Desde la
Encomienda de Barcelona queremos compartir con todos vosotros una noticia que
hemos recibido del Servicio de Información Vaticano (VIS), donde recoge las
palabras del papa Francisco dirigiéndose al clero romano, coincidiendo con el
tiempo de Cuaresma. Francisco desea a sacerdotes que se acerquen y sientan compasión
y misericordia por el prójimo.
Desde Temple
Barcelona os convidamos a su atenta lectura.
Ciudad
del Vaticano, 6 marzo 2014 (VIS).- El Papa Francisco se ha encontrado esta mañana en el Aula Pablo VI
con el clero de Roma. El tema central del encuentro, partiendo del Evangelio de
San Mateo, ha sido la misericordia. El Santo Padre ha recordado cómo Jesús caminaba por las ciudades y sentía compasión por las personas que
encontraba, “personas cansadas e
indefensas como ovejas sin pastor”. “No estamos aquí -ha dicho- para hacer un
buen ejercicio espiritual de inicio de Cuaresma, sino para escuchar la voz del
Espíritu que habla a toda la Iglesia en nuestro tiempo, que es exactamente
el tiempo de la misericordia”.
Ese
tiempo ha sido el primer punto de la reflexión de Francisco. “Hoy todos olvidamos con demasiada rapidez, incluido el Magisterio de
la Iglesia. En parte es inevitable, pero el gran contenido, las grandes
intuiciones y las consignas al pueblo de Dios no podemos olvidarlas. Y la
divina misericordia es una de ellas... Nos
corresponde a nosotros, como ministros de la Iglesia, mantener vivo este
mensaje sobre todo en la predicación y en los gestos, en los signos, en las
decisiones pastorales, por ejemplo, en
la elección de devolver prioridad al Sacramento de la Reconciliación, y al
mismo tiempo, a las obras de misericordia”.
El
segundo lugar el Papa ha preguntado ¿Qué
significa ser sacerdote? Y ha explicado que los sacerdotes se conmueven delante
de las ovejas, como Jesús, cuando veía a la gente cansada y agotada como ovejas
sin pastor. Ha recordado cómo el sacerdote, siguiendo la imagen del Buen
Pastor, es un hombre de misericordia, de compasión, cercano a su gente y
servidor de todos. “En particular, el
sacerdote muestra las entrañas de la misericordia en la administración del
sacramento de la Reconciliación; lo demuestra con toda su actitud, con la
manera de acoger, de escuchar, de aconsejar, de absolver... Pero esto depende
de cómo él mismo vive el sacramento en primera persona... Si lo vive dentro de sí, en su propio
corazón, puede también darlo a los demás en el ministerio”.
Francisco
ha dicho que los sacerdotes deben tener un corazón que se conmueva porque “los
sacerdotes asépticos no ayudan a la Iglesia”. “La Iglesia de hoy puede
compararse con un "hospital de campaña"; necesitamos curar las
heridas... Hay muchas personas heridas,
por problemas materiales, por escándalos, incluso en la Iglesia... Gente herida
por las ilusiones del mundo... Nosotros, sacerdotes tenemos que estar ahí, al
lado de estas personas. Misericordia significa, ante todo curar las heridas....
no un análisis; después se le harán cuidados especiales, pero primero hay que
tratar las heridas abiertas. ¿Conocéis las heridas de vuestros feligreses?..
¿Estáis cerca de ellos?”.
En
el Sacramento de la Reconciliación, misericordia significa “ni manga ancha, ni
mano dura”.”A menudo nuestros fieles nos cuentan que se han confesado con un
sacerdote muy "rígido" o muy "flexible", laxo o riguroso.
“Que haya diferencias de estilo es normal, pero las diferencias no pueden estar
en la sustancia, la sana doctrina moral y la misericordia. Ni el laxo, ni el
riguroso dan testimonio de Jesús, porque ninguno de los dos se encarga de la
persona que encuentra...”La verdadera
misericordia se preocupa por la persona. Y el sacerdote realmente
misericordioso se comporta como el Buen Samaritano”...“Ni el laxo ni el
riguroso hacen crecer la santidad”.
“La
misericordia en cambio acompaña en el camino de la santidad, la hace crecer...
¿En qué sentido?... A través del sufrimiento pastoral, que es una forma de
misericordia. ¿Qué significa el
sufrimiento pastoral? Significa sufrir con y por las personas, como un
padre y una madre sufren por sus hijos, y me permito decir incluso con
“ansia”.
Francisco
ha compartido con el clero varias preguntas que le ayudan cuando un sacerdote
se le acerca. “¿Tú lloras? ¿Cuántos
de nosotros lloran ante el sufrimiento de un niño, ante la destrucción de una
familia, delante de tantas personas que no pueden encontrar el camino? El
llanto del sacerdote... ¿tú lloras, o en este presbiterio hemos perdido las
lágrimas? ¿Lloras por tu gente? Dime, ¿haces la oración de intercesión ante
el Sagrario? ¿Luchas con el Señor por tu pueblo, al igual que Abraham luchó?
El
Obispo de Roma ha recordado que al final “seremos
juzgados por cómo habremos sabido acercarnos a “cada carne”, al prójimo, a la
carne del hermano... Al final de los tiempos, se les permitirá contemplar
la carne glorificada de Cristo sólo a aquellos que no hayan tenido vergüenza de
la carne de su hermano herido y excluido”.
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