Islam, autor de numerosos libros didácticos,
la mayoría de los cuales fueron reducidos a cenizas por la Inquisición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario