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jueves, 3 de septiembre de 2009

Curiosidades: El Gótico, la perfección arquitectónica de la Edad Media.



Si la invención del arco de medio punto por parte de Mesopotamia y la aplicación que hicieron de él los romanos gracias a una sucesión de arcos, permitió una construcción más ligera en cuanto a la cantidad de piedra a utilizar, reduciendo de esta manera los costes de materiales y de también de tiempo. Esto permitió que los romanos atravesaran ríos y valles con puentes y acueductos tan sólidos que algunos son eficientes todavía.

A menudo los éxitos de la ingeniería del Medievo son ignorados y, sin embargo, algunos superan en audacia a los romanos. En este periodo, surgieron las catedrales góticas, monumentos al fervor religioso del hombre medieval. Con sus agujas lanzadas hacia el cielo, con sus naves espaciosas, sus bóvedas altísimas y frágiles; muros ornamentados con ventanas variopintas, las catedrales fueron milagros de una estética calculada con precisión.

La Porta de la Pietat de la catedral de Barcelona, es un claro ejemplo de arco de aguja.

Con su equilibrio basado en un juego de fuerzas contrapuestas, representan la más osada técnica de construcción en piedra jamás utilizada. Cada catedral era producto de una ingeniería empírica. Ya que no existían precedentes de estructuras tan airosas y audaces, más de una catedral se vino abajo durante su construcción y hubo de ser reconstruida. Pero de los fracasos se obtuvieron soluciones sublimes sobre el modo de combinar la altura y la longitud de las fachadas. Una solución fue el arco agudo que descarga el peso sobre pilastras más verticalmente que el arco de medio punto. Ello hizo posible levantar bóvedas, reforzadas por nerviaciones de piedra, a 30 metros y más.

En color rojo vemos a un contrafuerte

Para sostener los muros en construcciones tan vastas para contener grandes multitudes, se añadió otro elemento: el contrafuerte. Éste era un semi-arco que se apoyaba a la pilastra del arco para compensar el empuje hacia fuera ejercido por el peso, evitando así que los muros cediesen. El resultado fue una estructura gigantesca, sólida y sin embargo delicada, que exaltaba en su imponente realización el espíritu humano.

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