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lunes, 11 de febrero de 2013

Evangelio dominical: “Serás pescador de hombres”




Desde la encomienda de Barcelona proseguimos con la meditación del evangelio de ayer Día del Señor para de esta forma intentar comprender mejor los designios de nuestro Señor Jesucristo.

Desde Temple Barcelona estamos convencidos que su lectura os será beneficiosa.

‘En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.
Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.
Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes".
Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes".
Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse.
Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador".
El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido;
y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres".
Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.’ (Lc 5, 1-11)

Reflexión:

En estos versículos de san Lucas podemos observar cómo Pedro obedece a la petición de Jesús y su recompensa es tan grande que no puede más que rendirse a la evidencia: el poder de Dios beneficia a sus seguidores. Jesús tenía pensado un nuevo trabajo para Pedro y sus discípulos: “pescadores de hombres”. Una labor tan complicada como la de capturar peces, pero infinitamente más reconfortante y enriquecedora

Plegaria:

¡Señor! Tiende tus redes ante nuestros mares de lágrimas y captura nuestras almas para que arribemos a tu barca.

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