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jueves, 1 de septiembre de 2011

Los Pobres Caballeros de Cristo: El Processus


Desde la encomienda de Barcelona recobramos la normalidad después de este breve paréntesis vacacional, y lo hacemos con el mismo interés en compartir con todos vosotros las ideas y trabajos de distintos investigadores e historiadores que se han acercado al Temple para desgranar la visión y los comportamientos que éstos tuvieron de los distintos ámbitos de la sociedad medieval.


Así pues hemos seleccionado un texto del periodista e investigador D. Juan Ignacio Cuesta de su libro “Breve historia de las Cruzadas” donde nos explica esta vez de manera breve cómo fue el proceso que se llevó contra los caballeros templarios.

Desde Temple Barcelona estamos convencidos que os será grato.


Imagen del Pergamino de Chinon.


Felipe IV consiguió la autorización de Clemente V para arrestar a los templarios franceses con los argumentos elaborados de Nogaret, con lo que fueron detenidos el viernes 13 de octubre de 1307.


A partir de entonces comenzó el conocido hoy como Processus contra Templarios, en el que fueron acusados de los diversos cargos que conoceremos aparte acompañados de algún comentario.


Durante muchos años se ha considerado que fueron condenados de los delitos que se les imputaban, pero la reciente aparición del Pergamino de Chinon, publicado por el Vaticano, lo desmiente categóricamente.


El documento fue redactado en esta población, cercana a Tours, en los días 17 al 20 de agosto del año siguiente y en él aparecen los interrogatorios realizados y la resolución papal, que exonera de culpabilidad a Jacques de Molay, Geoffrey Charney y sus seguidores, solicitando su absolución. Niega las acusaciones de traición, herejía y sodomía. Pero a pesar de esto, no pudo evitar que fueran llevados a la hoguera el 18 de marzo de 1314 para evitar un cisma en la Iglesia francesa, que tenía muchos otros problemas en ese momento.


La persecución de los templarios fue particularmente encarnizada en Francia. En España, Portugal o Escocia casi no se les acosó, y se les permitió reinsertarse en otras órdenes, como las de Montesa, Santiago y Calatrava. En Portugal se unieron a la Orden de Cristo, convirtiéndose en expertos marineros al mando de Enrique el Navegante.


El fin de la orden presenta algunos interrogantes. ¿Por qué una tropa tan bien pertrechada y tan poderosa se dejó detener tan fácilmente sin poner gran resistencia? La actitud que adoptaron los últimos Grandes Maestres hace pensar en que sabían que no podían seguir por el mismo camino y fueron ellos mismos quienes decidieron transformarse en “otra cosa” para poder seguir en busca de su objetivos, aunque nunca pensaron que llegarían a morir en la hoguera.


Dicen que Jacques de Molay, cuando estaba siendo quemado, antes de morir emplazó a Felipe IV, a Nogaret y a Clemente V para que se reunieran con él en el infierno antes de un año. Así sucedió, todos murieron en ese plazo, como si la maldición hubiera recibido beneplácito del mismísimo diablo, ansioso de terminar con todos los protagonistas de estos hechos.


Cuatrocientos setenta y nueve años más tarde, cuando el último de los Borbones fue ajusticiado por la plebe en París utilizando la guillotina, alguien entre los asistentes gritó: “Jacques de Molay, ya has sido vengado”.

¿Significa esto que la transformación había tenido lugar y que realmente desapareció el nombre, pero no el espíritu de la orden y su empeño de seguir influyendo en la política futura de Europa?


Parece ser que el espíritu del Temple trascendió el tiempo a través de seguidores que pertenecieron o crearon otras órdenes, como fueron los Francmasones, los Rosacruces, y posteriormente los Masones. La forma de interpretar el Universo de éstos, y las relaciones con su Creador, dieron lugar a la aparición de otro cuerpo simbólico extraordinariamente rico inspirado en conceptos de origen egipcio, como las pirámides, representación del mundo, bajo un ojo refulgente enmarcado por un triángulo. Dios el Gran Arquitecto de todo en toda su gloria.


En estos principios se inspiraron hitos como la abolición de la esclavitud, la Independencia norteamericana, la Revolución Francesa o la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

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