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jueves, 29 de agosto de 2019

Poema a la Orden del Temple




Non nobis Domine,
gritaban los campos.
Non nobis sed nomini,
segaban las espadas.

Tuo da Gloriam,
alzaban las miradas
llorando la sangre
que las almas deslizaban.

¿Dónde hallaremos su Gloria?
se preguntaban los vivos;
y un reflejo de luz les condujo
hasta la entrada del Eterno Sepulcro.

Al abrir su puerta salió
un humilde aroma embriagador.
Hermanos, no busquemos más,
es aquí donde mora el Santo Amor.

RVR

Las personas, a veces, nos complicamos la vida en la búsqueda de sucedáneos para lograr una existencia mejor a la que llevamos, perdiendo de vista que lo realmente importante, lo que de verdad nos hará felices es el amor.
Allá donde hallemos ese amor de plenitud vivirá nuestro corazón.

lunes, 19 de agosto de 2019

La soledad del individuo

La soledad podemos palparla fría, como la sábana que envuelve un desalentado cuerpo moribundo o cálida, como la sonrisa del niño que comienza a caminar sin que nadie le sujete.

Cuando la sensación relativa, en forma dañina, se apodera del cuerpo suele hacerlo adentrándose entre las grietas de una mente resquebrajada por un pavor infundado. Es la misma persona que cree sufrirla quien inventa esa creencia por un deseo destructor que acecha a los hombres hasta acorralarlos contra su voluntades.

Pongamos un ejemplo drástico: un colectivo de personas deciden aislar a un individuo encerrándole en una celda completamente vacía, insonorizada y en la más completa oscuridad. Aún, en ese desesperante tormento de privación de su libertad, tal individuo gozaría de la compañía de su propia conciencia, porque es el protagonista principal de su ser.

De forma científica, podríamos asociar la soledad a la unidad, al principio de las cosas, al Creador; puesto que la soledad más genuina se halló en Dios antes de decidir crear la materia y, aún así, siempre le acompañó la libertad de su pensamiento divino.


No existe libertad sin soledad, porque es el bullicio agitador de gentes y de cuanto nos rodea lo que nos ata intensamente a las obligaciones que aceptamos con los que tenemos cerca, alejándonos de completar una vida liviana y serena. La soledad no es una condena sino una liberación.

A veces, las personas caminamos consciente o de manera involuntaria hacia el aislamiento social; tras esa elección, contraria a la naturaleza humana, puede hallarse el angustioso abandono de un ser querido, una inesperada ruptura sentimental, la incomprensión de una persona por su entorno o, simplemente, el no sentirse valorado.

Aislamiento y soledad no deben confundirse, ya que la soledad se viste de tranquilidad mientras que el aislamiento se cubre de rabia.

Contra la eterna batalla que es vivir, donde nunca se alcanza la victoria, -como diría el genio de Bécquer: "Deseo ocuparme un poco del mundo que me rodea pudiendo, una vez vacío, apartar los ojos de ese otro mundo que llevo dentro de la cabeza"- nos queda luchar abriendo los ojos y avanzar hasta el espacio inhóspito en el que creemos hallarnos y actuar eliminando las sombras de imaginadas siluetas que se nos presentan juguetonas y desafiantes, comprobando lo absurdo de que somos un sueño donde recreamos otras vidas anheladas.

Debemos comportarnos como el niño pequeño, ese que todavía no camina solo, que intenta levantarse mediante el impulso de sus piernas diminutas sin pensar dónde acabará cuando esté de pie, porque su deseo solo está en caminar por sí mismo.

sábado, 3 de agosto de 2019

De la vida como principio móvil y de la muerte como principio vital

El universo está lleno de magia, de situaciones donde, aún siendo conscientes de que ocurren, no alcanzamos a comprender, como la de saber qué lleva a dos cigotos a crear vida.

Los avances científicos nos acercan a conocer y profundizar en aspectos tan importantes como son la vida y la muerte arrojando luz sobre nuestra existencia.

La ciencia ha demostrado que los espermatozoides viajan hacia el óvulo porque se sienten atraídos por las sustancias que este desprende. Ese reclamo agradable les hace que intenten entrar en el óvulo para disfrutar de tan suculentos manjares.

