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lunes, 28 de enero de 2013

Evangelio dominical: El Espíritu del Señor está sobre mí



Desde la encomienda de Barcelona queremos compartir nuevamente con todos vosotros el evangelio de ayer domingo 27 de diciembre. Lo hacemos con la intención de que entre todos meditemos acerca de los versículos contenidos en las Sagradas Escrituras y de que éstos puedan servirnos para actuar en consecuencia con la fe cristiana.

Desde Temple Barcelona os recomendamos su profunda reflexión.

‘Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros,
tal como nos fueron transmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra.
Por eso, después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he decidido escribir para ti, excelentísimo Teófilo, un relato ordenado,
a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido.
Jesús volvió a Galilea con del poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región.
Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura.
Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos
y proclamar un año de gracia del Señor.
Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.
Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".’ (Lc 1, 1-4; 4, 14-21)

Reflexión:

El inicio del evangelio de san Lucas se referirse a que hubo un serio debate entre los discípulos a la hora de ordenar los hechos que acontecieron a la vida pública de Jesús para darlos a conocer con la mayor precisión posible. Se desconoce si Jesús de Nazaret escribió un ‘diario’ con sus revelaciones y vivencias. Aunque sabemos que sabía leer, se intuye que no fue así, que Él como Hijo de Dios era el Verbo encarnado, con lo cual no hizo falta dejar por escrito su Palabra. Les dio instrucciones precisas a sus discípulos para que de manera oral explicasen al mundo, la Buena Nueva. Lucas también nos manifiesta en estos versículos, que el inicio de la prédica del Ungido, la efectúa interpretando la Escritura. Jesús se iguala con Isaías, ambos llevan el Espíritu del Señor, imprescindible para obrar de manera divina. Aunque al principio Jesús se equiparase a los profetas, no quiere decir que Él sólo fuese un profeta, más adelante dará a conocer ‘su doble naturaleza’: Hijo de Hombre e Hijo de Dios.

Plegaria:

¡Señor! Ayúdanos a interpretar correctamente la Palabra para que se nos revele la sabiduría necesaria para obrar como unos verdaderos hijos de Dios.

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