Desde la encomienda de
Barcelona, como cada lunes, queremos compartir con todos vosotros el evangelio
del Día del Señor. Para ello qué mejor que hacerlo mediante la reflexión del
mismo, pues de esa forma podemos sacar nuestras propias conclusiones sobre el
contenido de las Sagradas Escrituras.
Desde Temple
Barcelona, os invitamos a que meditéis estos versículos del evangelista san Juan, donde nos habla sobre el primer
milagro de nuestro Señor Jesucristo.
‘Tres
días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús
estaba allí.
Jesús también fue invitado con sus discípulos.
Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino".
Jesús le respondió: "Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía".
Pero su madre dijo a los sirvientes: "Hagan todo lo que él les diga".
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una.
Jesús dijo a los sirvientes: "Llenen de agua estas tinajas". Y las llenaron hasta el borde.
"Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete". Así lo hicieron.
El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo
y le dijo: "Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento".
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.’ (Jn 2, 1-11)
Jesús también fue invitado con sus discípulos.
Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino".
Jesús le respondió: "Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía".
Pero su madre dijo a los sirvientes: "Hagan todo lo que él les diga".
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una.
Jesús dijo a los sirvientes: "Llenen de agua estas tinajas". Y las llenaron hasta el borde.
"Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete". Así lo hicieron.
El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo
y le dijo: "Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento".
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.’ (Jn 2, 1-11)
Reflexión:
Sobre
los acontecimientos relatados por el discípulo san Juan que se produjeron
durante las bodas de Caná de Galilea, conocemos que María, la madre de Jesús,
ante el problema de haberse acabado el vino durante la celebración de la boda,
lo pone en conocimiento de su Hijo y Éste –curiosamente no entiende por qué su
madre se lo indica- accede a solucionarles el problema convirtiendo el agua
depositada en las tinajas en vino de calidad. Podemos deducir que la Santísima
Virgen María, siempre se preocupa por detalles que aparentemente no tienen
excesiva importancia y que ésta intercede por Jesucristo en tales asuntos. Por
otro lado, Jesús, al hacer caso a su madre, nos demuestra que debemos ocuparnos
de las demandas de nuestros padres, pues así lo hizo Él.
Plegaria:
¡Señor!
Haz que seamos capaces de preocuparnos por los problemas de los demás, aunque
de antemano, nos parezcan que no van con nosotros. Te pedimos que nos ayudes a
obedecer a nuestros padres, honrándoles como se merecen.
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