© 2009-2019 La página templaria que habla de cultura, historia y religión - Especial 'Proceso de los templarios'

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Personajes de la Biblia: Isaac y Rebeca


Continuamos con nuestro apartado dedicado a los personajes bíblicos más importantes de la historia. Para ello, hoy queremos continuar tratando a dos personajes del Antiguo Testamento: Isaac y Rebeca.


Hemos extraído el siguiente texto del libro cuya traducción al español es “La Biblia”, y que ha sido escrito por el teólogo protestante J.R. Porter.


Desde la encomienda de Barcelona, deseamos que su lectura la encontréis interesante.


Escena donde Isaac bendice a Jacob.


Habitualmente, Isaac aparece junto a su padre Abraham y a su hijo Jacob como uno de los fundadores de Israel. Hay relativamente pocos datos sobre él en el Génesis, y los acontecimientos en los que aparece son, sobre todo, episodios de la saga de Abraham. Por ejemplo, el tema del “peligro que corre la antepasada” se repite en el caso de Rebeca, esposa de Isaac (Gn 26, 6-11). Al igual que Abraham en el Génesis 21, en Isaac 26 tiene una disputa con los filisteos por el agua, si bien posteriormente establece una alianza con el rey filisteo Abimélek. Se dice que cada capítulo justifica el nombre de la ciudad de Beer-Seba.


Existe una narración singular que trata de Isaac, en la que desempeña un pequeño papel: la narración del Génesis 24 sobre el modo en que consigue a su esposa Rebeca. Es el relato más largo del Génesis y sus características principales vuelven a aparecer en la relación de la forma en que Jacob y Moisés encontraron esposas. La estructura narrativa, semejante a la épica cananea del rey Keret, supone el viaje a un país lejano, las negociaciones matrimoniales, el abandono de la propia tierra y, por último, la boda. Abraham no aparece como un simple nómada, sino como un acaudalado gobernante que posee camellos, rebaños, oro y plata. Tiene muchos criados y envía a uno, cargado de ricos regalos, para que le encuentre esposa a Isaac entre sus parientes. Éstos viven en la zona de Jarán, ciudad de la que originariamente salió el patriarca. Según el relato, la región se llama Aram-Naharáyim, lo que indica un período posterior a la expansión de los arameos, a comienzos del primer milenio a. C.


Bajo la dirección de Dios, la misión del criado concluye felizmente y Rebeca se promete a Isaac. La situación recuerda las ceremonias de las bodas reales. Rebeca es cubierta de joyas y de ricos vestidos y la presionan para que deje a su familia y se dirija a la tierra de su esposo (Gn 24, 53-58). Recibe la bendición (Gn 24, 60) y, en compañía de sus siervas, es conducida al encuentro de su marido. Los acontecimientos recuerdan el canto del matrimonio real del Salmo 45, 10-17. En todo momento predomina un ambiente romántico, sobre todo en la última escena –en la que la pareja se conoce-, que se cierra con la declaración de que Isaac ama a Rebeca. Al igual que en el caso de Sara, madre de Isaac, la Biblia afirma que Rebeca es estéril. Su infertilidad se cura después de que Isaac ruegue a Dios (Gn 25, 21) y Rebeca engendra mellizos. El relato refleja el tema frecuente, tanto en la mitología como en el folclore, de la hostilidad entre los mellizos, incluso en el útero. La narración del Génesis se ocupa básicamente de explicar el parentesco de dos pueblos: los edomitas y los israelitas. Esaú –el primogénito de Rebeca e Isaac- nace “pelirojo” y “velludo”, palabras hebreas que se corresponden, respectivamente, con los nombres de Edom y Seir, otra forma de referirse a Esaú. Su hermano nace aferrando su tobillo y lo llaman Jacob, que según dicen significa “el que sujeta por el tobillo”. También quiere decir “el que suplanta”, con lo cual prefigura el episodio siguiente, en el cual Esaú vende su primogenitura a Jacob a cambio de un guiso (Gn 27, 27-34). El relato contrapone el estilo de vida del cazador nómada con el del pastor que mora en tiendas, y muestra la indignidad de Esaú al asumir la condición legal de primogénito, a la que resta importancia diciendo: “¿De qué me servirá el derecho de primogenitura?”. El guiso por el que vende la primogenitura es rojo, con lo que se vuelve a recalcar el origen del nombre Edom.


Más adelante, Jacob engaña a Isaac –que está ciego y cercano a la muerte- para recibir su bendición en lugar de Esaú (Gn 27). La idea de Jacob como timador y la rivalidad entre el cazador y el pastor dominan la narración; por lo demás, el relato representa la ceremonia ritual de la bendición del patriarca. Hay un episodio parecido en el Génesis 48, cuando Jacob bendice a los hijos de José; también en este caso se prefiere al hermano más joven. Jacob entrega a Rebeca dos cabritos a fin de que los cocine para su marido. Rebeca pide a Jacob que lleve el alimento a Isaac y reciba su bendición (Gn 27, 9-10). Jacob engaña a Isaac y se cubre las manos y el cuello con las pieles de los cabritos para imitar la vellosidad de Esaú: Isaac palpa las pieles y, convencido de que ante él se encuentra Esaú, le da su bendición (Gn 27, 23). Es probable que las pieles de los cabritos intentaran dar un toque cómico a la situación, pero lo cierto es que el episodio puede contener recuerdos de una ceremonia sacrificial en la que el hijo más joven se convertía en heredero en vez del hermano mayor. La narración pone de manifiesto el poder que la bendición oral tenía para los antiguos israelitas: aunque sabe que ha sido engañado, Isaac no puede anular la bendición y compensa a Esaú con una promesa secundaria de supervivencia.


Esaú planea vengarse de Jacob quitándole la vida, pero Rebeca se entera de la amenaza y apremia a Jacob para que abandone el hogar. Éste emprende la huída e inicia un peligroso viaje, característica compartida por los relatos populares de los héroes. En tanto que ser destinado a perpetuar el linaje de Israel, Jacob viaja a la tierra de sus parientes lejanos en busca de esposa. Isaac le aconseja que contraiga con una hija de Labán, hermano de Rebeca.

1 comentario: