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viernes, 27 de noviembre de 2009

La Crisis espiritual de Occidente


Mucho preocupa a nuestra sociedad la crisis económica por la que está atravesando el mundo. Lo podemos constatar cada vez que encendemos el televisor, escuchamos la radio, leemos la prensa escrita o nos conectamos a la red virtual. Pero rara vez, los medios de comunicación se hacen eco de la crisis espiritual por la que atraviesa nuestra sociedad occidental.

Deberíamos preguntarnos si en la actualidad, a Occidente ya no le importa la religión, o pudiera ser quizás que no les interese a una parte importante e influyente de la sociedad occidental. Sea como fuere, el ser humano lleva en su interior implícito la necesidad de reconocerse en Dios, buscándolo y sintiéndolo de diversas maneras.

Una de las posibles soluciones que se han intentado buscar para paliar ese “desinterés”, es fomentar el diálogo inter-religioso, que se ha venido promoviendo durante los últimos años entre las diferentes corrientes religiosas del planeta por sus propios dirigentes. Uno de esos partidarios de la Iglesia Católica hacia ese diálogo, lo encontramos en el anterior Papa Juan Pablo II, y donde también recogió el testigo, el que fuera su consejero y amigo, el actual Santo Padre Benedicto XVI.

¿Corren las ideas cristianas peligro, frente al déficit espiritual en nuestros días? Para poder tener una visión más profunda sobre la realidad espiritual por la que atravesamos, debemos intentar conocer la visión que tiene la Iglesia a día de hoy. Y qué mejor que reflexionar sobre las palabras que dedica el actual Papa Benedicto XVI en el libro publicado en la Ciudad del Vaticano en el año 2007, cuyo título es “Jesús de Nazaret”.

“En los años sucesivos a la Segunda Guerra Mundial, un hallazgo casual dio pie a unas excavaciones en Qumrán que ha sacado a la luz textos relacionados por algunos expertos con un movimiento más amplio, el de los esenios, conocido hasta entonces sólo por fuentes literarias […] La seria piedad reflejada en estos escritos nos conmueve: parece que Juan el Bautista, y quizás también Jesús y su familia, fueran cercanos a este ambiente. En cualquier caso, en los escritos de Qumrán hay numerosos puntos de contacto con el mensaje cristiano. No es de excluir que Juan el Bautista hubiera vivido algún tiempo en esta comunidad y recibido de ella parte de su formación religiosa.” Jesús de Nazaret, cap.1. El Bautismo de Jesús, pág. 33.

Aquí se observa que la propia Iglesia, lejos de lo que opinan algunos críticos del Papa Benedicto XVI, se muestra tolerante hacia reflexiones que en otros momentos de la historia, hubiesen sido impensables. Por tanto un debate serio, abierto y comprensivo hacia los valores cristianos en la sociedad actual, es posible.

“Las ayudas de Occidente a los países en vías de desarrollo, basadas en principios puramente técnico-materiales, que no sólo han dejado de lado a Dios, sino que, además, han apartado a los hombres de Él con su orgullo del sabelotodo, han hecho del Tercer Mundo el Tercer Mundo en sentido actual. Estas ayudas han dejado de lado las estructuras religiosas, morales y sociales existentes y han introducido su mentalidad tecnicista en el vacío. Creían poder transformar las piedras en pan, pero han dado piedras en vez de pan.” Jesús de Nazaret, cap.2. Las tentaciones de Jesús, pág. 53.

En esta cita, el Papa da muestras de prudencia, porque no ha querido decir que detrás de esa ayuda, promovida por gobiernos y ONGs, existen redes sin escrúpulos que se benefician económicamente de la buena fe de las personas que acceden a ayudar a los más necesitados. Si además, esa ayuda sólo se transforma puramente en algo material, olvidándose del mensaje religioso que legó Jesús a la humanidad, el efecto “humanitario” se transforma en un acto vacío que sólo sirve para “apaciguar la conciencia”.

