Hoy
es fiesta en España. ¿Por qué? Pues bien, volviendo atrás, recordando cuando
tan sólo era un chiquillo con mirada atenta a todo lo que me rodeaba y pies
inquietos para correr –como al que le va la vida en ello- por las ruidosas calles –de lo que antes fue pueblo y ahora se
ha convertido en ciudad- de Mollet del Vallès, localidad perteneciente a la provincia de
Barcelona, pasaba las horas de manera alegre. No consigo acordarme, si fue en
el colegio o bien en casa cuando fui consciente de que hubo un tiempo en que España
cambió el mundo. Con los años aprendí que un 2 de enero de 1492, tras muchos
años de luchas entre cristianos y moros para recuperar la totalidad de la
península Ibérica, el ejército cristiano tomó la ciudad de Granada. El sultán
del reino musulmán, Boabdil, se rinde y entrega las llaves de la ciudad a los
Reyes Católicos, Isabel y Fernando. Esta fecha fue el inicio de la liberación
del poder del Islam en la futura España y del resto de Europa.
Eran
tiempos de cambios en las tierras hispanas y tanto la Iglesia como los
gobernantes de los diferentes reinos de ese lugar, tenían el firme compromiso
de dar cobijo, educar y evangelizar a todos sus habitantes en la fe de Cristo.
Pero
un cambio lleva a otro, y siete meses después de la toma de Granada, concretamente
el 3 de agosto de 1492, un intrépido almirante, de nombre Cristóbal Colón, en
un viaje financiado por la reina Isabel de Castilla, parte desde la localidad
onubense de Palos hacia las Indias con la intención de recurrir a una nueva
ruta más segura y, según los cálculos del Almirante, también más corta. La
empresa era arriesgada puesto que por aquellos días se creía que la tierra era
plana y que más allá de las torres de Hércules, sólo existía el abismo. Así
pues, durante una travesía que precisamente no fue nada placentera, llena de
disputas e intentos de motines. Las naves de Colón arriban a un lugar
desconocido por ellos. Creedores que aquellas infinitas tierras eran las
Indias, las almas y cuerpos de aquellos primeros expedicionarios se llenaron de
júbilo. Este episodio fue el preámbulo del final del Renacimiento y el origen
de la edad Moderna, tal y como algunos historiadores han asegurado. Potenciando
la economía Europea y transformando a la civilización indígena en los nuevos
herederos del Viejo Continente.
Hoy,
quinientos veinte años después de aquella importante efeméride, por los
distintos medios de comunicación de todo el mundo, tenemos más motines: circulan
rumores de ruptura territorial en las tierras españolas, de enormes problemas
de desempleo, de despilfarro desmedido de dinero público desde la creación de
las autonomías, de descrédito hacia los políticos que nos representan, de
censura de pensamiento de lo “políticamente incorrecto” por temor a que suba
“la prima de riesgo” y nos salga “más caro”, de bancos endeudados “hasta las
cejas” que no los dejan quebrar, utilizando el dinero del contribuyente –que
está más que sangrado a impuestos- a que pague “la fiesta” que otros antes se
corrieron sin contar con ellos. Y es que son muchos los despropósitos que
llevamos los españoles a cuestas. ¡Despierten señores!, la Historia nos pide un
nuevo cambio.
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