Desde
la Encomienda de Barcelona, queremos compartir con todos vosotros la meditación
del evangelio de ayer domingo 16 de marzo, donde Mateo nos explica una
importante revelación que reciben por parte de Dios los discípulos Juan, Pedro
y Santiago.
Desde
Temple Barcelona esperamos que su reflexión os de fuerzas para preservar por
siempre la fe hacia Nuestro Señor Jesucristo.
‘Jesús tomó a Pedro,
a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado.
Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.
De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo".
Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: "Levántense, no tengan miedo".
Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos".’ (Mt 17, 1-9)
Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.
De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo".
Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: "Levántense, no tengan miedo".
Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos".’ (Mt 17, 1-9)
Reflexión:
Sin duda estos
versículos redactados por Mateo nos acercan a la revelación que tuvieron los
discípulos Juan, Pedro y Santiago, al recibir el mensaje de Dios Padre cuando fueron
llevados por Jesús a un monte elevado. El Altísimo, impregnado de una gran luz,
les confirma que Jesús es su Hijo querido y predilecto por Él; debiéndole escuchar.
Esta revelación es un
tanto curiosa, porque por un lado sirve para que los tres discípulos
mencionados, no duden de la palabra del Mesías, pero por otro, Jesús les da
instrucciones para que no la expliquen hasta que resucite de entre los muertos.
Plegaria:
¡Señor! Tú que has
llevado la Palabra del Padre al mundo. Tú que recibiste el apoyo del Altísimo
ante tus discípulos. Haz posible que nuestras almas, se iluminen y nunca
dudemos del mensaje celestial.
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