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sábado, 3 de agosto de 2019

De la vida como principio móvil y de la muerte como principio vital

El universo está lleno de magia, de situaciones donde, aún siendo conscientes de que ocurren, no alcanzamos a comprender, como la de saber qué lleva a dos cigotos a crear vida.

Los avances científicos nos acercan a conocer y profundizar en aspectos tan importantes como son la vida y la muerte arrojando luz sobre nuestra existencia.

La ciencia ha demostrado que los espermatozoides viajan hacia el óvulo porque se sienten atraídos por las sustancias que este desprende. Ese reclamo agradable les hace que intenten entrar en el óvulo para disfrutar de tan suculentos manjares.

La naturaleza egoísta de los espermatozoides les lleva a competir para hacerse primero con el ansiado botín. En ese trayecto por sobrevivir, aquellos gametos masculinos más voraces, los de mayor apetito, los más saludables, tendrán mayores posibilidades de conseguir su propósito.

Cuando uno o varios espermatozoides entran en el óvulo (fecundación), inmediatamente, como una explosión, este desprende millones de chispas a los espermatozoides que han quedado en el exterior produciéndoles la muerte. Esa reacción química frente a los invasores es un mecanismo defensivo para preservar la integridad del óvulo, ya fecundado.


Dicha acción nos muestra que la muerte es un principio vital imprescindible para que se genere la vida.

Y el tiempo inexorable, dimensión infinita e inmaterial, lo que rige el principio de la vida. Él, que solo es perceptible cuando coexiste con la materia, podrá medirse desde la realidad cuando exista movimiento en ella; porque gracias al latir (movimiento) de nuestro corazón podemos cuantificar qué intervalo de tiempo tarda en volver a latir de nuevo; de igual forma, con el movimiento orbital de la tierra alrededor del sol se puede medir cuánto tarda en completar dicha órbita.

Como vemos, sin el movimiento de la materia es imposible apreciar la realidad temporal.

Entonces, ¿qué sucede con nuestra parte inmaterial, la espiritual, de nuestro ser cuando el tiempo determine su muerte corpórea? Pues, acontece que tras la muerte de la materia el espíritu marcha y, aunque halla en él movimiento, al carecer de materia vivirá ajeno al dominio del tiempo.

Y del alma, ¿qué será de ella? El alma es sustancia regida por el tiempo, que la moverá el espíritu a hallarse con el principio de la vida. Será entonces, como hacen los espermatozoides que, empujados por el alimento de la vida eterna que sienten emanar de Dios, viajará hasta el óvulo divino intentando introducirse en él.

Solo las almas fortalecidas por un espíritu arrollador podrán entrar a formar parte de la vida perdurable, donde el tiempo estará ausente.



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