La naturaleza egoísta de los espermatozoides les lleva a competir para hacerse primero con el ansiado botín. En ese trayecto por sobrevivir, aquellos gametos masculinos más voraces, los de mayor apetito, los más saludables, tendrán mayores posibilidades de conseguir su propósito.

Cuando uno o varios espermatozoides entran en el óvulo (fecundación), inmediatamente, como una explosión, este desprende millones de chispas a los espermatozoides que han quedado en el exterior produciéndoles la muerte. Esa reacción química frente a los invasores es un mecanismo defensivo para preservar la integridad del óvulo, ya fecundado.


Dicha acción nos muestra que la muerte es un principio vital imprescindible para que se genere la vida.

Y el tiempo inexorable, dimensión infinita e inmaterial, lo que rige el principio de la vida. Él, que solo es perceptible cuando coexiste con la materia, podrá medirse desde la realidad cuando exista movimiento en ella; porque gracias al latir (movimiento) de nuestro corazón podemos cuantificar qué intervalo de tiempo tarda en volver a latir de nuevo; de igual forma, con el movimiento orbital de la tierra alrededor del sol se puede medir cuánto tarda en completar dicha órbita.

Como vemos, sin el movimiento de la materia es imposible apreciar la realidad temporal.

Entonces, ¿qué sucede con nuestra parte inmaterial, la espiritual, de nuestro ser cuando el tiempo determine su muerte corpórea? Pues, acontece que tras la muerte de la materia el espíritu marcha y, aunque halla en él movimiento, al carecer de materia vivirá ajeno al dominio del tiempo.

Y del alma, ¿qué será de ella? El alma es sustancia regida por el tiempo, que la moverá el espíritu a hallarse con el principio de la vida. Será entonces, como hacen los espermatozoides que, empujados por el alimento de la vida eterna que sienten emanar de Dios, viajará hasta el óvulo divino intentando introducirse en él.

Solo las almas fortalecidas por un espíritu arrollador podrán entrar a formar parte de la vida perdurable, donde el tiempo estará ausente.



domingo, 28 de julio de 2019

Del deseo de inmortalidad y del egoísmo del alma

Podemos creer que el hombre sea sentimiento pero en realidad no es así.

Parece que una conciencia sin emociones sea una vida sin esperanzas, sin ilusiones, sin sueños; una conciencia olvidadiza de lo que le importa al hombre: sentirse vivo.

Anteriormente, comprobamos que el hombre está hecho de dos partes bien distintas, a recordar: la espiritual y la material. También quedó claro que el ser humano es pensamiento y que este va acompañado del espíritu cuando va al encuentro de Dios.

En medio de esta estructura existencial se halla una sustancia en nuestro ser que es intangible, al menos en este plano en el que nos hallamos, y que interactúa con la materia y el espíritu llamada alma.

Alma y espíritu no son los mismo. El espíritu es independiente de la parte material y puede viajar libre; en cambio, el alma depende, en buena medida, de la parte material, como si estuviera pegada al cuerpo impidiéndole ser autónoma.

El pensamiento cuando se entremezcla con el alma hace brotar los sentimientos. El tándem: alma-pensamiento despierta al hombre sensitivo alejándole de la razón. Y es la razón el "yo divino", la quietud del conocimiento, que no necesita del alma ni del espíritu ni tampoco moverse para hallar respuestas porque no las necesita; es la tranquilidad del saber.


Sin embargo, el alma se siente presa en un cuerpo que a cada latir de su corazón se va desgastando, que sufre por el natural debilitamiento de su parte material y perecedera. El alma busca huir del cuerpo porque ansía la inmortalidad.

Por eso, como hombres, no queremos sufrir ni morir, buscamos sentirnos vivos indefinidamente. El hombre que es feliz le canta a la vida; en cambio, el hombre infeliz elogia a la muerte hallando en ella el remedio que le apacigüe el alma.

Se nos dijo: "No matarás", y entendimos que ello llevaba implícito no matarse a uno mismo. Quizás el miedo a que desaparezcamos de la faz de la tierra, junto a que el incumplimiento de dicho mandato condenaría a nuestra alma al suplicio del averno, obsesionó a nuestra sociedad hasta conseguir que el suicidio sea mal visto por los hombres limitando la posibilidad a que el alma huya del cuerpo, en busca de la inmortalidad, cuando a ella se le antoje.

