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lunes, 7 de noviembre de 2011

Evangelio dominical: ¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!


Desde la encomienda de Barcelona continuamos con la reflexión y meditación del evangelio de ayer domingo 6 de noviembre. Como bien sabéis estamos inmersos en el ciclo dedicado al evangelio de Mateo. En la siguiente parábola Jesús nos habla del Reino celestial comparándolo con diez doncellas que esperan a su esposo. Llama la atención el arraigo que tenía por aquel entonces la poligamia en Israel y desde luego Jesús refleja la dicha del esposo y la de las esposas sensatas que lo reciben a tiempo; destacando la frustración de las “mujeres necias” que no estuvieron con su esposo a su debido tiempo.

Desde Temple Barcelona deseamos que su meditación nos acerque a la comprensión de la doctrina y el camino que nos traza el Mesías.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes. Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos. Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: "¡Ya viene el esposo, salgan a su encuentro!". Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: "¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?". Pero estas les respondieron: "No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado". Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: "Señor, señor, ábrenos", pero él respondió: "Les aseguro que no las conozco". Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.” (Mt, 25, 1-13)

Reflexión

A veces las personas nos mostramos de manera poco prudente, vivimos al día y nos cuesta trabajo planificar nuestros objetivos a largo plazo. No nos gusta esperar pero a veces es necesario. Por ello debemos ser prudentes y aguardar cautos, ya que esa paciencia al final acabará produciéndonos beneficios.

Plegaria

Enséñanos Señor a ser prudentes para mostrarnos a los demás con la prudencia necesaria para caminar por el sendero que lleva al Reino de la Verdad.

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