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jueves, 30 de abril de 2009

Nueva cruzada: Por los valores cristianos.


Los amigos y nostálgicos del Temple, escritores, periodistas de investigación, historiadores…y otros tantos que no enumeraré, tienen algo en común. Todos ellos, alguna vez, se hicieron una misma pregunta. ¿Quiénes fueron y en qué se convirtieron los Templarios? Pues bien, desde este humilde espacio, queremos pronunciarnos y aclarar esta cuestión.

Los Templarios en un principio fueron La Cuarta Orden. Después de haberse tomado la ciudad de Jerusalén en el año 1100 por los cruzados, se crearon diferentes órdenes en Tierra Santa, cada una pensada para un determinado fin. La primera fue la Orden del Santo Sepulcro, comprometida en la defensa de la tumba de Nuestro Señor Jesucristo; seguidamente se formó la Orden del Monte de Sión, encargada de la protección del monte de Sión; la tercera fue la Orden de los Hospitalarios, que cuidaba a los peregrinos cristianos que enfermaban; y una cuarta orden, nueve años después de haberse creado la Orden del Santo Sepulcro, surgiría de la necesidad de salvaguardar los caminos de peregrinación por el Reino de Jerusalén, los Pobres Soldados de Cristo, que posteriormente se convertirían en la Orden del Temple.

Su destreza con las armas y su amor a Cristo, les convirtieron con el paso del tiempo, en una fuerza internacional comprometida en la defensa de la religión cristiana y de sus fronteras; o lo que es lo mismo, en Paladines de la Cristiandad, dentro de un orden universal.

La desaparición de los Templarios dentro de las esferas de poder, condujo a la sociedad a subordinarse a los intereses de los estados-nación. Los inicios del siglo XIV, se convirtieron en el primer paso para la creación de los países en Europa. Extendiéndose los conflictos bélicos y los intereses nacionales por el viejo continente, enfrentándose cristianos contra cristianos.

Desde hace décadas, la comunidad mundial está tratando de revertir dicho proceso; es decir descentralizar los poderes nacionales en favor de la comunidad global. Surge nuevamente el concepto medieval de un Sacro Imperio Romano, muy similar a las aspiraciones de la Unión Europea -salvaguardando, claro está, las diferencias temporales-. En la actualidad se baraja la hipótesis de una unión norteamericana entre Canadá, Estados Unidos y México, que pudiera crear un espacio más amplio y competitivo.

Pero claro está, tanto en la Unión Europea como en la Unión Norteamericana, se corre el peligro que ese bien común sólo sea financiero; y del estado-nación, se pase a estado-financiero, dentro de un marco comunitario, donde el papel humano queda subordinado al interés económico empresarial.

Hacia los años 2020-2025, se cree que la población mundial estará formada por ocho mil millones de personas, (8.000.000.000) siempre y cuando las epidemias, las hambrunas y las guerras no cambien el panorama. Estamos ante el reto de encontrar los instrumentos necesarios para permitir que ocho mil millones de personas vivan juntas compartiendo la riqueza del mundo.

Y es aquí, donde los valores cristianos tienen una gran importancia para asumir esta nueva cruzada mundial. Si los estados comunitarios, no crean leyes basadas en la ética cristiana que controlen a los estados-financieros. Deberemos enfrentarnos a una bajada generalizada del poder adquisitivo de la mayoría de familias, con el consiguiente riesgo de un aumento de la pobreza, riesgos de hambruna, aumento de la mortandad y epidemias.

Los Templarios, arrepentidos de las preocupaciones mundanas, vieron a la vida en Cristo como el único camino para la Salvación. Ese legado histórico que nos dejaron, debemos hacer que llegue al mayor número de soldados de Cristo, personas que en definitiva no se conforman con sobrevivir a las injusticias, sino que desean acabar con ellas.

1 comentario:

  1. Bajo mi punto de vista, la superpoblacion, el hambre, las epidemias y desastres naturales son una lacra para la humanidad; pero sin duda alguna la mas grande y preocupante es el integrismo islamico. Es una lastima que para erradicar esta peste permitida por gobiernos no dispongamos del brazo armado que antaño los mantuvo a raya... Non nobis domine.

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