El alma es egoísta, se sabe eternamente viva pero no quiere sentir dolor, por eso aborrece el cuerpo hasta el punto de despreciarlo, no teniendo miramiento en abandonarlo cuando el corazón deje de latir.

No le hagan caso a su alma, su obsesión es el porvenir imaginando un futuro mejor que el presente; ansía vivir un placentero sueño infinito donde no exista el pensamiento sino tan solo sentimientos agradables. Nada de eso es cierto, puesto que no ha pasado, justamente, en el ya, formamos parte de la eterna realidad cada vez que la conciencia contempla detenidamente cuanto le rodea, no imaginando sino observando.

El alma siempre querrá vivir en lo agradable y buscará a Dios porque sabe que es bueno para ella  convivir con Él. En cambió, la conciencia no necesita ir a la búsqueda de Dios; ya que su propia razón le confirma que su existencia ya está en Dios.

Es una pérdida de tiempo para nuestro ser el pensar en lo bueno o en lo malo que pudiera llegar a sucedernos; lo saludable es vivir en la realidad de nuestra existencia agradeciendo lo que somos.

lunes, 22 de julio de 2019

Desde la razón, ¿Dios es bueno para el hombre?

Más allá de la carne y la sangre se encuentra la razón de existir de cada uno de nosotros; y es desde la racionalidad donde el pensamiento se mueve libre y decidido a hallar respuestas, apartándose de los sentimientos para no perder la objetividad que necesita en tal búsqueda.

Dejemos por un momento la fe religiosa a un lado y actuemos desde el absoluto desprendimiento a lo divino y a las creencias espirituales, dejando que el pensamiento viaje por el cosmos de la mente. Como en todo viaje existe un punto de partida y nuestro inicio estará en la idea concebida de que el pensamiento es vivo y libre.

¿El pensamiento es vida y libertad?
El pensamiento como tal no es vida, forma parte de ella; el pensamiento corre vivo, cosa distinta, pudiendo ser dirigido, a nuestro antojo, gracias a la vida. En cambio, el pensamiento no solo es libre de actuar sino que también da la libertad necesaria para una vida de plenitud.

El hombre fue creado libre y no solo debe conformarse en saber que goza de libertad, ha de aprender a sentirse libre despojándose de las cadenas del miedo, que aprisionan la fluidez de su pensamiento creativo.



¿De dónde surge la libertad del hombre?
Todo tiene un origen que proviene de un principio creador. Tras ese principio generador, fuente de todo lo creado, se halla una entidad que da la vida y que es vida y por tanto no puede ser extinguida por un principio destructor. A tal entidad creadora la llamamos Dios.

Desde la vida infinita todo acción está movida por una libertad creadora; dicho albedrío queda sellado en toda criatura, siendo el pensamiento el vehículo que conduce a la liberación del hombre.

El pensamiento no puede ir solo en esa liberación, necesita del espíritu para que el viaje alcance su objetivo. Lo espiritual es lo que conecta a los hombres en el espacio y en el tiempo porque forma parte de la identidad universal del ser humano. El pensamiento cuando se une al espíritu posibilita el encuentro con algo mucho más poderoso. 

En ese encuentro con lo sobrenatural debe existir comunicación entre ambas partes y ese diálogo cruza la frontera de lo espiritual a lo religioso. Por buscar una similitud, aprovechando que la humanidad celebró hace unos días el cincuenta aniversario de la llegada del hombre a la luna, podemos decir que los astronautas son el pensamiento; el cohete, el espíritu; la luna, lo sobrenatural y la tierra, la conciencia.

La libertad de la que el hombre goza viene de la voluntad de Dios. El libre albedrío lleva implícito el derecho del hombre a poder buscar al Creador utilizando el diálogo, lo religioso o, bien, huir de Él, si así lo cree conveniente, como si al individuo no le hiciera falta su presencia para hallar la tranquilidad de su espíritu.

¿Lo sobrenatural influye en la salud?
Hemos podido comprobar que gracias a esa entidad sobrenatural el hombre puede actuar libre en busca de respuestas que le conduzca a una conciencia positiva para disfrutar de una existencia enriquecedora.

La Universidad de Ohio, hace unos años, hizo un estudio para investigar cómo era la salud tanto de los creyentes como de los que no creían en un ser supremo. Tras años de investigación sus científicos determinaron que los creyentes vivían de media cuatro años más que los ateos. 

