Cuando un arquitecto diseña un edifico no sólo sirve al arte que le inspira sino también a una necesidad humana y esto le lleva a construir catedrales, alcázares, palacios, hospitales, aeropuertos, etc. Mucho más antiguos que estos últimos, los castillos son un exponente de la arquitectura de finalidad militar defensiva. Sus altos muros, estrechas ventanas, torreones y barbacanas los hacían inexpugnables, o al menos esa era su intención.
La edificación se encuentra rodeada de un paso que dificulta la aproximación a unos muros altos y gruesos y sólo el puente levadizo es capaz de poner en contacto el castillo con el exterior. Tras el puente una reja de hierro llamada rastrillo obstaculizaba aún más la penetración. El sistema de defensa exterior actuaba desde las almenas con hábiles arqueros o con aceite y proyectiles de piedra desde las barbacanas. La supervivencia en caso de asedio quedaba garantizada durante un tiempo con los alimentos almacenados en el sótano de la torre del homenaje, edificación con muros de piedra muy gruesos y punto final del asalto al castillo.
Cuando la época del feudalismo concluye y con ello la dominación del señor en sus tierras y las guerras entre éstos, los castillos se transformaron en residencias palaciegas perdiendo la rudeza de sus primeras muestras. Para el hombre actual son monumentos de incalculable valor artístico e histórico en el estudio de la evolución del modo de vivir del hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario