© 2009-2019 La página templaria que habla de cultura, historia y religión - Especial 'Proceso de los templarios'

martes, 8 de enero de 2013

La Sábana Santa: la conexión templaria




Desde la encomienda de Barcelona volvemos a recobrar el apartado dedicado a saber más sobre la Sábana Santa y de sus lazos con la Orden del Temple. Por ello hemos vuelto a seleccionar un nuevo texto de la paleógrafa italiana Barbara Frale de su libro “I templari e la sindone di Cristo”.

Desde Temple Barcelona os deseamos que su contenido os sea de interés.

Ecce homo!

9.¿De Bizancio a Lirey?

Ian Wilson cree que el sudario-mandylion desapareció de Constantinopla durante el terrible saqueo que la ciudad tuvo que sufrir en el momento de la Cuarta Cruzada (1204). Quedó oculto por muchas décadas para reaparecer más tarde, en el año 1353, en Lirey, una pequeña ciudad en el centro de la Francia septentrional. Ese año, el caballero Geoffroy de Charny, portaestandarte en el ejército del rey Juan el Bueno, además de uno de los nobles más influyentes de la corte, donó la singular reliquia a la colegiata que acababa de fundar justamente en Lirey. El sudario comenzó a ser expuesto para la veneración como verdadero sudario de Cristo en una serie de exhibiciones solemnes que inflamaron de entusiasmo a los fieles y provocaron los celos del obispo local; una vez en manos de la familia de Saboya, tras pasar por diversas vicisitudes, fue guardado primero en Chambéry, cerca de la suntuosa Sainte-Chapelle del palacio ducal, y luego trasladada a Turín, donde se encuentra todavía hoy. Lo que sugirió a Wilson el vínculo de la Sábana Santa con la orden de los templarios fue la circunstancia de que el hombre que murió en la hoguera junto a Jacques de Molay se llamaba Geoffroy de Charny, es decir, exactamente igual que el propietario del sudario de Lirey.

Algunos objetan este último punto y sostienen que el primer poseedor del sudario es nombrado como Geoffroy de Charny, mientras que el apellido del preceptor templario de Normandía aparece en distintas formas en los diversos documentos que lo mencionan: como Charny, pero también Charneyo, Charnayo y Charniaco. A juicio de estos autores, habría una pequeña diferencia de sonidos, y eso bastaría para suponer que se trató de dos personas distintas. Me permito hacer notar que en un registro administrativo de la época del rey Felipe VI de Valois, el primer apellido del primer poseedor de la Sábana Santa figura bajo las formas Charneyo, Charni, Charnyo o bien Charniaco, en total coincidencia con su pariente templario Geoffroy, muerto en la hoguera el 18 de marzo de 1314 junto con Jacques de Molay.

Semejante razonamiento, que pretende extremar las sutilezas en el análisis de las variantes ortográficas del latín medieval, sólo puede colar entre quienes carezcan de toda práctica en documentos del Medievo. El discurso sería acertado si nuestro personaje hubiera vivido en la Francia de Napoleón o de Víctor Hugo, o en un mundo dominado por la imprenta, y, sobre todo, con una cultura ya oficialmente en francés. Para la sociedad medieval las cosas son muy distintas. Las actas del proceso contra los templarios, lo mismo que una cantidad incalculable de documentos de esa época, fueron escritas a mano, lo que significa que era fácil cometer pequeños errores; pero, sobre todo, las redactaban en latín unos notarios que practicaban la traducción simultánea mientras oían a los testigos hablar en su lengua nativa, en este caso el francés. En latín no existían todos los apellidos franceses, así que había que encontrar el modo de verter al latín estos sonidos a menudo muy particulares; se hacían adaptaciones, que podían muy bien diferir entre los diferentes notarios. Por esta razón encontramos que un mismo personaje es mencionado en formas a menudo muy distintas, y tal es la naturaleza de esas variaciones que, a nosotros hoy nos resultan casi ridículas. El apellido de Jacques de Molay figura escrito también como Malay, Malabo y Malart, mientras que el visitador de Occidente Hugues de Pérraud es llamado Parando, Peraudo, Penrado, Peralto, Peraut e incluso Peraldo, Paurando y Deperando. En el caso de los dignatarios de los templarios que vivieron antes del proceso, la situación es más curiosa aún: el apellido de Gilbert Erail aparece escrito también como Roral, Arayl, Herac, Eraclei y Eraclius, mientras que el de Robert de Sablé aparece como Sabolio, Sabluillio, Salburis, Sabloel y Sabloil. Este fenómeno también estaba a la orden del día en el registro de los papas medievales; en una misma carta, escrita por el mismo notario, sucede a menudo que el mismo apellido se vierte de maneras distintas. Si tuviéramos que juzgar los hechos en su realidad histórica, diría que los notarios han transcrito el nombre de Geoffroy de Charny con bastante fidelidad, seguramente mucho mejor que en otros casos semejantes.

