Hoy,
como bien sabéis, en España conmemoramos el 10º aniversario de los trágicos
atentados terroristas que se produjeron en Madrid un día como hoy del año 2004.
Las
investigaciones policiales, han determinado que la autoría de los atentados fue
producida por una célula radical islámica, produciendo la muerte de 192
personas en la red ferroviaria madrileña.
Desde
la Encomienda de Barcelona nos sumamos a las oraciones por las víctimas y al
consuelo de sus familiares.
Hoy,
desde este humilde rincón, no pretendemos revivir el dolor de aquel triste día,
sino que queremos compartir con todos vosotros qué es el islam y cómo entre todos
debemos actuar para combatir a una minoría de fanáticos que en nombre de Alá,
siembran el terror por todo el globo terráqueo.
Desde
Temple Barcelona, con ayuda del español granadino, D. Francisco Díez de
Velasco, historiador y especialista en el estudio de las religiones, que
gracias a su libro “Breve historia de las religiones”, nos acerca a la religión
musulmana. Hemos creído conveniente extraer algunas de sus líneas para conocer
mejor el islam.
Confiamos
que su contenido sea de vuestro interés.
Portada del libro “Breve historia de las religiones”
¿Qué
es el islam?
Islam quiere decir en
árabe sumisión, y se refiere al acatamiento a la voluntad de Alá, (Dios para los cristianos) y se
trata, geográficamente, de una religión principalmente norteafricana y del Asia
occidental. Aunque el árabe es la lengua común de la práctica religiosa, no
todo el mundo islámico se ha arabizado. El mundo árabe incluye desde Marruecos
a Iraq, pero el islam no árabe, que es el más extenso y poblado, va de Turquía
e Irán hasta la India, China o Indonesia; éste último país, final geográfico de
la expansión musulmana, es el que tiene la población más numerosa de esta
religión, cercana a los doscientos millones, casi equivalente a la de todo el
mundo árabe junto.
Hay que tener también
en cuenta que el islam, como resultado de los movimientos migratorios actuales,
ha saltado fuera de los marcos geográficos antes expuestos y se ha convertido
en una religión de escala mundial. Este proceso migratorio no se da de los
países cristianos hacia los países musulmanes, puesto que en estos últimos,
existen muchos menos recursos económicos y sociales para encontrar una vida
próspera. Hay países europeos que albergan más población de religión islámica
que algunos pequeños países árabes; así Estados Unidos como Francia, cuentan en
sus respectivos países con más de cuatro millones de musulmanes, curiosamente
las dos repúblicas constitucionalmente democráticas más antiguas del mundo.
El islam surge en
Arabia como consecuencia de la predicación de Mahoma, un líder predicador del siglo VII que unificó las
religiones étnicas previas, basadas en una multiplicidad de divinidades, en
torno a un mensaje común que reconocía a un Dios único caracterizado como
creador y sustentador del universo y de los seres humanos, todopoderoso, compasivo
y misericordioso. Mahoma fue un predicador muy eficaz, pero también un líder
político y militar cuya empresa unificadora acabaría realizándose,
principalmente, con ayuda de la fuerza armada.
Se convirtió en un
ejemplo a seguir para los musulmanes y sus palabras fueron recopiladas por sus
seguidores en los años posteriores a su muerte en el libro sagrado del islam,
el Corán: libro sistemático que
refleja discursos de épocas diferentes, que en algunos casos pueden resultar
repetitivos y hasta contradictorios. La interpretación, por tanto, resulta muy
importante en el islam, para reconocer cuál es la doctrina o el comportamiento
correctos en cada caso en particular.
Mahoma insistió en
que la relación de cada fiel musulmán con Alá era personal y directa, apostando
por un mensaje centrado en el individuo.
Los musulmanes se
expandieron desde la India a la península Ibérica, formando el mayor imperio
del momento, gobernado por califas
(sucesores en árabe) en los que se concentraba tanto el poder religioso como
militar y político.
El islam se
caracteriza también por una serie de prohibiciones, algunas alimentarias, como
la proscripción del consumo de carne de cerdo o de alcohol, otras lúdicas como
la de los juegos de azar y otras económicas como la de la usura.
La interconexión de
religión y derecho convierte en el islam a los gobernantes, los encargados de
hacer cumplir las leyes, en guardianes de la religión, puesto que es tan
importante el control del comportamiento personal como el social,
indisolublemente unidos en el islam tradicional.
Uno de los campos de
aplicación de la charia que mayores
problemas ha generado tiene que ver con el castigo a las mujeres por
comportamientos que están severamente penados por la tradición islámica, pero
que se han despenalizado en las legislaciones modernas. La pena de muerte y
ejecución pública por adulterio, por ejemplo, produce fuetes reacciones de
protesta internacional.
La charia tiene dos fuentes principales: el
Corán y la tradición. La tradición, está conformada por la sunna, es decir, las costumbres de los primeros musulmanes, y por
los hadices, que son recopilaciones
de los dichos de Mahoma que no fueron incluidos en el Corán.
Los
fanáticos del islam
Hay que tener en
cuenta la existencia de un proyecto panislámico (y no solo panárabe)
sistemático, el que defienden los fundamentalistas musulmanes (llamados también
islamistas), que presenta implicaciones políticas notables a escala global,
puesto que postula en última instancia la unificación del islam bajo un único
gobierno de carácter religioso y que en sus modos más radicales apuesta por la
violencia esporádica o sistemática y el terrorismo, que por esencia, no pueden
adaptarse de ninguna forma a los modelos democráticos.
El Corán define a los musulmanes como una “comunidad
del término medio”, así en el islam el extremismo solo puede ser un asunto de
minorías, como ocurre en todos los colectivos humanos.
La
‘occidentalización’ del mundo musulmán
Ante estos retos
migratorios y la constante globalización del planeta, la integración de las
personas musulmanas en occidente, es la piedra angular para eliminar tópicos
respecto a la religión islámica. España es la puerta principal que separa
Europa del Magreb, que es como decir al mundo cristiano del musulmán. Una
convivencia basada en el respeto de la legislación y las costumbres de
occidente por parte del ciudadano musulmán, es la mejor solución para que la
percepción internacional del mundo islámico sobre el mundo cristiano fuera de
sus fronteras, continúe siendo positiva.
La integración hace posible el respeto, la marginación sólo puede conducir a la
intolerancia y ésta última, muy probablemente, degenere en odio.
Velas en la estación de Atocha (Madrid) Foto: Wikipedia
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