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jueves, 14 de octubre de 2010

Los mineros de Chile y el número 13.


Desde la encomienda de Barcelona queremos en primer lugar felicitar a todos los que han hecho posible que los mineros atrapados en la mina de San José, hayan sido rescatados y puestos a salvo, devolviéndoles nuevamente la alegría a sus respectivas familias.

Hoy sin duda es un día importante para la nación de Chile, donde unos mil millones de personas de todo el mundo han seguido el rescate de los treinta y tres mineros que se hallaban sepultados en la tierra, a una profundidad de setecientos metros, convirtiéndose en la noticia más destacada del globo.

Estamos convencidos que cuando en los medios de comunicación de todo el mundo, se lea o escuche la palabra Chile, quedarán atrás las sombras del pasado y se asociará a su nación con el buen trabajo conjunto del sufrido pueblo chileno por rescatar prácticamente de manera milagrosa a los treinta y tres trabajadores mineros.

Pero sin duda lo que nos ha llamado poderosamente la atención, es el capricho que la numerología ha tenido en este bonito final. Y es que desde el 22 de agosto hasta el 13 de octubre, estuvieron un total de 70 días bajo tierra. A nadie se le escapa que esta cifra se haya de forma significativa en las Sagradas Escrituras. Si además se tiene en cuenta otro dato, el de los 33 mineros sepultados, que también este número se halla implícito en la Biblia.

Si sumamos uno a uno los números que forman las cifras 70 y 33, nos da como resultado, curiosamente el número 13, día en el cual se eligió para llevar a cabo el rescate.

El pueblo anglosajón, ha exportado la idea de que el número 13 es un número maléfico. Esta creencia es del todo errónea; ya que el 13 simboliza la muerte del pasado y el nacimiento del futuro; podemos decir que el 13 representa el “Renacer”. Un renacimiento que también ha quedado reflejado en el instante que todos los mineros retornaron a la superficie. Sin duda es un renacer para ellos y un renacer en la “esperanza”. Una esperanza que los chilenos nunca perdieron y que con su esfuerzo y con la ayuda de Dios han contagiado al resto del mundo.

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