Ayer fue
la Jornada Misionera
Mundial, también conocida con el nombre de Domund; por ello desde la encomienda
de Barcelona queremos hacer una reflexión para todos los hermanos de manto que
siguen la página Temple Barcelona.
El
pasado día viernes 19 de octubre, fue publicada en una página hermana
(Fratertempli) una interesante noticia facilitada por uno de nuestros hermanos
de Perú, fr.+Fidel ver
noticia Fratertempli. Primeramente aclarar que el sentido de este texto no
es el de polemizar ni criticar el pensamiento del hermano en cuestión ni
tampoco de aquéllos que pueden pensar como él, más bien se trata de aportar
otra visión que puede deducirse de la noticia emitida por parte del Vaticano.
Han
habido durante algunos años atrás hasta ahora, acercamientos hacia la cúpula
institucional de la Iglesia
para que la Orden
del Temple vuelva a ser reconocida por Ella. Las respuestas a nuestras
peticiones han sido siempre negativas. Cada no, ha generado en la mayoría de
hermanos descontento o fastidio. No debemos caer en la obsesión de pensar que
seremos mejores cristianos si somos recibidos en privado por el Santo Padre
para que Su Santidad sepa que estamos con él.
Siguiendo
el evangelio de ayer, domingo 21 de octubre, si Jesús no vino al mundo a ser
servido, sino a servir a los hombres, debemos concienciarnos que también los
templarios actuales, no hemos sido investidos para ser reconocidos ni servidos
por la institución vaticana. Más bien debemos vernos como los misioneros que de
manera silenciosa ayudan a los más necesitados, sin buscar otra cosa que el
servir al prójimo, donde muchas de las veces ofrecen sus vidas para que el
Evangelio llegue a todo el mundo en forma de Frutos (“Por sus frutos los
conoceréis” Mt 7, 16) y no sólo con la Palabra (“La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo
hombre, viniendo al mundo” Jn 1, 9).¿Cuál de las dos posibilidades honra más a
Dios?
Por ese
motivo, deseamos desde Temple Barcelona que la reflexión del evangelio de ayer,
nos ayude a discernir en qué posición debe situarse nuestra Querida y
emblemática orden.
‘Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo,
se acercaron a Jesús y le dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo
que te vamos a pedir".
El les respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?".
Ellos le dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria".
Jesús les dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?".
"Podemos", le respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo.
En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados".
Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos.
Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos.
Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".’ (Mc 10, 35-45)
El les respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?".
Ellos le dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria".
Jesús les dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?".
"Podemos", le respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo.
En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados".
Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos.
Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos.
Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".’ (Mc 10, 35-45)
Reflexión:
Santiago y Juan, caen
en el error de querer estar “más cerca” de Nuestro Señor Jesucristo cuando se
encuentren con Él en el Reino. Jesús les advierte que no es Él quien puede
dictaminar esa petición, sino para quienes se lo merezcan. El resto de sus
discípulos también se equivocan y recriminan a sus hermanos tal petición porque
se sienten discriminados. El Salvador vuelve a poner orden y les advierte que
si desean ser grandes y líderes de su comunidad, antes deben servir a todo
aquel que lo necesite y olvidar ser servidos.
Plegaria:
¡Señor! Os pedimos que
nos hagáis servidores de este mundo, y si así lo deseáis, merezcamos entrar en
el Reino sin posición alguna, conformándonos con poder contemplar vuestro
rostro y disfrutar de vuestras bendiciones.
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