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lunes, 16 de abril de 2012

Evangelio dominical: ¡Felices los que creen sin haber visto!


Desde la encomienda de Barcelona volvemos como de costumbre a compartir la reflexión del evangelio de ayer domingo 15 de abril. Esta vez San Juan nos invita a creer en Jesús, como el Mesías que había de venir, para que de esta forma podamos tener Vida eterna.

Desde Temple Barcelona estamos deseosos que estos versículos nos sean útiles para conseguir arribar al único camino que lleva a la Verdad.

Retrato de Jesús enseñando sus heridas a Felipe.

“Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes".
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo.
Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.
Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". El les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré".
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe".
Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!".
Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".
Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro.
Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.” (Jn 20, 19-31)

Reflexión:

El evangelista Juan nos comenta cómo Jesús una vez resucitado se presenta varias veces a sus discípulos para que no tengan ninguna duda sobre Él. Les demuestra con las heridas propias de su crucifixión, que ha vencido a la muerte. De esta forma nos enseña que la muerte no es el final, sino un inicio de una vida perdurable en el tiempo.

Si seguimos sus enseñanzas y nos mostramos dignos de Su Amor, Él nos dará una vida eternamente feliz, donde no sobrevendrán ni las mentiras, ni el odio, ni el dolor, ni el hambre; sino que por el contrario sentiremos un abundante amor que rebosará y embriagará nuestra alma.

Plegaria:

¡Señor!, muéstranos tus heridas las veces que nos sean necesarias para que nunca dudemos acerca de tu naturaleza humana y divina. Tú que como Hijo de Dios que eres, fuiste enviado por el Padre para enseñarnos a merecer ser “Hijos de Dios”, haz que tu Palabra resuene por siempre en nuestros corazones.

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