Lo que podemos colegir de los documentos del proceso contra los templarios confirma la hipótesis de Wilson. Geoffroy de Charny pertenecía al estrecho círculo de los fieles de Jacques de Molay y era el único compaignon dou Maestre al que Nogaret reconoció tal poder en el Temple como para encerrarlo en la prisión de Chinon junto con los miembros del Estado Mayor: el tipo de aislamiento escogido y el hecho de negar al papa la posibilidad de interrogarlo hace suponer que Charny y los otros estaban en condiciones de prestar un testimonio decisivo. Geoffroy procedía de una familia de rango caballeresco y se había hecho templario en 1269, en la residencia de Étampes, diócesis de Sens: su ceremonia de ingreso fue celebrada por un alto dignatario templario llamado Amaury de La Roche, de quien hablaremos un poco más adelante, personaje de primer nivel en la orden del Temple, pero también hombre de grandes conexiones con la corona de Francia. Debió de tratarse de una ceremonia importante, dado que también el preceptor de París, Jean le Franceys, se trasladó desde su residencia para asistir a ella.

Nacido alrededor de 1250, en el año 1294 el caballero Geoffroy de Charny era responsable de la residencia de Villemoison, en Borgoña, y un año después, con tan sólo cuarenta y cinco años de edad, tenía bajo su responsabilidad la provincia templaria de Normandía; hizo una carrera prestigiosa, pero su poder y su prestigio en el Temple no se debían tan sólo al grado que ocupaba en la jerarquía de la orden. En efecto, las fuentes templarias documentaban que este hombre estuvo siempre muy cerca de la persona de Jacques de Molay; en 1303 estaba en la residencia de Marsella, donde asistió al ingreso de un joven servidor del gran maestre, encargado del cuidado de sus arneses y sus caballos, que fue recibido por Symon de Quince, por entonces superintendente en la travesía a Outremer. Marsella era el principal puerto francés de embarque a Oriente y ambos testimonios afirman que los frailes presentes en ese capítulo partieron luego hacia Chipre. Como una norma de los estatutos jerárquicos templarios prohibía a los preceptores de las provincias occidentales viajar a Outremer, salvo que obedecieran a una orden expresa del gran maestre, es seguro que Geoffroy de Charny se encontraba allí mientras viajaba con los otros frailes para unirse a Jacques de Molay.

No hay duda de que entre el gran maestre y Geoffroy de Charny había un fuerte vínculo de amistad: la crónica conocida como Continuación de Guillaume de Nangís recuerda que el preceptor de Normandía fue la única persona que quiso seguir a Molay a la hoguera, gritando a la multitud, durante la última oportunidad de defensa que se les concedió, que el Temple era inocente y no había traicionado la fe cristiana. Geoffroy de Charny parece estar siempre entre las autoridades más importantes del Temple.

Pero hay además otro detalle. Si consideramos los documentos del proceso en su totalidad, observamos que el preceptor de Normandía, Geoffroy de Charny, era conocido por los hermanos de la orden incluso con un apodo que indicaba su región de origen, como si hoy dijéramos “el toscano” o “el siciliano”. A Charny lo llamaban también le berruyer, que en francés del siglo XIV significaba “originario de Berry”, la región hoy llamada Champagne berrichone y que en la Baja Edad Media se hallaba enclavada entre dos grandes potentados feudales: el conde de Champagne y el duque de Borgoña. Es precisamente la zona donde vivieron y florecieron los Charny, que en realidad se vieron siempre obligados a moverse con habilidad en el difícil juego de poderes que imponía la presencia de estos dos grandes señores.

Con toda probabilidad, el preceptor templario de Normandía, Geoffroy de Charny, y el portaestandarte de Francia, que a mediados del siglo XIV estaba en posesión de la Sábana Santa, pertenecían a la misma familia, aun cuando las fuentes no nos permitan precisar con exactitud el vínculo de parentesco que existía entre ellos. Los de Charny se habían vinculado con la orden del Temple a finales del siglo XII: en 1170 Guy vendió un bosque al Temple, pero once años después, sus hijos Haton y Symon donarán a la orden quince arpentos de tierra, mientras que en 1281 otro miembro del linaje, Adam, donaría a la orden el feudo de Valbardin. Merece la pena observar que, a menudo, esas donaciones se hacían en calidad de “dote” por el hijo que entraba en la orden. El dominio templario en Charny no estaba a más de un cuarto de legua de la comandancia. Gracias al cartulario de Provins sabemos que en 1241 vivían un templario llamado Hugues de Charny, que bien podría ser un tío del futuro preceptor de Normandía.

La familia tuvo cierta implicación (aunque indirecta) en otro acontecimiento que afectó de cerca de la Sábana Santa: la Cuarta Cruzada, con el tremendo saqueo de Constantinopla durante el cual la reliquia desapareció. El conde Guillaume de Champlitte, uno de los principales barones que participaron en la toma de Constantinopla, luego príncipe de Acaia, se casó con Isabel, del linaje de Mont Saint-Jean, señores de Charny. Ya a mediados del siglo XII, el feudo de Charny y último hijo del rey de Francia Luis el Gordo, era el padre de Pedro II de Courtenay, destinado a convertirse en emperador de Constantinopla en 1205; un año después de la conquista de la capital griega, es decir, precisamente en 1205, un personaje del linaje de Courtenay residión en el castillo de Charny. Más tarde, cuando los griegos recuperaron el control del Imperio de Oriente, los de Charny mantuvieron relaciones concretas con los feudos que allí se habían creado; a comienzos del siglo XIV, el caballero Dreux de Charny se casó con Agnès, mujer de la nobleza y heredera de la señoría griega de Vostzitza.

No obstante, las fuentes conocidas indican que la familia de Charny no entró en posesión de la Sábana Santa al día siguiente del gran saqueo, sino muchos decenios más tarde.


No hay comentarios:

Publicar un comentario