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jueves, 21 de febrero de 2013

Descubriendo a María Magdalena




Desde la encomienda de Barcelona seguimos con el apartado dedicado a ofrecer la visión de la doctrina evangélica en la persona de María Magdalena. Para ello continuamos indagando en el manuscrito del evangelio atribuido a María Magdalena, y valorado por el teólogo catalán Lluís Busquets en su obra “Els evangelis secrets de Maria i de la Magdalena. La història amagada”, donde esta vez compara las distintas interpretaciones que por un lado nos ofrece el Evangelio de María y por otra parte la protoortodoxia.

Desde Temple Barcelona, confiamos que sus líneas os apasionarán.

b.3) la Interpretación entre el Evangelio de María y la protoortodoxia

El Evangelio de María nace en plena ebullición de otros textos y en plena discusión de diferentes concepciones de lo que supone seguir a aquel Jesús considerado el Cristo. Sus intelecciones contrastan con muchas otras, de las cuales, unas, las ortodoxas, se impondrán a las otras. Creemos que todavía resultará más significativo si comparamos en una sinopsis los temas de debate y las diferentes concepciones entre el cristianismo gnóstico que supone el Evangelio objeto de nuestro análisis y las concepciones protoortodoxas que acabarán imponiéndose:

1. Naturaleza del mundo

Según el Evangelio de María, el mundo material no es una creación que haya de ser redimida; todo se disolverá, incluso la propia materia, que es la fuente del dolor y del sufrimiento (y lo que es espíritu regresará a su ámbito espiritual). Consecuencia: la vida eterna no es una existencia material, sino inmaterial.

Según la protoortodoxia, el mundo material es creación originalmente buena, del único Dios verdadero, pero deteriorada por el pecado (casi mortal) y por el mal físico (después de la Caída). Gracias a la redención de Jesús, Dios intervendrá apocalípticamente en la historia y la Tierra será un paraíso para siempre.

2. ¿Qué es el pecado?

Según el Evangelio de María, el pecado no existe como entidad independiente. Es adulterio, mezcla de lo material con lo espiritual (cuando el espíritu queda atado a la materia no es una unión divina, sino antinatural, adulterio). No es preciso el perdón o la expiación ante Dios, ni una destrucción de las potencias cósmicas del pecado, sino restaurarlo todo en su raíz, esto es, disolver el mundo material a fin que el espíritu vuelva a su hogar celestial.

Según la protoortodoxia, el pecado es un acto de desobediencia a los mandamientos de Dios por parte del hombre, esclavo de las potencias cósmicas (entre ellas, el pecado), que le obligan a obrar como no quiere por su naturaleza caída. (Pablo incluso sostenía que el pecado era una presencia real en el mundo.)

3. Reino de los Cielos o de Dios

Según el Evangelio de María, no es una realidad física de este mundo, sino una realidad interior en el espíritu individual, que en sí mismo ya es divino. Conociéndose a sí mismo (gnosis) se capta el Reino interior.

Según la protoortodoxia, es una realidad terrenal que se va desarrollando en la Tierra, redimida por Dios en Cristo. No es un reino místico que exista en la interioridad de cada uno, sino una realidad para llegar a ser gobernada por Dios.

4. Ser humano de verdad

Según el Evangelio de María, no hay que preocuparse por el cuerpo material ni por el sexo; a María no le hace falta dejar de ser mujer para ser perfecta.

Según la protoortodoxia, el machismo misógino impondrá a los varones para la jerarquía eclesial y despreciará a las mujeres consideradas imperfectas.

5. La salvación

Según el Evangelio de María, hay que escapar del cuerpo material para salvarse, liberar el espíritu de sus ataduras materiales a través del conocimiento de uno mismo que Cristo nos ha traído, lo cual implica que todas las personalidades individuales acabarán disueltas en la unicidad de la mente divina. Las revelaciones de Jesús (no su muerte sacrificial) devuelven a la humanidad a una correcta relación con Dios.

Según la protoortodoxia, el cuerpo y sus deseos no constituían males de los que fuera necesario escabullirse. El cuerpo sería redimido y los deseos se enfocarían correctamente hacia Dios. La salvación no consiste en liberar el espíritu de la materia, sino en redimir al propio mundo material que Dios ha creado desde siempre gracias a los méritos de Cristo; de esta manera regresa a su estado prístino y los humanos, en cuerpo y alma, pueden venerar a su Creador por toda la eternidad.

6. Acepción de personas

Según el Evangelio de María, Jesús no hizo discriminaciones y si amó más a la Magdalena que a nadie lo hizo para dar a entender que la base del liderazgo es la madurez espiritual y no el sexo de nadie.

Según la protoortodoxia, es difícil aceptar que Jesús no escogiera a varones para sus revelaciones secretas, de modo que los líderes jerárquicos deben ser varones.

7. Autoridad a la hora de interpretar la tradición apostólica

Según el Evangelio de María, la madurez espiritual, demostrada por la gnosis, la experiencia profética y la lealtad son más fiables que la sucesión apostólica.

Según la protoortodoxia, la sucesión apostólica otorga fiabilidad y autoridad.

Esta comparativa tiene consecuencias incalculables que sólo quiero (Lluís Busquets) sintetizar en ésta: ¿cuál era el contenido de la predicación, el núcleo, el kerigma, de unas comunidades y otras? Es obvio que era muy distinto. ¡Y el problema principal del texto es justo el de la predicación del Evangelio! [próximamente: c) Debate doctrinal de los primeros tiempos]

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