© 2009-2019 La página templaria que habla de cultura, historia y religión - Especial 'Proceso de los templarios'

miércoles, 27 de abril de 2011

La Semana Santa de Alcobendas


Desde la encomienda de Barcelona queremos agradecer la acogida que por parte del priorato de Madrid hemos tenido los hermanos que muy gustosos hemos asistido a la Semana Santa de Alcobendas. Donde a pesar de haber sufrido la fatalidad de la lluvia a la hora de proceder a la salida de los pasos, pudimos ser testigos de la fantástica organización a la cual nos tienen bien acostumbrados nuestros amigos y hermanos madrileños.


Con gran devoción nos dimos cita en el mencionado municipio madrileño, hermanos de diversos puntos de la geografía española. Así pues asistimos templarios de Andalucía, Baleares, Castilla La Mancha, Cataluña y como es lógico de la Comunidad de Madrid.


Como no puede faltar en toda Semana Santa, buena parte del tiempo la pasamos mirando al cielo. ¿Lloverá o aguantará? ¿Podremos sacar los pasos o bien deberán cobijarse en la iglesia? El tiempo se tornaba intermitente, lógico, estamos en primavera y lo mismo se entreveían los rayos del sol como te acababas empapando con el agua que caía en forma de lluvia.


Curiosamente durante el Jueves Santo, el único municipio madrileño donde se pudo pasear a las distintas imágenes propias del día, fue precisamente el de Alcobendas. Pero no salió gratis, la lluvia irrumpió a mitad de la procesión y los cálidos mantos blancos se tornaron húmedos y hasta coloridos del rojo que se desprendían de alguna cruz quíntuple que dejaba diferenciar a los templarios del resto de cofrades. Rápidamente se procedió a acelerar la marcha de la procesión para evitar que los pasos pudieran deteriorarse por la humedad de la lluvia, replegándose antes de la hora prevista en la iglesia de San Pedro.


Así llegamos al Viernes Santo, pero esta vez no se pudo repetir la salida del día anterior y ante la fina lluvia que no cesaba de caer, se optó por la prudencia y las imágenes permanecieron en el interior de la Iglesia a la espera del próximo año. Las gentes allá congregadas no cesaban de animarse unas a otras ante la tristeza de no poderlas sacar en sus calles. La frase más repetida fue “El Señor no quiere salir, sus motivos tendrá”. Aún así, los templarios, acompañando a la banda municipal de Salamanca y a los cofrades allá presentes, con paso firme recorrimos una parte del trayecto para honrar a la memoria de Nuestro Señor Jesucristo en el momento de la Pasión, su Muerte y su posterior Resurrección.


Durante el Sábado Santo, todo buen cristiano permanece simbólicamente fiel junto al sepulcro del Señor, tal como hicieran los primeros discípulos tras depositar el maltratado cuerpo de Jesús en el Santo Sepulcro, por ello la Iglesia se abstiene de la misa y el altar de la iglesia de San Pedro, tal y como manda la tradición, permaneció desnudo esperando los gozos de la Pascua.


De esa manera, llegaba el solemne Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor y esta vez sí, pudimos notar como la luz del sol acariciaba nuestros rostros. Así para el mediodía el Cristo resucitado, buscaría a su Santa Madre en procesión para anunciarle que Él, su Hijo, había derrotado a las tinieblas y marcharía con la luz del Padre. Esa luz que permaneció calentando nuestros frágiles cuerpos mientras los templarios acompañábamos la imagen del Jesús Resucitado por las calles de la localidad, mientras sus vecinos se asomaban a ventanas y balcones acompañando con su mirada tan emotiva procesión.


Tras la conclusión de los actos conmemorativos propios de la Semana Santa, los pocos hermanos que todavía permanecíamos en Alcobendas, nos fuimos despidiendo entre cálidos abrazos con la alegría del trabajo bien hecho y con ganas de volvernos a ver y compartir reflexiones y risas que consiguen acercarnos en la distancia, preparando con mayor ilusión, si cabe, los próximos eventos que nuestra amada fraternidad llevará a cabo si Dios lo quiere.


Enhorabuena hermanos y vecinos de Alcobendas, os agradecemos de corazón vuestra cálida y hospitalaria acogida propia de todo buen templario.


Non Nobis Domine, Non Nobis Sed Nomini Tuo Da Gloriam.

No hay comentarios:

Publicar un comentario