El estudio revela que cuando un individuo piensa que una fuerza superior le protege su pensamiento le rodea de tranquilidad y esta, a su vez, repercute favorablemente en su salud. 

Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que Dios es bueno para el hombre.

domingo, 14 de julio de 2019

De la globalización y la inmigración al multiculturalismo y la diversidad religiosa

La democracia política y social defendida en el pasado siglo XX, bajo la idea de la defensa nacional, basada en las opciones que ofrecía la derecha o la izquierda, pasó a encallarse a principios del siglo XXI dando paso a la apuesta de relaciones multinacionales cuyo epicentro de entendimiento acabaría siendo la economía global. Este proceso económico de transformación de la sociedad hasta nuestros días se le ha llamado Globalización o nuevo orden mundial.

La aceptación de la globalización
Al aceptar esta realidad global la sociedad debe asumir una serie de cambios que vienen incrementándose durante estas dos décadas que llevamos de siglo, entre ellos el de la población, fomentada por la inmigración, al instalarse personas de muy diversos orígenes, en especial en las ciudades, en busca de mejores oportunidades con la esperanza de conseguir una mejor calidad de vida. Esto ha dado lugar al concepto de Multiculturalismo.

El multiculturalismo, en el mejor sentido del término, pretende aunar lo local y lo global, dando paso a la idea de democracia cultural, desplazando a un segundo plano la democracia política y social, tan arraigada en el siglo pasado. 

La democracia cultural, a diferencia de la democracia nacionalista, debe llevar a la transformación de las diversas costumbres culturales que se presenten en la sociedad, evidentemente, siempre y cuando estas se hallen dentro del marco jurídico de esta última, con la intención de reconocer a todos los individuos como iguales.


Problemas de la democracia cultural
Se debe tener en cuenta que en una sociedad multicultural se presentarán diversidad de individuos que profesarán diferentes religiones, donde la democracia cultural también deberá admitir y acoger la diversidad religiosa como integración entre iguales.

Para evitar posibles conflictos, que pudieren derivarse de núcleos del fundamentalismo religioso y que estos se conviertan en un peligro para la integración y el civismo de la sociedad, los estados deberán buscar fórmulas que minimicen los riesgos tanto de las rupturas identitarias como del auge del supremacismo, reduciendo la repulsa hacia lo diferente.

El pensamiento existencial como regulador del nuevo orden mundial
Debemos tener en cuenta que la religión juega un papel muy poderoso en la socialización, es capaz de ordenar la convivencia siguiendo unas normas morales que emanan de ella.

La religión, al igual que el multiculturalismo, se manifiesta tanto en lo local como en lo global.

Teniendo en cuenta ambas realidades, las naciones que se propongan conseguir la integridad plena de los individuos que conforman las sociedades multiculturales, deberán ser sus estados los mediadores interreligiosos y, que bajo el diálogo con las distintas religiones oficiales, en especial las de carácter universal, puedan recoger conceptos e ideas que converjan en pos del bien del individuo y el de su entorno, y desarrollar temarios educativos que deberán impartirse como asignatura obligatoria durante el periodo escolar, con la intención de formar e influir positivamente en lo público, en la globalidad de la sociedad. Un posible nombre para dicha asignatura podría ser Pensamiento existencial.

Con esta medida no se pretende que desaparezcan las religiones, cosa improbable teniendo en cuenta la gran cantidad de información y medios de los que disponemos actualmente, sino que la práctica de cada fe religiosa deberá permanecer en el ámbito de lo privado.

De lo religioso a lo espiritual
Como observamos la semana pasada, el ser humano está formado por una parte espiritual que viene de Dios y que necesita ser tenida en cuenta para que el hombre pueda desarrollarse plenamente. Esa plenitud no puede quedar relegada a lo privado sino que debe compartirse de manera pública para sentirse un individuo libre.

Un Estado moderno, que ha aceptado la globalización como la mejor forma de convivir en la multiplicidad de culturas, debe tener en cuenta la naturaleza espiritual del individuo y garantizarle que, si así lo decide libre y voluntariamente, pueda ir al encuentro de lo divino.

En ese sentido la democracia cultural no puede actuar de forma independiente y necesita de la regulación filosófica de lo existencial como garante conciliador de la vida humana.

domingo, 7 de julio de 2019

¿A qué debe aspirar el hombre?

