Desde
la Encomienda de Barcelona volvemos a compartir con todos vosotros otra bonita
carta escrita del libro del periodista y escritor José María Zavala de su obra
“Padre Pío: Los milagros desconocidos del santo de los estigmas”, donde ha seleccionado
una serie de epístolas sobre la intercesión del Padre Pío en distintas
situaciones donde se la había reclamado mediante la oración.
Desde
Temple Barcelona esperamos que su lectura os guste.
por José María Zavala
Un día le dije al
Señor: “Si Tú quieres, te ofrezco una nueva maternidad para seguir honrándole
como madre”.
La verdad es que la
propuesta no le entusiasmó a mi marido, pues en aquel momento teníamos ya tres
hijos, el menor de los cuales apenas contaba ocho meses.
A la semana
siguiente, viajamos todos juntos a Santa Cruz de Tenerife para celebrar nuestro
décimo aniversario de boda. Al regresar a casa, reparamos en que habíamos
traído un regalo inesperado de nuestras vacaciones: una tierna, incipiente,
maravillosa y bendecida criatura que nacería nueve meses después.
Nada más conocer mi
embarazo, pedí a la Virgen de la Candelaria, patrona de las islas Canarias, y
al Padre Pío que protegiesen al bebé.
En la primera
consulta, el ginecólogo me confirmó la fecha probable del parto: 2 de febrero,
día de la Purificación de la Virgen y fiesta de la Candelaria. Agradecí al
Señor que atendiese mis plegarias.
Pero la natural
alegría dio paso enseguida a una auténtica “guerra familiar” para poner nombre
a la criatura. En cuanto supimos que sería niña, buscamos sin cesar uno para
ella.
Mi hermana María
Lourdes, gran devota del Padre Pío, me sugirió:
-¿Por qué no le
ponéis Clara? Es un nombre precioso; al Padre Pío le hubiese gustado, pues no
olvides que San Francisco y Santa Clara eran franciscanos como él.
-Bueno –titubeé yo-,
la verdad es que no acaba de…
Por más que ella
insistía, el nombre de Clara seguía sin convencerme. Para colmo Gerardo, mi
marido, ya tenía el suyo: Ziortza. En cuanto lo pronunció, nos quedamos todos
horrorizados.
Así que seguimos
buscando… Yo proponía varios: Candela, Luz, Llum, Blanca, Paloma, Isabel… Pero
mi marido se impuso al final diciendo que Ziortza y punto.
Entre tanto, indagué
en Internet el origen de aquel nombre: era una advocación mariana muy poco
conocida, surgida en el año 986 en la localidad de Bolívar (Vizcaya).
Su significado, “ladera
oscura”, me gustó aún menos.
Dos semanas antes del
parto, mi hija mayor, María, no se dio por vencida:
-¡A punto de nacer la
niña y aún no tiene nombre! –se lamentó.
-¡Claro que lo tiene!
–repuso mi esposo-; se llama Ziortza.
Sucedió entonces algo
inexplicable. María cogió una libreta, apremiándonos a todos: “¡Venga, digamos
cada uno los nombres que más nos gusten y después elegimos…¡Papá, empieza tú!”.
Tras repetir Ziortza,
barajamos los nombres de Blanca, Paloma, Almudena, Mar, Candela, Luz, Llum,
María Luz, Teresa, Pilar… Así, hasta treinta y cuatro diferentes.
Fuimos luego al comedor,
donde mi esposo y yo nos acomodamos en el sofá, mientras María lo hizo en el
suelo. Para su sorpresa, reparó en que a su lado había una estampa del Padre
Pío que jamás había visto en su vida. Yo fui la segunda sorprendida. ¿De dónde
había salido aquella estampa?
De repente, María
gritó: “¡La niña ya tiene nombre…! ¡El Padre Pío quiere que se llame Clara!”.
Nos quedamos todos
absortos. Luego, reparamos en que acababa de leer al dorso de la estampa: “Clara
35”.
¡Habíamos barajado 34
nombres para nuestra hijita y el 35 y definitivo era Clara!
Mi esposo sentenció: “Pues
si el Padre Pío quiere que se llame Clara, no hay más que hablar”.
Averiguamos luego la
procedencia de la estampa. Días antes yo había sacado del armario una caja
donde guardaba cosas importantes; entre ellas, los recuerdos que una amiga me
había traído aquel verano de San Giovanni Rotondo, adonde yo no pude ir por mi
gestación.
Creemos que fue el
pequeño, que entonces gateaba, quien extrajo aquel regalo de la caja
obedeciendo tal vez a su “abuelito” del Cielo.
Mª Dolores
Simó Caballer
Vinarós. Castellón
(España)
Entrañable acontecimiento. Lo más bonito de él es que destila devoción hacia nuestros santos que cuidan e interceden por nosotros en todo momento.
ResponderEliminarEn la actualidad estoy esperando la información necesaria para ingresar en tan bendita institución.
Un fuerte abrazo a todos los lectores y que Dios les bendiga
Artur Monroig+
arturmd61@gmail.com