Ayer, Día del Señor y Día de Todos los Santos, el Gran Priorato de España, se desplazó hasta Belver de Cinca para honrar la memoria de los últimos caballeros templarios que defendieron el castillo de Monzón y que por unos motivos o por otros, la historia ha querido que yazcan injustamente en un lugar impropio para el descanso eterno de todo buen cristiano. Una finca de cultivo privada, que dependiendo del periodo del año, se asemeja a un vertedero.
Aquéllos que dieron su vida por amor, tanto a Nuestro Señor Jesucristo, como también a la Casa del Temple, deben tener una cristiana sepultura. Esto es, que sus restos sean retirados del lugar actual donde fueron depositados injustamente, acto seguido, llevados a Camposanto, donde un sacerdote católico sea el que oficie la ceremonia para su descanso eterno.
Unas palabras de Miguel Foj, dieron paso a que la comendadora de Aragón, Sor.++Nuria Casañas, depositara el correspondiente ramo de flores en señal de amor y una vela roja para que su llama ilumine sus almas. Después los hermanos templarios, dirigimos unas oraciones en señal de respeto, y que fueron concluidas con la Oración del Señor.
Acto seguido nos dirigimos hacia el cementerio del mismo municipio y ante el osario del mismo, repetimos la misma ceremonia. Al finalizar y con la estimable colaboración de Miguel, entramos en la espectacular iglesia que disfrutan los vecinos de Belver. Allá, frente al altar, nos enseñó el lugar preferente, donde originalmente fueron enterrados nuestros hermanos mayores del castillo de Monzón.
De izquierda a derecha, los hermanos de Catalunya, Fr.++Ramón Villar y Fr.+Pablo Notarios.
Deseamos desde la humilde representación que tuvo la encomienda de Barcelona en Belver de Cinca, que todas las instituciones que están implicadas en esta injusta decisión histórica, con ayuda del Altísimo, sean capaces de buscar la mejor solución para el descanso cristiano que merecen los templarios aragoneses.
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