Hemos recogido un interesante artículo en forumlibertas, que habla del último libro del escritor estadounidense, Dan Brown, titulado “El símbolo perdido”.
Esperamos que sea de vuestro agrado.
Su afición por las sociedades secretas le llevó a escribir sobre los Illuminati en ‘Ángeles y Demonios’; ahora publica ‘El símbolo perdido’ cuyo eje central son los masones.
¿Qué intereses tiene Dan Brown en la masonería? ¿Por qué después de publicar un libro que atacaba a la Iglesia católica presenta uno que ensalza a los masones? ¿Es el propio Brown un masón? Este viernes, 29 de octubre, se ha presentado en España el último libro del escritor estadounidense bajo el título El símbolo perdido.
El autor de El Código Da Vinci, libro que representa un ataque a la Iglesia católica y a sus doctrinas más esenciales, propone ahora un libro cuyo argumento pretende desentrañar el poder y los misterios de la masonería en Estados Unidos con la capital, Washington D.C., como centro neurálgico. Si en El Código Da Vinci, del que se vendieron 80 millones de copias, la trama giraba en torno al Opus Dei, y en Ángeles y demonios en torno a la sociedad secreta de los Illuminati, ahora Brown habla de la masonería, esta vez sin ánimo de desligitimarla.
Brown deja muy bien parada a la sociedad secreta de los masones, un hermético grupo que ha valorado en reiteradas ocasiones muy positivamente. Recientemente ha manifestado admirar su “tolerancia religiosa”: “Vivimos en un mundo en el que la gente mata por defender qué versión de Dios es la correcta. Los masones son una organización global que acepta a cristianos, musulmanes, judíos o a cualquiera confundido con su religión”. afirma este experto en simbología de Harvard.
Brown explica sobre la masonería: “Los reúne a todos y les dice ‘no nos preocupemos con lo que llamamos a Dios. Contemplemos juntos a este arquitecto del universo y reverenciemos este poder juntos en lugar de pelearnos por la semántica”, añade. Su último libro ha vendido más de un millón de copias el primer día de su lanzamiento en inglés.
Una historia subjetiva de intriga
La historia arranca bajo la cúpula del Capitolio de Washington con el descubrimiento de una mano amputada y tatuada justo bajo la pintura que representa la ascensión a los cielos de George Washington.
La acción, que transcurre a lo largo de doce horas, tiene como escenario numerosas zonas de la capital presuntamente relacionadas con la simbología masónica. La trama transcurre por el triángulo formado por a las avenidas Pensilvania, de la Independencia y la calle 14 north best, la Casa Blanca, el ya citado Capitolio y el monumento a George Washington.
George Washington es uno de los padres de la patria que firmó la Declaración de Independencia y conocido masón como el también presidente de los Estados Unidos Benjamin Franklin. Otros presidentes también reconocidos como masones han sido Teddy y Franklin Delano Roosevelt, Harry Truman y Gerald Ford. Estados Unidos es considerado el país considerado con más cantidad de masones entre sus ciudadanos.
¿Escritor anticristiano?
El Escritor cuya madre era una profesional de la música y tocaba el órgano en una iglesia, ha manifestado numerosas veces que su relación con la Iglesia católica fue “negativa”. Lo cual se refleja en su severo ataque al Opus Dei en su segunda novela, El Código Da Vinci.
Brown pasó una temporada en la ciudad española de Sevilla de la que afirmó en una entrevista a ‘Exeter’: “crecí aquí en el campus de la Academia Phillips Exeter (un prestigioso centro escolar al noreste de Estados Unidos) donde había cristianos, musulmanes y judíos de todo el mundo y el vivir en un país muy católico era nuevo para mí”.
De esa experiencia el autor de La fortaleza digital dice que encontró a mediados de los 80 familias con un choque generacional ya que los hijos luchaban por encontrar “un equilibrio” entre el mundo moderno y “la antigua estructura de poder de la Iglesia en sus vidas”. “Había una fricción entre padres e hijos”, afirmó Brown, que añadió “los padres sentían que la Iglesia tenía que dirigir sus vidas y los hijos sentían que eso era el viejo mundo y querían vivir en el nuevo”.
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