Desde la
Encomienda de Barcelona, como cada lunes, deseamos compartir con todos vosotros
la reflexión del evangelio de ayer domingo 02 de marzo. Los versículos de Mateo
son tremendamente esclarecedores, y sin duda para los tiempos que corren son
tranquilizantes.
Desde Temple
Barcelona esperamos que su meditación la encontréis provechosa.
‘Dijo
Jesús a sus discípulos:
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?
Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?
¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer.
Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.
Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
No se inquieten entonces, diciendo: '¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?'.
Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura.
No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.’ (Mt 6, 24-34)
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?
Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?
¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer.
Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.
Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
No se inquieten entonces, diciendo: '¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?'.
Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura.
No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.’ (Mt 6, 24-34)
Reflexión:
El
mensaje de Jesús es contundente. “No se puede servir a dos señores”. El ser
humano, en su mayoría, desea quedar bien con todo el mundo, no tener enemigos y
llevar una vida tranquila. ¡Pero eso es imposible! Todos tenemos nuestra
personalidad y el anuncio de Dios es claro. Debemos servirle a Él por encima de
cualquier otra cosa. El dinero, ¡para qué nos vamos a engañar! Ha cobrado una
gran importancia desde que el comercio se extendiese por todo el mundo como
motor económico, hasta convertirse en el pilar central del sistema financiero
al que hemos llegado. Debemos preguntarnos: ¿Somos felices así? El miedo a la
pobreza, nos ha vuelto menos humanos y más individualistas. Jesús, en
definitiva, nos advierte que debemos dar prioridad a Dios, que es el único que
nos puede proporcionar la libertad absoluta; ya que el perseguir y el codiciar
nos hace esclavos de un sistema artificial.
Plegaria:
¡Señor!
Abre mi mente para que desee alcanzar la libertad plena y sepa renunciar a todo
aquello que es prescindible para vivir en Ti.
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