El ser humano está compuesto de dos partes bien diferenciadas, a saber: la parte espiritual y la parte material. La mente, unida a ambas partes, se encarga, gracias al pensamiento, de buscar las opciones más gratificantes para el ser.

La parte espiritual es originalmente libre en el alumbramiento porque es la unidad donada por Dios, mientras que la parte material está originalmente sujeta desde el nacimiento a las leyes de la naturaleza porque es la unidad cedida por nuestros progenitores; es decir, el cuerpo necesita de unos cuidados para sobrevivir y el espíritu no requiere de esas leyes naturales para seguir vivo.

Como he mencionado antes, la mente está unida a ambas partes y se encarga de orientar al ser aplicando la mejor opción que se le presente durante el tránsito por el camino de la vida. Si el espíritu se siente atraído por pensamientos, creados libremente por la mente, hacia lo material dejará de ser libre sometiéndose a las leyes de la naturaleza; si por el contrario el espíritu es alentado por pensamientos ajenos a lo material seguirá siendo libre, que fue su estado original.

Quiero mencionar un hecho curioso que encontré sobre esta cuestión en La Biblia, concretamente en el Génesis, y da fe de la importancia que tiene entender esto para la la Humanidad.

" Entonces el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo ". (Gn 2,7)

" La serpiente replicó a la mujer: 'No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él (el árbol del conocimiento del bien y del mal), se os abrirán lo ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal' ". (Gn 3,4)

Y tras convencer la serpiente a Adán y Eva, Dios se pronuncia diciendo:
" Y el Señor Dios dijo: 'He aquí que el hombre se ha hecho como uno de nosotros en el conocimiento del bien y el mal; no vaya ahora a alargar su mano y tome también del árbol de la vida, coma de él y viva para siempre' ". (Gn 3,22)

De estos tres párrafos se puede decir que surgen varios actores que representan la composición del ser humano. La parte espiritual, el hombre; la parte material, la mujer; la mente, la comunicación con Dios y el pensamiento, la serpiente.


¿Qué proporciona al hombre tener un espíritu libre?

Como se comprueba en el relato bíblico, la serpiente seduce a Eva y, esta a su vez, influye en Adán a seguirla. Entonces, se percibe que cuando lo espiritual queda a merced de lo material acarrea consecuencias nefastas en el ser humano. Por tanto, un ser con el espíritu libre gozará de una serie de beneficios que le conducirán a la tranquilidad.

De todos es sabido, y así ha quedado patente desde hace milenios, que las riquezas materiales no suelen ir de la mano con la felicidad, porque si el hombre acaba dándoles excesiva importancia comenzará a agitarse cuando sienta que peligran, consiguiendo que poco a poco su espíritu quede aprisionado y sujeto a las leyes de la naturaleza, convirtiéndose en un individuo infeliz. En cambio, si la mente se encarga de preservar los deberes espirituales el espíritu se encargará de proporcionarle emociones constructivas que conducirán al ser a sentirse libre y poderoso.

La sociedad del bienestar en un mundo depresivo

Entiéndase por sociedad del bienestar la idea de que generando bienes y servicios para que sean disfrutados por los individuos se consigue una sociedad placentera.

Ese concepto podría compartirse como cierto si en dicha comunidad no hubieran tantos casos de depresiones. El ser humano se deprime por varias circunstancias, que ahora no  me pararé a enumerar, pero de lo que podemos estar seguros es que no existen personas felices que estén deprimidas.

Por tanto, la sociedad del bienestar no lleva a la felicidad del individuo cuando este se plantea deseos basados únicamente en lo material. Mas bien, independientemente en la sociedad que nos haya tocado vivir, deberíamos preguntarnos qué cosas nos harán realmente felices y por las que valdría la pena luchar para conseguirlas.

Solo aquello que llene nuestro espíritu será capaz de engrandecer a nuestro ser. El pensamiento del hombre debe encaminarse a que sea el espíritu quien trabaje para su libertad, evitando caer preso de lo perecedero, que conduce a estados depresivos.

El mayor deseo al que el hombre debería aspirar es a estar tranquilo. Solo así se puede hallar la felicidad.

sábado, 29 de junio de 2019

¿Qué es el hombre?

Era lunes, día de San Juan, el Bautista; estaba sentado en el sofá de casa cuando una reflexión de Albert Einstein, recogida en su libro Mi visión del mundo, me hizo pensar. Decía lo siguiente: 
<<¿Cuál es el sentido de la vida, cuál es, sobre todo, el sentido de la vida de todos los vivientes? Tener respuesta a esta pregunta se llama ser religioso>>.

El famoso científico alemán, con este breve párrafo, abrió la puerta de mi imaginación y salí a buscar respuestas. Entendí que para hallar sentido a la vida lo primero que debe hacer un individuo es conocerse a sí mismo.

Existen muchas personas que no saben quiénes son; tal vez sea porque no se lo hayan preguntado o, bien, porque no hayan tenido la necesidad de saberlo. ¡Cada persona es un mundo!

En la inquietud por descubrirme, me cuestioné quién soy, o lo que vendría a ser lo miso en un contexto más global: ¿Qué es el hombre? Einstein me dio la respuesta. El hombre, a diferencia del resto de animales, es un ser religioso.


¿Por qué el hombre es un homo religiosus?
Vivimos en un constante presente efímero, siempre se acaba, conduciéndonos a un futuro incierto. en esa mezcolanza de inquietudes por cumplirse, algunas motivadoras y otras desesperantes, la mente va perdiéndose por un laberinto de posibilidades. Entonces, una vez perdidos es cuando la conciencia del hombre le hace viajar al pasado, al encuentro de su origen como ser viviente.

Tras nuestro alumbramiento comenzamos nuestra pertenencia al grupo, primero al familiar y posteriormente al entorno por donde nos movemos. Esa pertenencia al grupo para la supervivencia condiciona nuestra vida, porque fueron los líderes del clan quienes ritualizaron las normas de convivencia reproduciendo una estructura repetitiva de un pensamiento individual convirtiéndolo en pensamiento colectivo. El peligro de la ritualización del grupo estriba en la sumisión del pensamiento individual.

Está ampliamente probado que las mentes más sobresalientes dependen mucho menos del grupo que aquellas más limitadas, que necesitan del colectivo para poder sobrevivir. Una conciencia poderosa busca la calma de la soledad, utilizando el pensamiento, para continuar desarrollándose.

Para aquella mente inquieta, deseosa de seguir creciendo, comenzará un viaje de su conciencia individual alejándose del subconsciente colectivo, donde deberá llegar a su ser primitivo.

Tú, lector, si sientes el impulso de comenzar ese viaje maravilloso por el tiempo y el espacio debes buscar un lugar apartado del bullicio, para que tu conciencia no se distraiga.

¿Cuál es el mejor lugar para emprender ese viaje?
En la Biblia se halla la respuesta. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento aparecen dos lugares bien distintos: el desierto y la montaña. El desierto refleja la desolación, la muerte. Es el tránsito que el hombre debe soportar si quiere vivir. El Éxodo del pueblo judío transcurre por el desierto hasta que llegó a la tierra prometida, a la libertad. Pero antes, Moisés subió a la montaña donde fue recompensado por Dios dándole los Mandamientos. La montaña es la elevación del hombre a lo espiritual.

De igual forma, Jesús de Nazaret permaneció en soledad en el desierto, demostrándose a sí mismo que era capaz de vencer al mal. En cambio, subía a la montaña a predicar a sus discípulos la Palabra. La montaña es la salvación del alma.

Mi querido lector, si quieres comenzar tu viaje elige una montaña frondosa, llena de vida. Permanece en soledad el tiempo que consideres necesario para arribar a tus orígenes. Así lograrás hallar la respuesta que buscas.

Al acabar esta redacción me paré a reflexionar y creo que el hombre es pensamiento.

sábado, 22 de junio de 2019

Carta a Séneca



Mi apreciado amigo Lucio Anneo Séneca.

Aunque nos separa una distancia grande, no es suficiente para evitar que haya sentido la necesidad de hacerte llegar esta carta.

Ciertamente, no tuvo que ser fácil abandonar Córdoba, tu tierra natal, a tan pronta edad para formarte como buen ciudadano de Roma. Los años dieron la razón a tu padre, Marco Anneo Séneca, de su decisión, y me alegro que aprovechases la suerte de rodearte de gente sabia.

Cayó en mis manos una de tus cartas que escribiste a Lucilio, leyéndola con el meditado silencio que tus palabras merecen. Se notan que están llenas de un deseo salvífico de invitarle a que cambie de vida.

