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lunes, 13 de junio de 2011

Pentecostés


Desde la encomienda de Barcelona queremos compartir hoy lunes 13 de junio el evangelio dominical de la Solemnidad de Pentecostés.

Para ello hemos seleccionado la meditación el mismo de la página “Schoenstatt Vivo”.

Deseamos que su lectura nos sea provechosa.

Representación de la venida del Espíritu Santo sobre los discípulos de Cristo.

Schoenstatt Vivo

Evangelio según San Juan 17, 20-26

Solemnidad de Pentecostés

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."

"Como el Padre me ha enviado..."

Jesús me podría estar diciendo: "Yo los envío a ustedes a convertir al mundo, y ustedes creen que, por eso, se tienen que poner un sayal y convertirse en peregrinos de bastón y barba larga. No es así. Yo los envío como el Padre me envía a mí: desde su propia personalidad, con sus realidades concretas y sus formas de ser. Los envío en lo cotidiano, que es lo que yo viví durante años. Es ahí donde se manifiesta mi Reino, y no necesariamente en las grandes odiseas. Por eso es que antes de enviarles al mundo, les entrego la Paz. Cultiven la Paz. Maduren la Paz. Yo soy la Paz, y el Espíritu los acompañará en su vida cotidiana."

Me sorprende Jesús, que cuando sopla su Espíritu sobre los apóstoles lo que les deseó fue la Paz. A mí se me hubiera ocurrido lo contrario... que les hubieras deseado la inquietud, la urgencia de cambiar el mundo. Descubro en mí un sentimiento equivocado de lo que realmente significa ser cristiano: espero que un verdadero discípulo suyo tenga que ser necesariamente un político, un reformador o un activista... ¡y estoy tan equivocado! El nos regala a cada uno una vocación diferente. Y nos dice que nos envía a nosotros como el Padre le ha enviado a El: de manera personal y especial, de tú a tú.

Gracias Jesús por este mensaje que me da tranquilidad. Sácame esta intranquilidad que tengo en mi corazón, que es fruto de mi propia inseguridad y de no conocerme bien a mí mismo. Gracias por la vocación cotidiana que me regalaste. Gracias porque aparece con tanta fuerza cuando presto más atención a lo que tú me dices que a lo que yo quisiera proyectar frente a los demás. Es ahí donde tu Espíritu Santo es más elocuente. Quiero ser tu discípulo en el día a día, con los míos y los que me vayas regalando.

AMEN

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