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martes, 4 de mayo de 2010

Símbolos cristianos: el Pan


Desde la encomienda de Barcelona, continuamos ofreciendo el apartado dedicado a los diferentes símbolos cristianos. Hoy le toca el turno, al pan.

Los primeros habitantes del planeta en elaborar el pan, fueron los egipcios; y fue precisamente el comercio con Egipto, lo que originó que entre los pueblos del Mediterráneo, se extendiese la costumbre de hacer pan como parte del alimento de los hombres.

Es curioso que los primeros griegos en conocer la existencia del pan, lo adoptaron inicialmente como un alimento ritual de origen divino. Con la costumbre de consumir pan, los griegos lo reciben como símbolo de la comida por excelencia y consiguieron hacer un arte en la elaboración del pan; lograron crear más de setenta variedades.

Cuando el pan llega a Roma, éste sólo es consumido por las gentes pudientes, permaneciendo el pan, ajeno e inalcanzable para el resto del pueblo. Con los avances tecnológicos en los hornos y en las máquinas de amasar. Roma utilizó el pan, como alimento para sus legiones; ya que era un alimento duradero y fácil de transportar.

El cristianismo también ha utilizado el pan como símbolo religioso, Dios se reencarnó en pan de trigo para quedarse en el mundo y Jesús nace en Belén, que significa pan. En muchos pasajes bíblicos, se nombra el pan. Con Jesús de Nazaret se sigue la tradición judía de la bendición del pan y el vino. El pan fue el alimento de la última cena, y en torno a él se celebra el sacramento de la Eucaristía. He aquí unos ejemplos:

Jesús dijo: “Mi padre es quien os da el verdadero pan del cielo. El pan que Dios da, baja del cielo y da vida al mundo.” Entonces le pidieron: “Señor, danos siempre de ese pan.” Jesús les contestó: “Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí, jamás tendrá hambre.” (Jn 6, 32-35)

Así en el Padrenuestro, encontramos en el evangelio según San Mateo:

“El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy…” (Mt 6, 11)

Y otro ejemplo lo encontramos en la celebración de la Eucaristía, concretamente en el Relato de la última cena y en la Consagración:

“El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo:

TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR TODOS VOSOTROS.”

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