Fijé mi atención en tu siguiente aseveración: <<[...]creo más meritorio al que (el hombre), luchando consigo mismo, ha logrado vencer sus malas inclinaciones[...]conduciéndola (el alma) al camino de la sabiduría>>. Pienso que pasaste por alto mencionar a Lucilio dónde se halla el camino de la sabiduría.

La búsqueda de la sabiduría no basta con luchar contra la decadencia de uno mismo, creyendo alcanzarla evitando las malas inclinaciones; se halla con el pensamiento deseoso, que alberga la razón de los hombres, en encontrarse con Dios, solo Uno, el Creador. A Dios no lo ha visto nadie porque es el Pensamiento universal creado por Él. Un pensamiento no tiene forma física, no puede verse pero sí imaginarse desde la conciencia.

De igual manera que cuando el artesano utiliza la arcilla para hacer una vasija antes debe pensar cuál será su forma, así pasa cuando queremos llegar a Dios, antes debemos pensar en cómo llegar a Él.

Si nos remontamos tiempo atrás, recordaremos la importancia que tuvo para los griegos el Logos, que como bien sabes, fue la palabra meditada y razonada del pensamiento divino y universal, común en la razón del hombre. Pasaron centurias y Roma convirtió el Logos en Verbum, donde el pensamiento divino dejó de ser etéreo, siendo un modo de vida con el cumplimiento de la Virtus.

Sé que para ti, mi querido amigo, es importante para la realización moral de todo hombre cumplir con esas virtudes. Pero las virtudes que defiendes, y que todo hombre debe cuidar, son tan variadas y extensas que solo una mente privilegiada, como la tuya, sería capaz de cumplir. Estarás de acuerdo conmigo, mi estimado Lucio Anneo Séneca, que si un buen hombre debe vivir humildemente y con la conciencia tranquila, no debe aspirar a ser reconocido como virtuoso porque haya cumplido con todas ellas. Mas bien su absoluta tranquilidad se la ofrecerá el sentir amor, en su cuerpo y en su alma, con cada uno de sus actos cotidianos. 

Tengo algo importante que decirte y que tal vez desconozcas. De esa pobreza, que con ahínco proclamas en tus cartas, nació Jesús en Belén, conocido con el nombre de Jesús de Nazaret. Ese hombre fue alumbrado en un humilde pesebre y compartisteis la misma época, pero en lugares diferentes. No deja de tener su gracia que tanto el Nazareno como tú vivisteis, durante un tiempo, Él de niño y tú de adolescente, en Egipto. Algo, inmensamente importante, debe tener ese país cuando de él han surgido tantas mentes brillantes.

Pues bien, mientras tú todavía no habías comenzado a escribir tus pensamientos haciéndolos públicos, viviendo en la capital del imperio más preocupado por asuntos políticos, Jesús de Nazaret predicaba en las tierras orientales de Roma un Verbum más real al que tú imaginabas. Ese Verbum, antes pensado bajo la razón divina, se vio realizado físicamente encarnándose en el Hijo, fruto del Pensamiento universal que Dios Padre regaló a la Humanidad.

Aunque te cueste creerlo, Jesús, a pesar de haber sido muerto crucificándole, sigue vivo en nosotros. Tú, ya anciano y apartado del poder político, aún puedes vivir la realidad del Verbum pleno si sientes un amor sincero hacia tus semejantes.

Jesús nos dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente. Amarás al prójimo como a ti mismo.

Como sabrás apreciar, mi estimado amigo, no hay virtud sin amor.

sábado, 15 de junio de 2019

Sobre la infinidad del amor y la brevedad de la pasión

Mi querido y querida navegante que, por los mares agitados del pensamiento, buscas viajar en calma.
Raro sería encontrarse a alguien que no haya tenido que evitar naufragar en las aguas revueltas del desamor. Los que lograron no hundirse en la tormenta enfurecida supieron agarrar el timón firmemente, sabiendo esperar pacientes a que cesara el mal tiempo.

Una vez finalizado el trayecto y haber atracado la embarcación, alguien habría podido pensar que fue un milagro quien lo llevó a buen puerto. Sabed, mi querido y querida navegante, que todo buen navío es sostenido por unas velas resistentes. solo sosteniendo el timón del corazón no es suficiente para dirigir el cuerpo del barco, se necesitan las velas del alma para surcar apaciblemente. ¡No fue un milagro!; fue lo que debía suceder.

Al igual que una nave necesita del timón y de las velas para navegar alegre, al ser humano le es necesario hacer servir el alma y el corazón para hallar la felicidad de amar y de ser amado.
Todos hemos sentido el impulso de la pasión de la carne, de tomar a la persona que despertó en nuestra mente emociones placenteras y también de haber sido el deseo de otras personas, que de nosotros persiguieron lo mismo.


Hallar el placer de la pasión no es la mejor solución para saciar el apetito sintiéndose pleno, porque al igual que cuando ingerimos alimentos al tener hambre volveremos unas horas después a tener que repetir esa misma acción. En la temporalidad de la digestión está la fragilidad del cuerpo, y es ese corto espacio de tiempo lo que dura la pasión carnal. Al ser la pasión breve, también será el interés por la otra persona, siendo apartada al tomar un segundo plato de comida.

Deberemos ser conscientes que no somos manjares, sino personas con sentimientos, que para sentirnos saciados plenamente debemos respetarnos y querernos, primero a nosotros mismos y después a las demás personas.

Cuídate de sentirte un objeto de deseo, porque serás temporal. Mas bien haz que tu corazón y tu alma hagan rebosar de plenitud a tu mente; solo así hallarás el amor de tu alma y de tu corazón, el mismo que no querrá abandonarte porque, al igual que tú, se sentirá saciado.

En la infinidad del amor se encuentra la felicidad y si fracasas en el intento de hallarlo no naufragues, acuérdate de enderezar bien el timón, de desplegar presto las velas y estate sereno porque lograrás navegar por la inmensidad del océano del amor.

sábado, 8 de junio de 2019

Reflexionar es de sabios



Han pasado casi tres años de silencio; tres años sin poner ni una coma en el blog. Quizá no tuviese tiempo o tal vez no me dio la gana clavarme en el escritorio, acercar mi silla a la mesa y hacerme con el teclado del ordenador. El caso es que he vuelto a sentir las ganas de compartir mis ideas con vosotros.

Un runrún inquietante, que desde hacía algunas semanas rondaba por mi mente, me convenció que debía escribir sobre las ideas que distraen mi cerebro. Por eso, en la cabecera he puesto, con un tamaño de letra más grande, la palabra “Reflexiones”. Esa palabra creí que era la más oportuna para indicar qué pretendo conseguir a la hora de subir un texto; la de haceros pensar detenidamente sobre el tema expuesto.

Ciertamente, no a todas las personas les gusta madurar las cosas cuando no es de imperiosa necesidad. Nuestra mente, por ahorrar energía para otras cosas vitales, pasa de puntillas sobre la mayor parte de las situaciones que suceden a nuestro alrededor. Pensar conlleva un esfuerzo, reflexionar puede llevar al agotamiento. Con esto, no quiero que penséis que cuando suba un texto lo haga para fastidiaros; lo que quiero es que os entretengáis pensando.


“El pensamiento refleja la naturaleza divina del hombre”. Esta cita fue de Napoleon Hill, escritor estadounidense y autor de autoayuda, que leí en su obra Piense y hágase rico, donde exponía ejemplos de éxito forjados por el pensamiento. Pero de lo que quiero que reflexionéis no son de los bienes materiales, que obviamente son importantes para nuestra subsistencia, sino de la razón alentada por Dios al hombre. Ese pensamiento es un gran tesoro que desarrolla la riqueza del alma humana.

La abundancia intangible, que rebosa de esperanza el corazón, libera al ser humano de los sufrimientos por alcanzar el reconocimiento social de su entorno, proporcional a sus posesiones materiales. Eso me llevó a plantearme que si la oración es importante como comunicación con el Creador, cuán no sería el pensamiento fervoroso en peticiones hacia Dios.

Si el Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda la limitación del hombre para poder expresar plenamente el infinito misterio de Dios, la Revelación de su Verbo encarnado, Jesucristo, no solo es la Palabra sino que, me atrevo a decir, también es el Pensamiento; ya que Jesús no imagina el mensaje de su Padre, lo tiene siempre presente, y habla a sus discípulos en boca de Él. Si lo que acabo de plantear fuera cierto, puedo afirmar sin equivocarme que Adán fue el hombre creado y Jesús fue el hombre pensado.