“En el curso de los siglos, bajo distintas formas, ha existido esta tentación de asegurar la fe a través del poder, y la fe ha corrido siempre el riesgo de ser sofocada precisamente por el abrazo del poder. La lucha por la libertad de la Iglesia, la lucha para que el reino de Jesús no pueda ser identificado con ninguna estructura política, hay que librarla en todos los siglos. En efecto, la fusión entre fe y poder político siempre tiene un precio: la fe se pone al servicio del poder y debe doblegarse a sus criterios.” Jesús de Nazaret, cap. 2. Las tentaciones de Jesús, pág. 59.

Ciertamente, la Iglesia ha vivido esas situaciones, sólo hace falta recordar el Proceso contra el Temple, donde el Papa Clemente V, no tuvo más remedio que aceptar la voluntad de Felipe IV, de eliminar injustamente a los templarios. Benedicto XVI, nos dice que la Iglesia debe seguir su propio camino y no ponerse al servicio de las instituciones, sino al servicio de las personas, que en definitiva son las que también forman esas organizaciones. Si la Iglesia es capaz de llevar ese mensaje de misericordia y humildad al corazón de las personas que formamos la sociedad, esas propias instituciones políticas, acabarán andando por el mismo camino que nos trazó Jesús.

“Pero lo más importante es que por encima de todo destaca un asunto: Dios ha desaparecido, quien actúa ahora es solamente el hombre. El respeto por las “tradiciones” religiosas es sólo aparente. En realidad, se las considera como una serie de costumbres que hay que dejar a la gente, aunque en el fondo no cuenten para nada. La fe, las religiones, son utilizadas para fines políticos. Cuenta sólo la organización del mundo.” Jesús de Nazaret, cap. 3. El Evangelio del Reino de Dios, pág. 73,

Es muy triste, que el líder religioso con más creyentes del planeta tenga que afirmar estas cosas. Pero verdaderamente, el poder mundano, intenta controlar al poder espiritual y lo hace con la intención de perpetuar ese poder de manera vitalicia. Las personas debemos reconocer, tal y como nos dice el Evangelio, que las pasiones a las que estamos sujetos en vida, no deben condicionarnos a realizar cosas de las que después podamos arrepentirnos. Lo mundano no es infinitamente perdurable, más tarde o más temprano se acaba. En cambio, lo espiritual es inagotable y nos libera de la esclavitud y los sentimientos hacia lo perecedero.

Para finalizar esta primera parte sobre las reflexiones de Benedicto XVI, quiero a modo de anécdota, contar lo que me sucedió con un sacerdote católico vinculado al Temple, al cual aprecio y por tanto no cito su nombre, mientras intercambiábamos impresiones sobre el desarrollo y las propuestas que el consejo del Gran Priorato de España de la SMOTH-MIT, había aprobado en Palma de Mallorca, donde el Pater con tono firme me dijo: “¡No mezcléis a Dios en todo esto!”.

Esta frase no la entendí demasiado, y acto seguido le dije al sacerdote, que Dios se encuentra presente en los lugares más insospechados, no sólo en los templos, dispuesto a ayudar a todo aquel que lo busque. No quiero que estas palabras sean interpretadas como una crítica, sino como una reflexión. Puede ser, desde mi humilde opinión, que la Iglesia también tenga alguna responsabilidad por esta crisis espiritual por la que atraviesa Occidente.

Y creo que es justo y necesario que la Iglesia universal, permita que la sociedad se acerque a ella, y que ella, con la humildad y el amor que caracterizaron a Nuestro Señor Jesucristo, se acerque más activamente a la sociedad, en ese proceso de evangelización que, ordenado por Dios, empujados por Jesús y guiados por el Espíritu Santo, realizaron sus primeros discípulos para la salvación de la humanidad.

Fr.++Ramón Villar Reyes

Comendador de Barcelona

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